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jueves, 31 de julio de 2014

JULIO COMIENZA EN JULIO




FICHA TECNICA

Título: JULIO COMIENZA EN JULIO
Dirección: Silvio Caiozzi
Guión: Gustavo Frías
Dirección de Fotografía y Cámara: Nelson Fuentes
Producción Ejecutiva: Silvio Caiozzi / Alberto Célèry / Nelson Fuentes
Música Original y arreglos: Luis Advis
Formato: 35 mm 
color sepia
Duración:120 minutos
Año de Producción: 1979

FICHA ARTISTICA

Felipe Rabat: Don Julio
Juan Cristobal Meza: Julito
Schlomit Baytelman: María
Ana González: Teresa
Luis Alarcón: Tío Alberto
José Manuel Salcedo: Maturana
Elsa Alarcón: Abuela
Jorge Alvarez: Cura Párroco
Rafael Benavente:Prior Franciscano
Tenyson Ferrada: Tío Aurelio
Delfina Guzmán: Viuda de Otaraiza
Gloria Münchmeyer: Josefina
Fritz Stein: Filiberto
Lucy Salgado: Alicia
Marion Soto: Sra. Alicia
Nissim Sharim: Médico
Jaime Vadell: Torres
Jorge Yañez: Merejo



La película se rodó en Pirque y Calera de Tango (como extraña 
coincidencia, la película comenzó a rodarse en julio de 1976). 
Se contaba con un presupuesto muy reducido, por lo que actores 
y técnicos cobraron montos mínimos por participar en ella.
Fue filmada en formato 16 mm y en blanco y negro, siendo 
traspasada posteriormente a 35 mm y a formato sepia en
 laboratorios de Estados Unidos[i]

PREMIOS:

- Selección Quincena de Realizadores – 
Festival Internacional de Cine de Cannes, Francia
- Mejor Película Premio Colon de Oro, 
Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España
- Mejor Película Premio de laCrítica, 
Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, España
- Mejor Película Chilena, 
Festival de Cine UC , Chile
- Premio Encina, Grupo Cámara Chile


COMENTARIOS:


Hay películas que deben cargar con el peso de la historia sin habérselo 
propuesto concientemente, aunque no es posible pensar en una 
ingenuidad en este caso, tratándose del único largometraje realizado 
en un país que sufría una sequía productiva impuesta por las 
circunstancias del momento: los difíciles años setenta.

Este afamado filme de Silvio Caiozzi carga además con la responsabilidad 
adicional de haber sido declarado "el mejor filme chileno" en una 
encuesta pública realizada hace algunos años. Es probable que no lo sea, 
ni tampoco el más popular, pero es muy significativo que los temas 
que aborda se adhieran con tanta precisión al momento en que fue filmado 
que casi hizo necesario que la acción se desarrollara en el pasado y 
en el campo, espacio mítico nacional por excelencia.

La historia del crecimiento de un adolescente y la violenta toma de 
conciencia de su lugar en el mundo, parecieran la alegoría de un Chile 
sometido a una dictadura que obligatoriamente impusiera una maduración 
acelerada, mediante coerciones y despotismo nada ilustrados. 
Afortunadamente Caiozzi, con la humildad del buen artesano, 
no se engolosina con esta lectura y se limita a ilustrar cuidadosamente 
la anécdota, enfatizando los aspectos formales al punto peligroso del esteticismo.

Dotado de gusto fotográfico, natural en quien se formó profesionalmente 
en esa disciplina y la ejerció en la publicidad, y de perspicacia en la 
dirección de actores, Caiozzi posee también una minuciosa mirada 
escenográfica, que en una película de época como esta es una virtud 
indispensable. Si a eso añadimos la prudente obediencia al guión tenemos 
todas las razones de un prestigio bien ganado. A pesar de las 
ramificaciones de la historia y de la abundancia de personajes, 
el relato se sostiene gracias a las sobrias actuaciones protagónicas y 
a la cuidadosa ambientación de una casa patronal de comienzos del siglo XX. 
En las escenas de conjunto, que no son pocas, el pulso narrativo se suele 
acelerar y la cámara comienza a jugar más de la cuenta, dejando a los 
personajes secundarios esbozados a brochazos gruesos, pero sin que 
esto haga perder el rumbo de la historia.


