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miércoles, 11 de abril de 2012

MILLION DOLAR BABY



Million Dollar Baby es una película dramática estadounidense de 2004 dirigida por Clint Eastwood, quien también participó en la producción, compuso la banda sonora e interpretó uno de los papeles principales. Además de Eastwood, protagonizan la película Hilary Swank y Morgan Freeman. El guion, escrito por Paul Haggis, está basado en la novela Rope Burns: Stories From the Corner de F.X. Toole. Narra la historia de Frankie Dunn, un veterano entrenador de boxeo ya al final de su carrera, y sus esfuerzos por ayudar a una boxeadora a llegar hasta lo más alto, aunque entrenar a una mujer esté contra sus criterios.

El largometraje fue galardonado con más de cuarenta premios nacionales e internacionales. Recibió cuatro premios Óscar, incluyendo mejor película, mejor director, mejor actriz principal (Hilary Swank) y mejor actor secundario (Morgan Freeman).



FICHA TÉCNICA

Título Million Dollar Baby (España/Argentina)

Golpes del destino (México/Perú/Venezuela)

Dirección Clint Eastwood

Producción Clint Eastwood, Paul Haggis, Tom Rosenberg , Albert S. Ruddy

Guion Paul Haggis

Basado en la novela Rope Burns: Stories From the Corner de F.X. Toole

Música Clint Eastwood

Fotografía Tom Stern

Montaje Joel Cox

Vestuario Deborah Hooper

Protagonistas Clint Eastwood, Hilary Swank, Morgan Freeman, Jay Baruchel

Mike Colter, Lucia Rijker, Brían F. O'Byrne, Anthony Mackie

Margo Martindale, Riki Lindhome, Michael Peña, Bruce McVittie

País(es) Estados Unidos

Año 2004

Género Drama, deportes

Duración 132 minutos

Productora Warner Bros. Pictures, Lakeshore Entertainment, Malpaso Productions

Albert S. Ruddy Productions, Epsilon Motion Pictures

Distribución Lakeshore Entertainment

ARGUMENTO

La película cuenta la historia de Maggie Fitzgerald (Hilary Swank), de 31 años, que desea ser boxeadora profesional. Diariamente se entrena en el gimnasio de Frankie Dunn (Clint Eastwood), un entrenador cuyo deseo es que su protegido, Willie (Mike Colter), sea campeón. En el mismo gimnasio también trabaja Eddie "Scrap-Iron" Dupris (Morgan Freeman), un antiguo boxeador ciego de un ojo, y viejo amigo de Frankie.

En un comienzo, Maggie intenta sin éxito que Frankie la entrene, pero éste la rechaza continuamente, inclusive cuando Dupris intercede en su favor. Cuando Willie deja a Frankie por otro manager llamado Mickey Mack, dos peleas antes del título, Frankie finalmente accede a entrenar a Maggie hasta su primera pelea. No obstante, Frankie entrega a Maggie a otro entrenador, ya que ella se muestra impaciente por pelear y Frankie considera que todavía no estaba lista.

Durante la pelea, Frankie descubre que el entrenador de Maggie ha hecho un trato con el entrenador de su oponente, por lo que Frankie recupera el control de Maggie durante la pelea, que estaba perdiendo, y gracias a su ayuda, logra recuperarse y ganar. Finalmente, Frankie acepta entrenar a Maggie, si bien deja claro, que esto tiene carácter temporal.

Mientras Maggie entrena, se revela que Frankie tiene una hija a la que escribe frecuentemente sin obtener respuesta, ya que, por razones no especificadas, ella está enfadada con su padre desde hace varios años. Además, se revela también que el padre de Maggie murió hace varios años, y pronto se forma una relación padre-hija entre Frankie y Maggie.

Al ir ganando más peleas, Maggie gana más dinero, que ahorra para comprar una casa a su madre, ya que esta vivía con otra hija y un nieto en un parque de caravanas. No obstante, después de burlarse de la profesión de Maggie, la madre le recrimina el hecho de haberle regalado una casa, ya que si las autoridades se enteraban, perdería las ayudas sociales que recibe. Durante el viaje de regreso, Maggie lleva a Frankie a un restaurante donde venden pastel de limón casero, y le cuenta acerca de un perro enfermo que tuvieron, y que su padre mató al empeorar su salud.

