HARRY EL SUCIO
Harry, el sucio (Dirty Harry) es una película estadounidense de 1971 dirigida por Don Siegel. Protagonizada por Clint Eastwood, Andrew Robinson, Reni Santoni, John Vernon, y Harry Guardino en los papeles principales.
Tuvo cuatro secuelas Harry el fuerte (1973), Harry, el ejecutor (1976), Impacto súbito (1983), y The Dead Pool (1988).
FICHA TÉCNICA
Título Dirty Harry (Harry, el sucio)
Dirección Don Siegel
Producción Don Siegel
Guion Harry Julian Fink, R.M. Fink, Dean Riesner, John Milius, Terrence Malick
Música Lalo Schifrin
Fotografía Bruce Surtees
Montaje Carl Pingitore
Protagonistas Clint Eastwood, Andrew Robinson, Reni Santoni, John Vernon
Harry Guardino, John Larch, John Mitchum
País(es) Estados Unidos
Año 1971
Género Policial
Duración 102 minutos
Productora The Malpaso Company, Warner Bros. Pictures
Reparto
• Inspector Harry Callahan: Clint Eastwood
• `Scorpio´: Andy Robinson Rogelio Hernández
• Inspector Chico González: Reni Santoni
• Teniente Bressler: Harry Guardino
• Alcalde: John Vernon
• Jefe de policía: John Larch
• Fiscal William Roto: Josef Sommer
• Jaffe, camarero: Woodrow Parfrey
TRAMA
Un asesino en serie (Andrew Robinson) anda suelto en San Francisco matando civiles desde las azoteas con un fusil de precisión. Apodado Scorpio, chantajea a la ciudad y amenaza con matar a una persona cada día, hasta que se le pague un rescate. Su segundo intento de asesinato es evitado por un helicóptero policial, pero escapa y consigue matar al día siguiente. La policía cree entonces que es muy posible que vuelva al mismo lugar para intentar matar de nuevo.
Los policías Callahan (Clint Eastwood) y Chico (Reni Santoni) le esperan allí y evitan el asesinato de su objetivo, un sacerdote católico. Sin embargo, logra escapar nuevamente matando a un agente en el camino. Posteriormente secuestra a una adolescente, la viola, tortura y la encierra en un foso. Eleva el rescate y afirma que debe ser pagado rápidamente pues a la chica sólo le queda aire hasta las 3:00 de la siguiente mañana.
El alcalde (John Vernon) decide entregarle el dinero y envía a Callahan para tal misión. Scorpio le hace deambular por toda la ciudad, de cabina telefónica en cabina telefónica desde donde le envía al siguiente punto. Finalmente, se enfrenta a Callahan y se lleva el dinero, pero agrede a Callahan y amenaza con matarle a él y a la chica. Chico había seguido a Callahan oculto todo el trayecto y entra en escena, intercambiando disparos con el asesino, Callahan logra apuñalar a Scorpio desde el suelo, con una navaja que llevaba oculta. Scorpio escapa herido en el muslo, sin el dinero. Callahan recorre los policlínicos buscando alguna pista de Scorpio. Un médico que había tratado a Scorpio le reconoce y le dice a Callahan que el portero del estadio del otro lado de la calle le deja vivir allí. Callahan irrumpe en su habitación sin una orden judicial, le persigue por todo el terreno de juego deteniéndole con un disparo en la pierna. En ese momento, le tortura pisándole la pierna herida para poder saber el lugar donde está enterrada la chica.
Se logra encontrar a la chica, pero ya está muerta, Scorpio es liberado sin cargos por haber sido detenido por medios irregulares y bajo tortura. Posteriormente, Scorpio le paga a un matón para que lo golpee en el rostro y así culpar a Callahan de brutalidad policial. Finalmente, Scorpio secuestra un autobús escolar y exige otro rescate, más un avión. El alcalde insiste en acceder a sus demandas, pero Callahan le persigue bajo su cuenta y riesgo y logra rescatar en último término a los niños y matar a Scorpio.