Pero el tiempo no pasa en vano, a pesar de la válida permanencia de todo 
el conjunto. Por aquí y por allá el cineasta parece desconfiar de sus 
personajes y su mundo, e interviene para explicitar lo que debía sólo sugerir, 
problema de generosa presencia en nuestro cine e índice de un 
proceso de maduración paulatina. Al imponerse la esmerada forma 
sobre las vivencias auténticas del relato, éste no nos convoca a hacerlo 
parte de nuestro fuero íntimo, impidiendo así la profundidad que el 
ambicioso tema exigía. La escena final recurre al énfasis de 
montaje para conmovernos con algo que el guión no pareció preparar 
con suficiente rigor. Signos quizás de la precariedad de la época en que
 la película se filmó. O tal vez la expresión de una búsqueda identitaria 
aun incompleta.

De hecho tres elementos principales explican que Julio comienza 
en Julio siga ocupando un lugar de privilegio en nuestro imaginario cultural.

A saber: la ambientación en el mundo campesino. Hoy seremos todo lo 
urbanos y tecnológicos que queramos, pero sabemos perfectamente 
que nuestro origen como nación viene de una larga tradición agraria y 
de sus rigores, misterios y rituales. No es la única película que ha 
ocupado tal escenario, pero lo ha hecho mejor que las demás y 
 en el oportuno momento en que la vida urbana tenía mucho de pesadilla 
cotidiana.

Segundo: el motivo del padre ausente. El gran señor y rajadiablos de 
literaria matriz afonda su origen en un ordenamiento social tan odiado 
como funcional a la política de un país surgido más de las disciplinas 
masculinas que de las abundancias naturales. Después de todo el 
país se lo han construido a pulso un montón de huachos 
 desobedientes o de ordenados hijos de sus privilegios. 
Nada muy espontáneo ni muy emocionalmente satisfactorio. 
Don Julio, el dictador y Ricardo Lagos son parte de nuestra tradición.

Esto nos lleva al tercer elemento: el sexual. Julito al enamorarse de la 
prostituta corre el riesgo de poner en jaque el orden distanciado entre 
las cosas y las emociones. Sólo aprovechándose de lo heredable 
es que podrá obtener satisfacción plena, no enamorándose del objeto 
de sus deseos. Así podemos reconocer el ordenamiento familiar de la 
nación, como el de una castración emocional, pero funcional en 
 términos políticos y económicos. Desgraciadamente es el tema menos 
explorado en la película, en parte por la actriz que interpreta a la prostituta, 
 carente del componente mestizo que la habrían hecho más real y que 
nos habrían recordado que como país fuimos concebidos detrás de la 
puerta oficial de todas las instituciones occidentales. Los personajes
femeninos de la película al carecer de la fuerza y el relieve necesarios 
no ponen en verdadero peligro nada del mundo de los Julios y reduce 
el relato a una mera escaramuza adolescente, perfectamente cerrada 
sobre sí misma.

Pero hay que reconocer que la cercanía a los grandes temas 
fundamentales de nuestra identidad y de nuestras circunstancias 
políticas fue una brillante intuición que pocas veces el cine chileno 
ha tenido, que puede ser la razón misma de su importancia histórica 
y de la elección que el público ha hecho de ella.[ii]