Al aumentar su fama, Maggie realiza un tour por Europa, donde una racha de victorias la vuelve aún más popular. Maggie es reconocida en Europa por el sobrenombre de Mo Cuishle, una frase gaélico ideada por Frankie, cuyo significado Maggie desconoce. Finalmente, Frankie permite que Maggie luche por el título femenino de peso welter contra la actual campeona Billie "La Osa Azul" (Lucia Rijker), (boxeadora en la vida real), conocida por pelear sucio.

La pelea se disputa en Las Vegas, y aunque inicialmente Billie parece ganar la pelea, Maggie se recupera gracias a los consejos de Frankie. Cuando termina un asalto, Maggie se vuelve para dirigirse a su esquina, dándole la espalda a La Osa, la cual aprovecha para golpear por la espalda a Maggie, que cae sobre el banco de su esquina, partiéndose la columna a la altura del cuello.

Maggie queda tetrapléjica, inmóvil de cuello para abajo y con necesidad de un respirador. Frankie pasa todo su tiempo al lado de su cama en el hospital y hace que la trasladen para estar más cerca de su casa, donde permanece a su lado.

La familia de Maggie anuncia que van a visitarla, incluyendo a su hermano que acababa de salir de prisión. Sin embargo, acuden al hospital varios días después de haber llegado a la ciudad, vestidos con camisetas de parques de atracciones que han visitado antes de ir a ver a Maggie, y con un abogado. Sus familiares intentan convencerla de que los haga responsables de sus bienes, pero Maggie descubre finalmente el verdadero carácter de su familia y los rechaza. Desde entonces, Frankie queda sólo con Maggie, a la cual le amputan una pierna al sufrir en ella una gangrena.

Con el tiempo, Maggie le pide a Frankie que la mate, ya que ya había realizado su mayor deseo, que era ser una boxeadora famosa y conocer el mundo. Frankie se horroriza ante tal proposición, pero después de varios intentos de suicidio por parte de Maggie (mordiéndose la lengua), finalmente accede. Le desconecta el respirador que le proporciona oxígeno y le inyecta una sobredosis de adrenalina a Maggie, que muere. Durante la inyección, Frankie le revela a Maggie el significado de Mo Cuishle: "Mi amor, mi sangre".

El narrador de la película, que no es otro que Dupris, dice que después, Frankie desapareció. La narración resulta ser una carta que Dupris está escribiendo a la hija de Frankie, en un intento de mostrarle "la clase de hombre que era" su padre. La última escena da a entender que Frankie está en el restaurante donde había comido con Maggie pastel de limón durante uno de sus viajes.

La solución final del relato despertó críticas en Estados Unidos por parte de grupos de activistas y de la derecha católica estadounidense por considerar que justificaba la eutanasia.

Crítica

La revista Fotogramas, en la convocatoria anual de críticos españoles para elegir las mejores películas de 2005 (contando con críticos de los más prestigiosos medios, como Cartelera Túria, Cadena Ser, ABC, Levante-EMV, El Mundo, etc.) proclamó a Million Dollar Baby como la mejor película extranjera del año.

Premios recibidos

Premios Óscar

Categoría                                   Persona                                               Resultado

Mejor película                            Clint Eastwood, Paul Haggis                Ganadores

Mejor director                           Clint Eastwood                                    Ganador

Mejor actor de reparto               Morgan Freeman                                 Ganador

Mejor actriz                               Hilary Swank                                        Ganadora

Óscar al mejor actor                  Clint Eastwood                                     Candidato

Óscar al mejor guion adaptado   Paul Haggis                                          Candidato

Óscar al mejor montaje               Joel Cox                                              Candidato

Million Dollar Baby consiguió 7 candidaturas a los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas en su 77ª edición. La película ganó el Óscar a la mejor película, al mejor director (Clint Eastwood), actriz principal (Hilary Swank) y mejor actor de reparto (Morgan Freeman). El resto de nominaciones fueron al mejor actor principal (Clint Eastwood), mejor guion adaptado (Paul Haggis) y mejor montaje.