MISCELÁNEA
• El filme estuvo prohibido en Finlandia hasta 1972 y censurado en Noruega y Portugal.
• Las escenas se rodaron en exteriores reales de la ciudad de San Francisco; excepto la del atraco del banco, que fue filmada en una falsa calle de estudio para mayor seguridad, pues requería muchos efectos especiales.
• En la escena de la huida de los atracadores del banco, se puede ver un cine en el que se está proyectando Escalofrío en la noche, primera película de Eastwood como director, y en la que Don Siegel tenía un pequeño papel como actor.
• Clint Eastwood rodó personalmente todas las escenas de riesgo.
En las primeras tomas que se hicieron de la película, en realidad el arma usada por Eastwood era un Remington cal. .41 magnum, debido a que en ese momento no había ningún cal. 44 para enviar a los sets de filmación. Externamente, ambas armas son iguales, por eso se aceptó, con condición que se haga ninguna toma de frente, para evitar que se note la diferencia de calibres en el orificio del cañón.(1)
COMENTARIOS
Fue la primera aparición del inspector Harry "el Sucio" Callahan del Departamento de Policía de San Francisco, interpretado por Clint Eastwood.
El irónico retrato de Clint Eastwood como el inspector obtuso, cínico y heterodoxo que aparentemente siempre está en conflicto con sus jefes asienta el estilo para sus siguientes papeles y, de hecho, todo un género de películas de antihéroes como The French Connection. Harry Callahan es apodado Harry el Sucio debido a su inclinación a aceptar los trabajos más penosos. El éxito en taquilla de la película derivó en la producción de cuatro secuelas. El rol de antihéroe que desempeña Eastwood también fue bastante imitado con posterioridad.
Harry Callahan también contribuyó a popularizar el revólver Modelo 29 calibre .44 Magnum de Smith & Wesson. La película propició un ligero incremento en las ventas del arma, que sigue siendo popular treinta y nueve años después del estreno.
Aunque Callahan es casi indiscutiblemente el papel emblemático de Eastwood, es irónico que no fuera el principal candidato para protagonizar el filme. Así, el papel fue originalmente escrito para Frank Sinatra, pero el cantante se había roto la muñeca y encontró la magnum demasiado pesada para él, de modo que rechazó la interpretación. Sólo se le ofreció el papel a Eastwood después de John Wayne, Steve McQueen y Paul Newman que también rechazaron encarnar al inspector por diversas razones. En su versión original, la historia se desarrollaba en Seattle, Washington. Una de las condiciones de Eastwood para aceptar el papel era el cambio de escenario a San Francisco, su ciudad natal.
Scorpio, el villano de la película, estuvo inspirado en el criminal Zodiac Killer, que andaba suelto en San Francisco en aquella época. Desafortunadamente, Zodiac nunca fue capturado. Audie Murphy fue propuesto en primer lugar para el papel, pero murió en accidente aéreo antes de que se le pudiera realizar la oferta. El papel fue a parar al desconocido Andrew Robinson. El retrato que hace Robinson del asesino fue tan realista que recibiría sucesivas amenazas de muerte y acabaría pidiendo un número de teléfono secreto. En la vida real, Robinson es un pacifista que desprecia las armas. En los primeros días del rodaje, Robinson mostraba una mueca de desagrado cada vez que disparaba. El director Don Siegel acabó suspendiendo el rodaje por un tiempo para mandar a Robinson a un psiquiatra. No obstante, continuó haciendo gestos cuando disparaba.
San Francisco se encuentra asolada por el asesino serial Scorpio, un francotirador que mata al azar a sus víctimas y exige que la ciudad le pague un cuantioso rescate para terminar con las matanzas. El cuerpo policial sale a la caza del asesino. Y el Inspector Harry Callahan - un policia con serios problemas de actitud - da con el paradero del homicida, pero éste sale libre por tecnicismos legales, además de haber secuestrado y matado a una niña y echarle la culpa a Harry, así como asediarlo por los medios por hostigamiento policial. Muy pronto la trama derivará en una cacería humana, donde Callahan sólo buscará justicia por su propia mano.