Caiozzi, director y productor de cine y televisión, nació en Santiago el
3 de julio de 1944. Graduado como Bachelor of Arts in Communications 
en el Columbia College de Chicago en 1967, ha desempeñado una prolífica 
labor fílmica, al mismo tiempo que ha desempeñado cargos de importancia, 
entre ellos, Presidente de la Asociación de Productores de Cine y TV de Chile 
en los años 1989, 1990, 1996, 1997 y 2000; miembro del Consejo Nacional de 
Televisión de 1992-1994. También ha participado como jurado en diversos 
festivales de cine como por ejemplo el Festival Internacional de Cine 
de Huelva, España (1980), el Festival Internacional de Trieste, Italia 
(1991), y el Festival Internacional de La Habana, Cuba (1994).
Fue condecorado con la Orden Nacional al Mérito otorgada por el Presidente  
de la República Francesa en 1997.
Entre sus películas destacan: Julio comienza en Julio (1979, largometraje), 
La Luna en el Espejo (1990, largometraje), Fernando ha Vuelto 
(1998, documental), Coronación (2000, largometraje) y Cachimba 
(2004, largometraje).
Silvio Caiozzi ha rodado varias películas basadas en textos literarios, 
en 1976 estrenó Julio comienza en Julio, basada en una novela de Gustavo 
Frías; en 1990 La luna en el espejo y en el 2000 Coronación, inspiradas 
en narraciones de José Donoso. Consultado por su constante recurrencia 
a textos literarios para la realización de sus películas señaló: "Admito mi 
carencia frente a lo que es la literatura. No soy buen escritor y es por eso 
que debo trabajar con un literato. Sé hacer funcionar a los personajes, pero 
no cabe duda que no nací dramaturgo. Y porque no desprecio al dramaturgo, 
sino al revés, lo valoro tremendamente, debo recurrir a él, porque creo 
en la estructura dramática. Yo me siento limitado en ese campo y lo 
reconozco, pero no pretendo cubrirlo" (Guzmán Errázuriz, Rosario. "Silvio 
Caiozzi un hombre que hace lo que quiere", MasterClub, (47): 56, septiembre, 
1990).[iii]

Silvio Caiozzi fue uno de los pocos cineastas pertenecientes al Nuevo Cine
chileno, junto con Carlos Flores, que no se exilió luego del golpe de Estado
de 1973, y casi el único que estrenó en los difíciles primeros años de la dictadura. 
Habiendo iniciado su carrera como director de fotografía (cargo que ocupó 
en Nadie dijo nada y Palomita Blanca de Raul Ruiz), estrenó su primer 
largometraje en el difícil año de 1974, en codirección con Pablo Perelman, 
A la sombra del sol. Dedicado principalmente a la publicidad, Caiozzi 
encara en 1976 la filmación de Julio Comienza en Julio, que logrará 
estrenar sólo en 1979. La historia gira en torno a la relación entre un 
adolescente y una prostituta, ambientado en un fondo histórico en donde 
se advierte una crítica social a la realidad del latifundio y su cultura de 
dominación social. El gran esfuerzo de ambientación escénica, que 
caracterizarán al cine de Caiozzi, fue recompensado con gran asistencia 
de público y algunos reconocimientos internacionales como el primer 
premio en el Festival Iberoamericano de Huelva de 1979 y su inclusión 
en la Quincena de Realizadores de Cannes del mismo año. En 1999 
fue elegida como "mejor película del siglo" en Chile, luego de una votación 
organizada en la ciudad de Santiago (iv)


CITAS:


[i] http://www.buenastareas.com/ensayos/Julio-Comienza-En-Julio/515705.html
[ii] http://www.cinechile.cl/crit&estud-8
[iii] http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-92841.html
[iv] http://www.memoriachilena.cl/602/w3-articl

domingo, 27 de julio de 2014

MADEINUSA

Made in USA





Made in USA
Título
Made in USA
Ficha técnica
·         Claudia Llosa
José María Morales, Antonio Chavarrías, Claudia Llosa
Datos y cifras
País(es)
Duración
100 minutos
Idioma(s)
Madeinusa es una película peruana de coproducción peruano-españoladirigida por Claudia Llosa y estrenada en 2005.
Argumento


Un joven limeño, Salvador (Carlos de la Torre), llega a un pueblo imaginario de los Andes peruanos llamado Manayaycuna ("el pueblo al que nadie puede entrar" en Quechua) durante la Semana Santa. En el pueblo se sigue una tradición de acuerdo a la cual durante Tiempo Santo (desde las tres de la tarde del Viernes Santo hasta la seis de la mañana del Domingo de Resurrección) nada se considera pecado, ya que Dios ha muerto y no puede ver lo que pasa. Durante su estancia en el pueblo, Salvador conoce a Madeinusa (Magaly Solier) y entablan una relación. Después de algunos sucesos, decide aceptar su pedido y llevarla a Lima. Sin embargo, esto no será posible de concretar.
Rodaje y escenarios
Fue filmada en un pueblo llamado Canrey Chico, en la Provincia de Huaraz.
Curiosidades[editar]
Manayaycuna en quechua significa "donde no puedes entrar".
La protagonista tiene de nombre Madeinusa, que es una palabra en inglés que significa "Hecho en Estados Unidos" (Made in USA).[i]