Además consiguió 5 nominaciones al Globo de oro de la Asociación de prensa extranjera de Hollywood, ganando como Mejor Director (Eastwood) y Mejor Actriz Dramática (Swank), quedando relegada por Mejor Película Dramática, Mejor Actor de Reparto (Freeman)y Mejor Banda Sonora. (1)





SINOPSIS

Frankie Dunn (Clint Eastwood) ha entrenado y representado a los mejores púgiles durante su dilatada carrera en los cuadriláteros. La lección más importante que ha enseñado a sus boxeadores es el lema que guía su propia vida: por encima de todo, protégete primero a ti mismo. Tras una dolorosa separación de su hija, Frankie ha sido incapaz durante mucho tiempo de acercarse a otra persona. Su único amigo es Scrap (Morgan Freeman), un exboxeador que cuida del gimnasio de Frankie y sabe muy bien que tras el arisco exterior de su colega, hay un hombre que acude a misa diariamente desde hace 23 años, buscando una redención que hasta ahora le elude. Entonces, Mag-gie Fitzgerald (Hilary Swank) aparece un día en su gimnasio. Maggie nunca ha tenido mucho, pero sí posee algo que muy poca gen-te en el mundo tiene: sabe lo que quiere y está dispuesta a hacer lo que haga falta para conseguirlo. En una vida de lucha constante, Maggie ha llegado hasta donde está apoyándose en su innato ta-lento, impasible concentración y tremenda fuerza de voluntad. Pero más que nada, lo que desea es a alguien que crea en ella. La última cosa que Frankie necesita en este mundo es asumir ese tipo de responsabilidad, y no digamos de riesgo. Sin rodeos, le describe a Maggie la amarga realidad: ella es demasiado mayor, y él no entrena a chicas. Pero la palabra ‘no’ carece de significado cuando no se tiene elección. Incapaz de abandonar su máxima ambición en esta vida, Maggie se machaca cada día en el gimnasio, con el único apoyo de Scrap. Finalmente, convencido por la inquebranta-ble determinación de Maggie, Frankie acepta a regañadientes entrenarla. Inspirándose y exasperándose mutuamente según les va el día, ambos van descubriendo que comparten un espíritu que trasciende el dolor y las pérdidas de su pasado, y encuentran el uno en el otro ese sentimiento de familia que perdieron hace mucho tiempo. Lo que no saben es que pronto tendrán que afrontar una batalla que exigirá más esfuerzo y coraje que ninguna otra que hayan conocido. (2)


Contra las cuerdas

Con 74 años, Clint Eastwood sigue en plena forma creativa. Sin dormirse siquiera un momento en los laureles de su anterior film, el aplaudido Mystic River, vuelve a entregar otro que ha acaparado siete nominaciones a los Oscar, de los que ha materializado cuatro, película, director, actriz principal y actor de reparto. Y no sólo dirige con mano firme y ritmo sobresaliente su mejor título desde Sin perdón, sino que entrega una magnífica interpretación.

El guión de Paul Haggis toma elementos de los relatos de boxeo de F.X. Toole, reunidos en el libro Rope Burns. Stories from the Corner. Principalmente del que da título a la película, pero también de otro llamado Agua helada (allí aparece Scrap, el personaje del narrador, y el enclenque pero voluntarioso boxeador llamado Peligro). Y aunque ambientada en ambientes pugilísticos, estamos sobre todo ante la historia de un tipo, Frankie Dunn, un entrenador de boxeo que por razones innombradas ha perdido el amor de su hija. La llegada a su gimnasio de Maggie Fitzgerald, una joven terca y decidida, que sueña con triunfar en el ring, le ofrece la oportunidad de poner en marcha una suerte de amor paterno. Cuando este amor reencontrado se halla en peligro, Frankie se ve en una disyuntiva moral que le puede hundir en el más profundo de los abismos.

La película fluye con enorme naturalidad. La voz en off del personaje de Morgan Freeman, un completo acierto, se justifica del todo en el desenlace, con una función semejante a la que tenía en Cadena perpetua. La armonía es total entre las imágenes de entrenamientos y combates, y los diálogos y silencios necesarios para ahondar en los puntos fuertes y en las heridas profundas de los personajes. Uno de ellos, el torpe púgil Peligro, ofrece el necesario y casi único contrapunto cómico de esta amarga película, aunque tenga también un deje de patetismo. La soledad de Maggie (estupenda Hilary Swank) queda de manifiesto cuando conocemos a su familia, lo que refrenda la percepción de que en Frankie ha encontrado un padre.