Ya hemos comentado en las reviews de Sin City y Pulp Fiction, un poco sobre los orígenes del policial americano. El género popular fue la serie negra, que devolvía básicamente el crimen al callejón - al contrario de otros autores elitistas como Agatha Christie - y reflejaba mejor la realidad del mundo de los años 30, corrupto y decadente. El héroe resultaba ser el intachable detective privado, que actuaba como catalizador de miserias humanas y como una especie de caballero andante sin armadura.
Posiblemente sea la figura del detective privado de moral intachable lo que germinaría la decadencia del genero. Resulta lógico que del 30 al 50 Nroteamérica aún vivía el sueño americano, y podía darse el lujo de los héroes inmaculados. Pero llegaría la década del 60, y los Estados Unidos entrarían en una etapa de convulsivos cambios. La muerte de paladines de la libertad como los Kennedy, Malcom X o Martin Luther King, la guerra de Vietnam cuya victoria se eternizaba y que terminó por no llegar nunca; el movimiento hippie, el sexo sin ataduras, el abandono del cine del código Hays de ética, las revueltas raciales, la guerra fría... Norteamérica estaba vomitando todos los ideales y pudores del sueño americano y, de pronto, se encontró convertida en una sociedad cínica, que había perdido sus ilusiones, violenta y con un lenguaje realmente crudo para expresarse. Es lógico pensar que la era de los héroes inmaculados dentro de la ley se desbarrancara, y surgiera una nueva generación, marcadamente cínica, amoral y, por qué no, fascista.
Harry el Sucio es la piedra basal de esa nueva generación. Perdidos los ideales, ¿por qué confiar en los gobiernos, las autoridades y las leyes?. Cuando la burocracia y los intereses impiden la matanza de miles de americanos en Viet Nam, no hay motivos para seguir confiando las instituciones. Y esa generación de héroes ultraviolentos y marginales son los que toman justicia por su propia mano. Sin duda el Inspector Callahan es el molde sobre el cual surgirán muchos otros; desde el Vengador Anónimo hasta Rambo, Robocop (y tantos otros), y casi toda la filmografía de Charles Bronson, Sylvester Stallone o Arnold Schwarzenegger está nutrida de clones de Harry el Sucio. El culto a las armas, el castigo violento y desmedido, el juicio expeditivo de los villanos, el actuar por fuera de la ley y, fundamentalmente, el festejo de la platea de dichos métodos brutales.
Harry el Sucio es un film fundamental de los 70. Cambió el lenguaje cinematográfico del género policial, y lo expuso en sus términos más simples y primarios. Es, en más de un sentido, una transposición de las reglas del western a la ciudad moderna, pero con un lenguaje mucho mas crudo. No hay conflictos de conciencia por parte del héroe; simplemente, es lo que debe hacer.
Para 1971, Clint Eastwood era una figura algo conocida, pero que no había podido consolidarse como una estrella. Ciertamente su currículum incluía obras de culto como los westerns que filmara con Sergio Leone en Europa, y tenía una vasta trayectoria en el clásico género del lejano oeste. Y sorprendentemente le llega la oportunidad de este film, después de que fuera rechazado (por coincidencias varias laborales o discrepancias con el guión) por Frank Sinatra (¡ quien fuera la primera opción !), John Wayne, Steve McQueen, Jack Nicholson y Paul Newman. Después de la película, su carrera se dispararía hasta el pedestal que hoy ocupa merecidamente en Hollywood.