La película Madeinusa, de la peruana Claudia Llosa, ha recibido este año una importante distinción internacional. Sin embargo su contenido ha causado controversia y polémica.
Publicamos tres opiniones con distintas opiniones sobre el tema pertenecientes a Pilar Roca, Diego Chang y Wilfredo Ardito y que vienen circulando por la Internet. Esperamos que nuestros lectores, de manera especial los que han visto la película en mención, ingresen sus comentarios.
Madeinusa o el insulto hecho cine, por Pilar Roca
El día de ayer fui a ver Madeinusa a la sala 8 del cine Planet (Jr. De la unión). Pocas veces en mi vida he sentido tanto malestar al ver una película, ¿Por qué? ¿De qué se trataba? Bueno, tal vez ustedes no la hayan visto pues en la función de las 7.50 del sábado, éramos apenas 65 espectadores.
Trataré de analizar mis propios cuestionamientos: Una película no sólo posee cualidades formales, vale decir, técnicas e interpretativas. También tiene un contenido, una manera de expresar ideas, conceptos, valores, usos y costumbres, ideología en suma. Por eso decimos que el cine es la cara de un país.
No es intención de esta nota hacer un análisis del guión, la fotografía , la música, la actuación o la edición. ¡No! Me voy a referir, porque lo considero necesario ya que la crítica ha bajado las banderas, no se si por afinidad ideológica o por el premio de la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica (FIPRECI) , a la imagen que proyecta no sólo de la mujer campesina sino de los pueblos andinos en su conjunto, a los que calumnia sin piedad.
El tema: Los indios ignorantes, brutos y primitivos están tan cautivados por lo foráneo que le han puesto por nombre Madeinusa a una ingenua niña del poblado. Encima son tan perversos que maltratan a un pobre jovencito limeño que por azar del destino llega a su comunidad en donde el pecado está permitido pues se ha muerto Dios y nada ve. Suponemos que se trata de la Semana Santa.
La ingenua niña lo elige a él precisamente para perder su virginidad sin caer en pecado y ver si le liga en suerte viajar a Lima y vivir la fantasía que su madre le ha provocado al abandonarlas junto a un padre borracho y estrupador y a una hermana envidiosa. Ni ella ni su hermana (tampoco el pueblo, por supuesto) consideran impropio que el padre se acueste con sus hijas si esto ocurre en el Tiempo santo donde el Señor ha muerto y, por consiguiente, nada ve ni tiene poder para juzgar los pecados y debilidades de los hombres.
Es inevitable, a estas alturas del dislate fílmico, asociar semejante calumnia a los pueblos andinos, con la pretendida confusión que los comuneros de Uchuracay cometieron con los periodistas mártires de ese lejano y emblemático pueblecito serrano. Para ellos era lo mismo, como lo puso en letras de molde en su informe el pariente de la directora, una cámara fotográfica que un fusil de guerra. Tan bestias y miopes eran como estos serranos que aparecen en la pantalla violando a sus hijas, emborrachándose hasta el cansancio y traicionando el candor de un limeñito de clase alta que cometió la imprudencia de aproximar su bella humanidad a ese infierno en miniatura.
Tal vez por eso mismo el CONACINE dotó al millonario presupuesto de la película con sabe Dios cuántos miles de dólares adicionales, al haberla premiado en uno de sus polémicos concursos. Ahora, para que El tiempo santo termine de asombrarnos, pretende matricular esta calumnia fílmica como candidata del Perú al Oscar, es decir a esa especie de Premio Nóbel de la cinematografía que tan elusivo ha sido para el pariente en el campo de la literatura.
¿Tendremos que acudir a la Defensoría del pueblo para que nos proteja de semejantes dislates del CONACINE? ¿Sabia Ud. que el dinero que regaló CONACINE para alimentar semejante calumnia sale de su bolsillo? Bueno, así ocurre en este país donde con el dinero público hacen cera y pabilo los que tienen acceso a sus arcas.