Eterno fatalista, Eastwood insiste en la idea de que, con harta frecuencia, los mejores planes acaban torciéndose. Pero hay que reconocerle que no hace trampas con el espectador. Cuando uno de los personajes expresa su deseo de morir, el director juega con todas las cartas sobre la mesa. No estamos, ni mucho menos, ante un eco de Mar adentro, tampoco en el ponderado retrato de un sacerdote católico que tiene calado a su feligrés, y que sabe que su gran ‘tema’ es su hija y no ciertas disquisiciones teológicas de las que le gusta charlar. El final de la película de Eastwood atrapa casi a la letra, pero con imágenes, las últimas palabras del relato de Toole: “Con sus zapatos en la mano, pero sin su alma, [Frankie bajó en silencio la escalera de atrás y se marchó, con los ojos tan secos como una hoja agostada.”

Eastwood toma el relevo

El guionista del film, Paul Haggis, es un hombre curtido en el mundo de la televisión, quien asegura que “me gané bien la vida durante mucho tiempo siendo un mal escritor”. Entre otras series de la pequeña pantalla, ha pasado por Treintaytantos, EZ Streets y Family Law. Allí fue el director de varios episodios, lo que le permitió optar a dirigir por primera vez en cine un guión que él mismo había escrito: Million Dollar Baby. El caso es que apalabró la presencia de los actores Hilary Swank y Morgan Freeman. Para el personaje de Frankie, Haggis siempre había pensado en Clint Eastwood. De modo que le hizo llegar el guión a través del productor Al Ruddy. Eastwood respondió diciendo que había pensado en no volver a actuar nunca más, pero que le había gustado tanto el guión que además de hacerlo, quería dirigir. Así que Haggis no se lo pensó dos veces: “¿Cuándo voy a volver a tener otra oportunidad de trabajar con Clint Eastwood? Sería de idiotas, dejarlo pasar.” No se equivocó, pues Eastwood hizo una película fabulosa, y encima no modificó ni una línea del guión. Por si fuera poco le encargó el guión del que será su próximo film, Flags of Our Fathers. Además, Haggis acabó dirigiendo una película: Crash.



Semejanzas y diferencias

Los hechos que narra la película han sido imaginados por el escritor F.X. Toole. Pero parece que este antiguo entrenador y “cut man” en combates de boxeo profesional se inspiró en el caso real de Katie Dallam para crear a Maggie Fitzgerald. Aunque nunca lo sabremos con certeza, pues Toole murió en el año 2002. Aquí van algunas caracteristicas que comparten ambas mujeres: las dos son de Missouri, y de extracción social baja. Sus familias eran problemáticas. Tanto Katie como Maggie, superada ya la treintena de años, decidieron probar fortuna en el mundo del boxeo.

A partir de aquí, amigo lector, si no has visto el film, quizá sea mejor que no sigas leyendo. En la película, Maggie gana varios combates antes de sufrir el golpe fatal con un taburete. En la vida real, Katie quedaría tetrapléjica en su primer combate, pero no se dio cuenta de la gravedad de la lesión hasta que se desmayó en el vestuario; además, la noche anterior se vio envuelta en un accidente de coche, que pudo influir en su lesión posterior. Y su combate fue con una jamaicana, y no con la mala bestia rusa que usa en la pelea todas sus malas artes. La jamaicana era una buena persona, y visitó a Katie en el hospital para interesarse por su estado.

Aunque quizá la gran diferencia entre las dos mujeres, es que Katie sigue vivita y coleando. Ha seguido un proceso de rehabilitación, cuenta con la ayuda de su hermana Stephanie, que la cuida todo el tiempo, y alimenta el amor por la vida dedicándose a pintar. Katie no oculta la dureza de su situación, y que a veces ha sufrido depresión y ganas de quitarse la vida. Sobre la película, comenta: “Fue duro verla, pero también bueno. (…) He recorrido un largo camino, y debería fijarme en lo que he logrado.”