Y es que, a pesar de no ser la primera opción para el papel, es impensable en otro actor que Eastwood para interpretar a Harry Callahan. Su expresión lacónica y cínica, su voz suave y de furia reprimida, su larga estampa portando el Smith & Wesson 44 ... es una imagen imborrable. Como así también el duelo que mantiene con Scorpio, que podría resumirse como una batalla de mentes retorcidas. Las escenas del film son memorables : desde el asesinato de la chica en la piscina, pasando por la cacería del homicida en el estadio o el duelo en la fábrica. Y por supuesto, el clásico robo al banco, detenido a balazo limpio por Harry, donde todos aprendimos el poder de un Magnum, y con frases que quedan para la historia (¿Hoy te sientes con suerte, imbécil?).
Pero el éxito del film no se basa sólo en el argumento o en la interpretación de Eastwood. Como suelo decir, el peso de la historia de un héroe depende del villano, y Scorpio es una creatura repulsiva que incluso utiliza a la ley para castigar y provocar a Harry. Sus actos son de un sadismo indescriptible, y la platea termina por consentir la escalada de violencia de la película, buscando un desquite brutal que haga pagar al asesino por sus salvajes actos. En sus propios términos resulta justificable, aunque obviamente es inducido por los guionistas (en especial, John Milius que actúa como script doctor del guión, y que se caracteriza por mantener posiciones pro armamentistas en todos sus personajes), lo cual termina por resultar peligroso. No olvidemos que en 1971 el film impactaba por su violencia - claro, muy pocos se habían expresado en esos términos previamente , y que ese lenguaje corrió como reguero de pólvora, masificando la brutalidad hasta el día de hoy. No existe serie de TV ni película de acción que no muestre violencia en sus escenas, o posters de individuos portando armas. Puede decirse que es un culto idiota que rinde la gente a esta clase de productos (me incluyo), y que pasa a ser algo cultural. Hoy, cualquier espectador de un film que incluya a un villano desea su muerte, y cuando el nivel de sadismo aumenta, el héroe debe responder con medios similares o peores. Sin duda es triste y es un tema de largo debate, porque Harry el Sucio debería ser una obra aislada (o una de tantas), obviamente con su importancia, pero no debería haber sido copiada hasta el hartazgo, pasteurizando los métodos violentos y masificando el culto a las armas. Quizás el tema pase porque en el mundo moderno hemos perdido la ingenuidad o la creencia en ciertos valores, y hoy crecemos y aceptamos el hecho de que todos tenemos derecho a la venganza frente a la agresión. Y ya no hablo de justicia, sino de devolver la moneda con igual o mayor violencia. Posiblemente el lector crea que quien redacta estas líneas vive en un monasterio, pero debe tomar esto como una reflexión en su justa medida.
Si hoy hiciera un viaje en el tiempo y mostrara Harry el Sucio a una persona de los años 50 o 60, se shockearía. Posiblemente repudiaría el film. Pero hoy, en la era de la violencia masificada, es un simple film de matineé en comparación con otras obras que la han superado en brutalidad (sino, vean cualquier film de Verhoeven). Y con el problema que hemos rendido culto a las armas, y festejamos la potencia del Magnum 44, perdiendo noción que el impacto descomunal de semejante disparo recae sobre un ser humano. Es cierto, sobre un villano, pero no deja de ser una persona. E incluso, llegando a mas allá, podríamos aterrorizarnos si redefinieramos el concepto y planteáramos que Harry el Sucio estuviera obsesionado con alquien que piensa que es el asesino y termina siendo una persona inocente (usted, yo, cualquiera). El problema de la masificación del modelo es que se pierde la noción de la realidad, tal como cuando vemos la Guerra de Irak en la CNN, con el mismo interés y asombro como quien ve un video game (por ejemplo, el bombardeo nocturno de la Guerra del Golfo), sin pensar en vidas humanas, carne y sangre destrozados por las bombas.