Comentario de Diego Chang Prado (circulado por Internet)
Hasta donde sabemos, la película está dentro del género ficción y todo lo que allí sucede (alcohol, sexo, incesto, envidia, sueños, limeños, indios, etc…) debe entenderse como eso, FICCIÓN. Ahora, que muchas cosas coincidan con la realidad no debe entenderse como algo necesariamente cierto. En todo caso, los productores debieron hacer una advertencia al inicio de la misma: “Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia”.
Todos sabemos que el Perú es mucho más que una película y cualquier mortal en sano juicio e inteligencia no se tragaría dicha historia como parte de “nuestra historia”.
Algo más: la película fue una coproducción española y cubana (www.elpais.es) y recibió fondos del Ministerio de Cultura Español y del Gobierno de Catalunya (se detalla en los créditos de la película). El CONACINE aportó S/. 235 000 (www.inc.gob.pe/textos/nota6.doc) y este premio se evaluó por un consejo multidisciplinario de profesionales ligados al mundo académico, cultura y cinematografía (entre ellos, el Dr. Salomón Lerner, el de la CVR).
Son puntos de vista, decir que la película es un “insulto” es aceptable, cada quién tiene su propia sensación y eso se respeta. Personalmente, no me parece un insulto sino más bien, un intento de contar historias a través de la lente. Asimismo, los premios obtenidos internacionalmente reconocen un buen trabajo.
Más tolerancia, sana discusión y buena onda. Más daño a nuestra imagen de Nación nos han hecho Fujimori y Montesinos que una simple película.

-¿Por qué no dan ya Rin-Tin-Tin? –pregunté a mi mamá, hace ya varias décadas.
-Porque ponía muy mal a los indios –me explicó ella.
Informaré, a los menores de 35 años, que Rin-Tin-Tin era un perro pastor alemán, protagonista de una serie de televisión donde se le presentaba como mascota de un fuerte en el Oeste de Estados Unidos. La serie narraba sus aventuras, junto con los soldados que aseguraban el dominio sobre los crueles y violentos indios.
Probablemente, el gobierno de Velasco decidió que era un mensaje demasiado nocivo y los niños de esa época tuvimos que conformarnos con las aventuras de otros animalitos como Lassie, Flipper o Skippy (no hay mucho espacio para explicar quiénes eran).
Actualmente, sería impensable producir en Estados Unidos una serie como Rin-Tin-Tin y tampoco una película como Madeinusa, que mostrase un poblado indígena habitado por seres alcoholizados, primitivos y violentos, capaces de encerrar sin mayor motivo a un forastero blanco e ingenuo.
Claudia Llosa, guionista y directora, distorsionando toda la cosmovisión andina, diseña una comunidad donde el adulterio y el incesto son aprobados. Transforma las tradiciones más solemnes, como las relativas a la Semana Santa, en grotescas orgías. El mismo nombre que da a la protagonista y a la película refleja una percepción sobre los campesinos como exóticos e ignorantes. Los defensores de Claudia Llosa sostienen que por tratarse de una obra de ficción, es un error pretender juzgar el contenido de Madeinusa. Es el mismo argumento que usaba Jorge Benavides, al señalar que La Paisana Jacinta era un personaje ficticio, que no buscaba ofender a nadie.
Con mucha frecuencia, el autor de una obra de ficción transmite un determinado mensaje y a nadie debería censurarse por comentarlo o rechazarlo. Esto último sucedería, por ejemplo, si una película ensalzara la lucha de Abimael Guzmán, negara el holocausto de seis millones de judíos o difundiera la versión del VicePresidente Giampietri sobre el conflicto armado en el Perú. En el caso del cine, además del guión, el mensaje puede transmitirse mediante la elección de los actores, sus rasgos físicos, la ambientación, los encuadres y la solidaridad o el rechazo que cada personaje pretende generar en los espectadores.
Personalmente, mientras veía Madeinusa no podía dejar de recordar El Nacimiento de una Nación, dirigida por David Griffith, que tuvo tres millones de espectadores en Estados Unidos en 1915. Mediante personajes de ficción, se muestra el nacimiento del Ku Klux Klan, como la única forma en que los heroicos blancos logran proteger a sus mujeres de ser violadas por los malvados negros. Actualmente, se sostiene que la película perjudicó mucho la imagen de los negros en Estados Unidos, haciendo que fueran vistos, por ejemplo, como incapaces para desempeñar cargos públicos… y, sin embargo, son mucho menos malvados que los campesinos andinos presentados por Claudia Llosa.
Es lamentable además el contraste entre la acogida de la crítica y las distribuidoras de películas hacia Madeinusa con su indiferencia hacia cineastas andinos como Flaviano Quispe, un director puneño que no ha obtenido financiamiento catalán o del Conacine y trabaja con sus propios recursos. Sus películas apenas si tienen distribución en Lima, aunque generen furor en otras localidades. Yo pude ver una de ellas, una versión altiplánica de Oliverio Twist, llena de suspenso, desde el nacimiento del protagonista hasta sus aventuras en Juliaca. Numerosos personajes se entrelazan en una sólida trama, abismalmente superior a Madeinusa. En Jarjacha, una sobrecogedora película ayacuchana, el centro de la trama es también un caso de incesto, pero los hechos son condenados por la población, y a pesar que se basa en los mitos andinos, resulta siendo mucho más verosímil.
Volviendo a Griffith, a pesar del éxito de taquila de El Nacimiento de una Nación, las críticas por sus planteamientos racistas lo llevaron a presentar un mensaje muy diferente en sus posteriores películas. Así surgió la espectacular Intolerancia, que logra capturar la atención del público a pesar de estar narrada en cuatro épocas paralelas (la antigua Babilonia, el tiempo de Jesús, la masacre de los hugonotes y el tiempo presente), manteniendo como argumento las terribles consecuencias de los prejuicios en la historia de la humanidad. Más intimista es Pimpollos Rotos, cuyo protagonista es un chino (un anglosajón maquillado, naturalmente), víctima del racismo en Londres.
Esperemos que, si Claudia Llosa persiste en dirigir películas, abandone los estereotipos racistas. Le conviene saber que, a pesar de sus esfuerzos, Griffith nunca pudo librarse de ese estigma y por eso, hace pocos años, se retiró su nombre de uno de los principales premios para directores cinematográficos. Sería muy conveniente que ella aceptase que su película ha ofendido a muchos de sus compatriotas, así como a varios extranjeros que trabajan en el Perú. Sería más conveniente, aún, que pensase en disculparse[ii]