Entrenadora y mala bestia

Bill ‘Blue Bear’ Astrakhov. Así se llama la boxeadora rusa que combate con Maggie Fitzgerald, y que hace honor a su nombre de guerra, pues es un auténtico oso. Para encarnar a esta púgil que utiliza malas artes en el ring ,se acudió a una boxeadora auténtica, llamada Lucia Rijker. ¿Y quién entrenó a Hilary Swank para hacer verosímil a su personaje? Pues una mujer llamada… ¿Lucia Rijker? A eso se le llama matar (con perdón) dos pájaros de un tiro. Por cierto que está luchadora holandesa fue una de las opciones barajadas para el papel de Terminatrix en Terminator 3. La rebelión de las máquinas.



Familias y familias

El film hace un retrato de la familia de Maggie nada favorecedor. Ella, una vez triunfa en el boxeo tiene la ilusión de ayudarles, y buscar para ellos una casa mejor. La escena en que toda feliz les lleva a la casa que acaba de comprar, resulta estremecedora por la frialdad con que es acogido el regalo, una frialdad acompañada de reproches. Esta actitud negativa de la familia de sangre queda confirmada en la escena del hospital, donde se explica su increíble demora a la hora de visitarla, porque han estado haciendo turismo en un parque de atracciones. El contraste es claro, la auténtica familia de Maggie la forman Frankie, una figura claramente paterna, y Scrap. Eastwood acostumbra a mostrar en sus filmes grupos de personas que desarrollan lazos estrechos que los asemejan a auténtica familias. “No es consciente”, explica Eastwood, “pero supongo que me atrae ese tipo de historias. Son las relaciones entre los personajes lo que me interesa, las de una familia que se constituye más que las de una familia ya existente.” (3)




FRASES:

• A un boxeador que sólo tenga corazón sólo le espera una paliza.

• A veces la mejor manera de dar un puñetazo es retrocediendo.

• Papá decía que luché para entrar en este mundo y que lucharía para salir de él.

• Entonces salió de allí, creo que ya no sentía nada... a lo mejor ya no le quedaba nada en el corazón.

• A Maggie le gustaba dejar KO al primer golpe.

• —No me llames "jefe", no soy tu jefe, así que deja de llamarme así. —Si dejo de llamarle jefe, ¿me ensañará? —No. —Pues entonces seguiré llamándole "jefe".

• La magia de librar batallas más allá de lo humanamente soportable se basa en lo mágico que resulta arriesgarlo todo por un sueño que nadie más alcanza a ver excepto tú.

• El boxeo es un acto antinatural porque todo va al revés. Si quieres desplazarte hacia la izquierda, no das un paso a la izquierda, cargas sobre el pie derecho. Para desplazarte hacia la derecha usas el pie izquierdo. En vez de huir del dolor como haría una persona cuerda, das un paso hacia él. En el boxeo todo va al revés.

• A la gente le encanta la violencia. Cuando ven un accidente reducen la velocidad para ver si hay muertos, son los que dicen ser amantes del boxeo. No tienen ni idea de lo que es. El boxeo es cuestión de respeto, de ganarte el tuyo y quitárselo al contrario.

• Los ganadores son simplemente aquellos que están dispuestos a hacer cosas que no harán los perdedores.

• Ser duro no es suficiente.

• Para ganar en el boxeo, hay que moverse hacia atrás. Pero si retrocedes demasiado, al final ya no estás luchando.

• Hay magia cuando sigues luchando más allá de tu resistencia. La magia de darlo todo por un sueño que nadie más ve a parte de ti.

• Si esperas demasiado no tendras nada. (4)





CITAS:
1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Million_Dollar_Baby


2.- http://www.labutaca.net/films/30/milliondollarbaby.htm

3.- http://www.decine21.com/Peliculas/Million-Dollar-Baby-384

4.- http://mundifrases.com/tema/million-dollar-baby/2777/pagina/3




jueves, 29 de marzo de 2012

LOS PUENTES DE MADISON





FICHA TÉCNICA

Título 'The Bridges of Madison County' Los puentes de Madison

Dirección Clint Eastwood

Producción Clint Eastwood, Kathleen Kennedy

Guion Richard LaGravenese., Novela de Robert James Waller

Música Lennie Niehaus

Fotografía Jack N. Green

Montaje Joel Cox

Protagonistas Meryl Streep, Clint Eastwood, Annie Corley, Victor Slezak, Jim Haynie