Es un problema de valores y de cultura. Cualquier film violento o sádico que supere en métodos sangrientos a los anteriores, seguramente shockeará, pero al cabo de unos años será el standard del género, y lo veremos a las dos de la tarde por cable. Quizás el ser humano tiene una tendencia pornográfica por la violencia, asimilando cada vez mayor cantidad de métodos sanguinarios y explícitos con menor incomodidad. Indudablemente Harry el Sucio es un gran film, ampliamente disfrutable, pero como metáfora sobre la violencia es un fracaso. No provoca que el individuo se sienta incómodo con sus escenas y con los ideales de sus personajes, sino que termina por pedir más. Y a partir de este film, continuarían otros de la serie con Eastwood como protagonista, ampliando las características ultra violentas del personaje y de los villanos, pero disminuyendo el nivel de calidad del argumento hasta la patética Sala de Espera al Infierno en 1988, donde Harry el Sucio termina por ser una caricatura de sí mismo.(2)
Saludada en su día como una apología del fascismo (aunque en relación con films posteriores sea casi candorosa), es una de las obras más consistentes de su director, pese a lo discutible de sus implicaciones ideológicas. El rigor de su puesta en escena y el admirable clima de tensión conseguido la convierten en una de las piezas clave del cine de acción de los 70. Sus secuelas ya serían otro cantar.(3)
El duro y cínico policía Harry Callahan (Clint Eastwood), cargado con su Magnum 44, es conocido por sus métodos poco ortodoxos contra el mundo del crimen como Harry el Sucio.
Su nueva misión será localizar a un asesino apodado Escorpión (Andy Robinson), quien está causando el terror en las calles de San Francisco.
La primera y mejor incursión cinematográfica del expeditivo inspector de la policía de San Francisco Harry Callahan, un hombre amargado por la muerte de su esposa que no se detendrá ante los códigos morales que construyen la forma general de actuación marcada por sus superiores para detener a un peligroso psicópata autodenominado Escorpión y así expiar su rabia interna.
Dedicada al cuerpo policial de la citada ciudad californiana, "Harry el sucio" es una película (al margen de establecer consideraciones éticas sobre los métodos utilizados por su protagonista) de magistral factura visual, rítmica narrativa, acertados giros que mantienen constantemente el interés de la trama, y jazzística (la música jazz es la favorita de Eastwood) partitura del compositor argentino Lalo Schrifin.
La cuestión de si este film puede deparar un mensaje fascista y poco edificante, debido al planteamiento de que la violencia sólo puede ser aplacada con más violencia en vez de constituir un sistema más juicioso y sensato asentado en pilares educativos y racionales que eviten el germen de esa violencia, es un asunto del propio espectador de magnificar ese presunto mensaje en vez de disfrutar con un muy estimable thriller de acción.
Es una intriga criminal centrada en la básica lucha entre el bien y el mal, y motorizada por un hombre resentido y solitario, con conexión no muy lejana al incorporado por Gary Cooper en "Sólo ante el peligro", nexo ilustrado en la acción final de esta fenomenal película.
El asesino está interpretado por Andy Robinson, un actor recordado principalmente por esta actuación y que puede ser visto en títulos como "Máscara" (1985), "Cobra" (1986) o "Hellraiser" (1987). (4)
El personaje del policía Harry Callahan, creado por Don Siegel e interpretado por Clint Eastwood, marcó un hito en la historia del cine negro americano. La cosmovisión de este peculiar inspector de policía, y más concretamente su punto de vista sobre la justicia en un régimen democrático, es fácil de resumir: El sistema no funciona. Y lo que es peor, jamás funcionará mientras siga manejado por la actual patulea de blandengues (jueces, abogados y fiscales mayormente) más preocupados de garantizar el respeto a las normas legales que protegen a los ciudadanos, incluso a los sospechosos de haber delinquido, que de castigar severamente las infracciones cometidas. En definitiva, los estrambóticos partidarios del código penal frente al saludable y efectivo magnum del calibre 44.