Hispanorama: Una peruana que vive en Barcelona representa a España en el Festival de cine independiente de Sundance, organizado en Utah EE.UU. bajo el patrocinio del actorRobert Redford.
La película se llama Madeinusa y es una coproducción hispano-peruana dirigida porClaudia Llosa.

Claudia Llosa: Madeinusa es la historia de una niña que vive en un pueblo perdido de la cordillera del Perú. En este pueblo se enquista una especie de tradición que a partir del Viernes Santo a las 3 de la tarde, cuando Cristo muere crucificado, el pueblo entero cree que Dios está muerto y que por lo tanto no les ve, y que por lo tanto no hay pecados.
O sea que pueden hacer lo que quieran…
Pueden hacer lo que quieran sin remordimiento alguno, hasta el domingo a las 6 de la mañana, en que todo vuelve a la normalidad y todo vuelve a su sitio, y eso año tras año. Yo me centro en la familia de Madeinusa, ella vive con su padre, el alcalde, el cacique y promotor de esta tradición, y su hermana Chale, y digamos la historia se inicia con la llegada de un cuarto elemento, del personaje Salvador, que es un joven limeño que se ve obligado a quedarse en el pueblo y que viene un poco a cuestionar toda esta cuestión.
Con la llegada de este joven un poco cambia todo el destino de la muchacha, o sea ahí se estremece todo… ya tendrán que ver la película para enterarse de más cositas, ¿no?.