País(es) Estados Unidos

Año 1995

Género Drama romántico

Duración 134 minutos

Productora Warner Bros. Amblin Entertainment Malpaso Productions

Distribución Warner Bros. Pictures


SINOPSIS

Los puentes de Madison (título original en inglés: The Bridges of Madison County) es una película estadounidense de 1995 dirigida por Clint Eastwood e interpretada por el propio Eastwood junto a Meryl Streep, Annie Corley, Victor Slezak y Jim Haynie, entre otros. El guion, escrito por Richard LaGravenese, es una adaptación de la novela homónima de Robert James Waller y explora la relación entre Francesca, ama de casa, y Robert Kincaid, fotógrafo.

Meryl Streep fue candidata al Óscar a la mejor actriz en la 68ª entrega de los premios, si bien fue Susan Sarandon quien obtuvo el galardón.(1)

La película se sitúa en 1965. Relata la historia de Francesca (Meryl Streep), una solitaria ama de casa italiana residente en Iowa, que se había casado con un soldado estadounidense y emigrado a Estados Unidos. Mientras su esposo e hijos se encuentran fuera, en la feria del Estado de Illinois, conoce a un fotógrafo, Robert Kincaid (Clint Eastwood), que ha llegado al condado de Madison (Iowa) para realizar una serie fotográfica sobre los puentes cubiertos de la zona para National Geographic, y se enamora de él.

Los cuatro días que pasan juntos suponen para ella un giro fundamental en su vida por la relación extramatrimonial que mantiene con él, historia que refleja en un diario que sus hijos descubren después de su muerte.

Premios

Premios Oscar

Año Categoría Persona Resultado

1996 Mejor Actriz Meryl Streep Candidata

Globos de Oro

Año Categoría Persona Resultado

1996 Globo de Oro a la mejor película - Drama Candidata

1996 Globo de Oro a la mejor actriz - Drama Meryl Streep Candidata

Premios BAFTA

Año Categoría Película Resultado

1996 BAFTA a la mejor actriz Meryl Streep Candidata

Premios SAG

Año Categoría Persona Resultado

1996 Premio SAG a la mejor actriz protagonista Meryl Streep Candidata



COMENTARIOS


Hasta hace tan sólo unos días no había visto ‘Los Puentes de Madison’, una de las películas más famosas del gran Clint Eastwood. Alberto, fan declarado de la película (aunque no la puso entre sus favoritas el muy coruñés), ya me amenazó en su momento con no permitirme volver a pisar su estupendo local hasta que no hubiera contemplado ese triste y emotivo final bajo la lluvia. Y es que, en ocasiones, sin razón aparente, hay títulos de este calibre que vas dejando para más adelante, como si nunca fuera el mejor momento para sentarse y enfrentarse al visionado; eso sí, entre tanto te has ido tragando un mar de productos penosos. Es lo gracioso del asunto.

En fin, a lo que iba. Hace poco compré la película en cuestión, a muy buen precio, y me decidí a verla antes que acabara el año. Deliciosamente acompañado, me encontré tras ver ‘Los Puentes de Madison’ con una sensación ligeramente agridulce. El film tiene partes gloriosas pero también otras lamentables. El resultado global es muy poderoso, desde luego, pero no deja de ser una pena que tenga esos bajones puntuales tan extraños.

El guión de ‘Los Puentes de Madison’ (‘The Bridges of Madison County’, 1995), escrito por Richard LaGravenese, está basado en la novela homónima de Robert James Waller. Se nos sitúa en 1965 y se nos narra la historia de Francesca, una solitaria ama de casa, de origen italiano, residente en Iowa. Mientras su esposo y sus dos hijos se encuentran de viaje, Francesca conoce a un fotógrafo que ha llegado al Condado de Madison para realizar una serie de fotografías sobre los puentes cubiertos de la zona; ambos se enamoran. Los cuatro días que pasan juntos suponen para ella un giro fundamental en su vida. Una historia que reflejará en un diario dividido en cuatro partes que sus hijos descubren después de su muerte.