Dicho esto así podríamos pensar que el entrañable Harry no es más que un cabrón fascistoide, pero eso sería de un reduccionismo imperdonable tratándose de un personaje con una personalidad tan compleja. Efectivamente, a lo largo de las cinco entregas de que consta la serie "Callahan", asistimos a una curiosa evolución del personaje que intentaremos resumir para ustedes. No, no es que Harry el Sucio deje por un momento de ser el energúmeno que tanto fascina a sus fieles seguidores, sino que los asuntos tratados a lo largo de la saga constituyen un abanico temático de lo más sugerente. Rockeros, terroristas psicóticos y feministas radicales son enemigos a batir puntualmente en algunas de las entregas, pero sin perder de vista nunca a los auténticos culpables del penoso estado de postración moral de la sociedad, que en este caso aparecen encarnados en los superiores de policía y los sucesivos alcaldes de San Francisco, incapaces de apreciar el verdadero valor de los cojones de Harry y su entrañable "magnum 44" hasta que es demasiado tarde.
Pero vayamos con los contenidos de esta apasionante saga cinematográfica.
HARRY EL SUCIO
El personaje de Callahan aparece dibujado en sus rasgos más sobresalientes ya desde el principio de la película: Un atraco a un banco acaba como el rosario de la aurora, con los atracadores de color (negro) despanzurrados por la acera. Uno de ellos, interpretado por Albert Popwell (retengan este nombre, por favor) protagoniza junto con Eastwood una de las escenas recurrentes en la serie, con un famoso diálogo que ya ha pasado a engrosar la lista de las mejores frases de la historia del cine:
Harry: Sé lo que estás pensando. Yo tampoco recuerdo si he disparado todas las balas o aún me queda una en la recámara. Mueve un solo músculo y así saldremos de dudas los dos. Vamos, alégrame el día.
El malo de esta primera entrega no es, curiosamente, miembro de ninguna minoría étnica en particular. Por el contrario es rubio, de rasgos caucasianos y tiene la cabeza como un puto sonajero. Por si fuera poco, para conjurar eventuales acusaciones de racismo, Callahan no tiene el menor inconveniente en admitir como compañero de trabajo a un hispano (Chico Fernández) que por increíble que parezca acaba la película con vida.
HARRY EL FUERTE
Tal vez por las agrias protestas que la primera entrega de la serie provocó en cierto sector de la crítica (los sempiternos capullos empeñados en que el cine tiene que respetar un mínimo código ético y otras mariconadas), en esta segunda película Harry se convierte en defensor del estado de derecho. En realidad no es que Callahan ya no esté convencido de que el sistema está podrido y haya que hacerlo saltar por los aires, sino que, como él mismo dice en la película: "el sistema no me gusta. Pero mientras no haya otro mejor lo defenderé".
En esta película un grupo de policías de tráfico encabezados por David Soul (sí, coño, claro que le suena; es el rubio de Starsky y Hatch) ponen en práctica un revolucionario método para agilizar los trámites judiciales, consistente en vaciar el cargador del arma en la cabeza de cualquier sospechoso. En este sentido son más papistas que el Papa, o por decirlo con más propiedad, más harrystas que "el Harry". Por increíble que parezca, Callahan no se une entusiasmado a esta pintoresca banda policiaco-judicial, sino que por el contrario la combate valerosamente hasta desactivarla (al estilo Callahan, claro).
En esta entrega, el personaje interpretado por A. Popwell (el atracador negro de "Harry el sucio", recuerden) asciende en la escala social del crimen y aparece caracterizado de proxeneta de baja estofa, con cadillac de color rosa y tapicería de leopardo. Como es natural le matan sin más contemplaciones.
HARRY EL EJECUTOR
En esta película los enemigos de Harry son una banda de sonados que forman uno de los grupos terroristas más patéticos que ha dado la industria del cine. Casi dan lástima cuando Callahan acaba con ellos.