Una peruana, que vive en Barcelona y coloca en Sundance esta película titulada Madeinusa.
Madeinusa en realidad es un nombre muy común en Perú. Creo que si eres latino más o menos has podido escuchar alguna vez un nombre tipo ‘Usnavy’ o ‘Darling’ o ‘John F. Kennedy Jr.’, ese tipo de cosas… A mi el nombre ‘Madeinusa’ me tocó desde siempre, y es una película que maneja mucho el concepto del sincretismo, la mezcla, la interpretación de todo lo que ha ido generando una nueva cultura peruana, lo que ahora se llama la ‘cultura chicha’. Es una película muy colorista y que de alguna manera surgió creo que desde mi lejanía precisamente, ¿no? Yo al comienzo vivía en Madrid, estaba estudiando allá, y creo que producto de la nostalgia y de la necesidad de acercarme a mi tierra pues empecé a hacer mi propia reinterpretación de ella, y así empezó todo. Yo finalmente la terminé de escribir en Barcelona donde radico actualmente, y la mandé como cosa que uno hace sin pensar al Festival de La Habana y ahí ganamos como Mejor Guión Inédito, y es ahí realmente donde se empieza a cocer toda la aventura que ha sido a partir del año pasado. El premio de La Habana me abrió muchísimas puertas, no solo con productoras que podían interesarse, sino en diferentes becas o cositas que se forman alrededor del cine. Nos fuimos también a la Fundación Carolina en Madrid con el proyecto, estuvimos asesorándonos con Paz Alicia Garciadiego, con Alicia Luna, bueno ha sido una experiencia, un año fantástico de analizar y revisar el guión hasta que finalmente Wanda, Jose María Morales y acá en Barcelona, Oberon Cinematográfica, Antonio Chavarrías, decidieron apostar por Madeinusa, y apostar por mí. Yo nunca había dirigido nada.
¿Es tu primera película? ¿Es una ópera prima?
Si, si, es una ópera prima en todos los aspectos, yo era tan virgen como Madeinusa y bueno… fue como ¡venga va, la hacemos! Era la primera vez que coproducían con Perú, la primera vez que trabajaban con una peruana, vamos y ha sido fantástico.
¿Rodasteis en Perú?
Rodamos toda la película en Perú y hemos postproducido todo acá en Barcelona, fueron 6 semanas de rodaje en un pueblecito de la sierra que queda a 9 horas de Lima, toda la gente que sale en la película es gente del pueblo, nos ayudaban en el decorado, en prestarnos las cosas, hacían las fiestas, bueno, yo creo que el espíritu de ese pueblo está totalmente plasmado en la película.
¿Los actores son tan nuevos como tu?
Los actores son tan nuevos como yo, creo que es un reparto muy junior en todos los aspectos, todos son no actores profesionales, en realidad a Madeinusa, a Magaly Solier yo la encontré, de casualidad totalmente, en un viaje de locación que hice en Ayacucho, al sur de Lima, porque quería ir a ver una de las iglesias, una de las ceremonias que se hacía en Semana Santa, que fue muy importante para mí a la hora de escribir la película.
Querías empaparte.
Quería volver a empaparme de todo aquello, ¿no? ya vivía acá muchos años y estaba con ganas de volver a reencontrarme con ese mundo y (Magaly) me estaba esperando casi como si fuera todo de Dios, sentadita en las escaleras de esa iglesia y yo cuando la vi me enamoré, me enamoré por completo, ella nunca había ido al cine anteriormente, creo que la he llevado al cine y nunca lo había visto, en realidad. Es una niña que vamos, que tiene un talento innato impresionante, ella ha compuesto tres de las canciones que salen en la película.
Es la protagonista.
Es la protagonista absoluta, y luego están el padre y la hermana que también son casos muy divertidos, el padre (Ubaldo Huamán) era un cómico ambulante, es un cómico ambulante muy querido en el ambiente popular en Lima. Y Yiyi (Yiliana Chong) que es la actriz que es Chale, es también una chica que nunca había hecho nada y lo mismo con Salvador. Entonces realmente ha sido un trabajo muy horizontal, casi de amistad, así de empaparnos mutuamente de la historia y vamos, llegar a tener como una especie de conexión, como de corazón, no sé.
Diciembre de 2005

 madeinusa


[1] http://www.cinencuentro.com/madeinusa/entrevista-claudia-llosa/



[i] es.wikipedia.org/wiki/Madeinusa
[ii] http://servindi.org/actualidad/1134