Destacamos de este nuevo episodio de la saga el hecho novedoso de que el nuevo compañero de Harry es, esta vez, una mujer. La tía los tiene bien puestos, no crean, y a pesar de los tacones y de llevar la pistola en el bolso (patético, sí) llega incluso a salvarle la vida a nuestro héroe entregando la suya propia.
Popwell, por su parte, sigue su imparable ascenso al estrellato y aquí encarna a "Mustafá", un ratero con posibles, jefe de una minibanda, que colabora con Harry en la persecución de los terroristas (un jodido chivato, para qué nos vamos a engañar).
LA LISTA NEGRA
Liam Neeson hace su aparición por primera y única vez en la serie de Harry el Sucio, interpretando a un director de cine que tiene que sufrir a Jim Carrey como estrella de rock con la que ha de rodar un filme. Sí amigos, incluso en los templos más sagrados del cine-cine aparece el capullo de Carrey. Incomprensiblemente Harry no le pega dos tiros después de oirle cantar gestualizando histriónicamente como nos tiene acostumbrados. Una prueba más de que en el fondo del corazón de Harry late cierta humanidad.
Esta entrega de la serie aporta como hito una nueva estética en el arranque del film, pues aunque los créditos siguen apareciendo sobre una imagen aérea de la ciudad de San Francisco (en realidad podemos considerar que esta ciudad, la Sodoma de nuestra era, es prácticamente otro personaje de la película), esta vez está rodada de noche, con las lucecitas en todos los edificios, lo que aporta a esta cinta un innegable toque de sofisticación.
Albert Popwell aparece de nuevo, pero esta vez en la cima del olimpo interpretativo; nada más y nada menos que encarnando al compañero de Harry Calahan. Por desgracia lo asesinan al cuarto fotograma.
IMPACTO SÚBITO
Esta es por el momento la última película de la saga, y a juzgar por el lamentable estado físico de Eastwood (qué cosas, cómo pasa el tiempo), la que cierra definitivamente este glorioso ciclo.
En esta ocasión, una chica que ha sido violada por una pandilla de delincuentes de ínfima estofa, en lugar de molestar a los pesados servidores de la ley y la justicia con sus problemas decide solucionarlos ella misma mediante el saludable método de meterle a cada uno de los culpables un tiro en los cojones, vaciándoles posteriormente el cargador en la zona occipital. Harry comienza a sospechar que alguien le está robando protagonismo en la impartición sumaria de justicia por la vía expeditiva, así que inicia sus pesquisas hasta dar con la "culpable". Por supuesto, al conocer el drama humano que motiva el afan justiciero de la muchacha Callahan no puede por menos que emocionarse (al fin y al cabo no todos los días encuentra uno un alma gemela), así que le echan la culpa de los crímenes al último pringadillo que la palma y a vivir que son dos días. ¿Es para emocionarse o no?.
Como estamos seguros de que Usted, lector habitual de LPD, ha notado sobradamente el carácter apologético de este artículo, no vamos a perder el tiempo recomendándole vivamente las cinco películas. Tan sólo insistiremos en que si no lucen primorosas en las estanterías de su hogar, Usted no merece llamarse cinéfilo.(5)
FRASES
• Anda, alégrame el día.
• Ya sé lo que estás pensando: "¿he disparado seis o sólo cinco veces?" La verdad, con todo este ajetreo yo también he perdido la cuenta, pero dado que esta pistola es una Magnum 44, el arma más poderosa del mundo, que puede volarte la cabeza de un tiro, sólo tienes que responderte a ti mismo: "¿es mi día de suerte?"
• No sabrás cuándo, pero te estaré vigilando... (6)
CITAS:
1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Harry_el_sucio
2.- http://www.sssm.com.ar/arlequin/dirty-harry.html
3.- http://www.fotogramas.es/Peliculas/Harry-el-sucio/Critica
4.- http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article741.html
5.- http://www.lapaginadefinitiva.com/cine/peliculas/harry.htm
6.- http://mundifrases.com/tema/harry-el-sucio/2406
No hay comentarios:
Publicar un comentario