La película parte de la muerte de la protagonista, Francesca, para, a través de su diario, leído por sus dos hijos, contarnos la corta pero intensa historia de amor extramatrimonial que vivió con Robert, el fotógrafo del National Geographic que, casualmente, se paró junto a su casa. Eastwood hace gala de esa impresionante mezcla de sensibilidad y fuerza que caracteriza su cine. Increíble lo de este genio, lo fácil que puede lograr, en tantas películas, que se te ponga la piel de gallina. El amor que sienten los dos protagonistas se respira, se siente, se intuye, pero casi nunca se ve, apenas se nos revela de forma notoria. Es imposible no acordarse de esa maravilla titulada ‘Breve Encuentro’ (David Lean) mientras se ve ‘Los Puentes de Madison’. No sólo por la historia, por su desarrollo y desenlace, sino también por la nostálgica y dulce voz en off femenina que nos relata la experiencia, o por esa escena casi calcada en la que una ruidosa amiga de la protagonista interrumpe la inocente intimidad de los amantes. De todas formas, que no se me malinterprete, son películas muy diferentes y que la sinopsis tenga similitudes es de lo más corriente. También podríamos incluir aquí a ‘Deseando Amar’ y cerrar un fascinante triángulo cinematográfico sobre el adulterio.



El reparto de ‘Los Puentes de Madison’ podría dividirse en dos apartados, o dos parejas, muy diferentes. Por un lado, tenemos a los dos personajes que protagonizan la parte del presente, papeles de Victor Slezak y Annie Corley, y, por otro, a los dos amantes sobre los que gira la historia central, encarnados por Meryl Streep (nominada al Oscar por este trabajo) y Clint Eastwood. Es en la primera pareja de personajes donde está lo peor de la película. Me resulta incomprensible que Eastwood permitiera semejantes actuaciones, lamentables, por parte de Slezak y Corley, aparte de que sus diálogos sean también flojísimos y en ocasiones absurdos. Lo de Corley es de juzgado de guardia, hay momentos en que incluso parece que imita al Chandler de ‘Friends’. No te llegan a estropear la película, ni muchísimo menos, pero cada vez que salen es que dan ganas de darle al botón de avanzar; a excepción, eso sí, de uno de los momentos finales, en el puente, que es bellísimo.

Todo lo contrario ocurre con los protagonistas, con Meryl Streep y Clint Eastwood. Ambos están sensacionales, inmejorables, formando una pareja memorable. Streep, sin duda una de las actrices de mayor talento que ha dado Hollywood, aparece sensual, fascinante, encarnando a la perfección a una mujer que, por unos días, encuentra una vía para esa dar rienda a la pasión que dormía olvidada en su interior. Atención al sutil acento que adorna su impresionante actuación o a esos graciosos gestos nerviosos que hace con las menos. En cuanto a Eastwood, me resultaría rarísimo que no hubiera estado también nominado al Oscar por esta película, si no fuera porque su faceta como actor siempre ha sido muy infravalorada. La leyenda viva nos ofrece todo un recital interpretativo y nos regala algunos momentos poderosísimos, como cuando se le saltan las lágrimas o el ya mencionado desenlace bajo la lluvia.

Por tanto, no incluiría ‘Los Puentes de Madison’ entre las cinco mejores películas de Eastwood como director, pero sí estaría entre las dos o tres primeras si me tocara defender la calidad de Eastwood como actor; algo que se ha venido discutiendo desde que casi no moviera un músculo para Sergio Leone. A Streep no hay que defenderla, pero si llegara el caso, aquí también realiza un trabajo extraordinario.

Como conclusión, nos encontramos ante un drama romántico de factura elegante y sencilla, de aire nostálgico, de emociones contenidas, con un final precioso que te mantiene sin respiración. Un título que debe estar en vuestra estantería favorita. (2)


Un maduro fotógrafo aventurero, intrepretado por Clint Eastwood, y una aburrida y soñadora ama de casa, interpretada por Meryl Streep, se conocen casualmente. El coche de Eastwood se ha averiado, y debe pedir ayuda desde la casa de Streep, en medio del campo. Ambos han tenido sus experiencias, y no esperan mucho más de la vida. Su relación, al principio tímidamente, se acaba convirtiendo en una apasionado romance adúltero que ninguno de los dos puede evitar.

El gran Clint Eastwood dice a propósito de su película: "Es una historia de relaciones humanas. No hay efectos especiales, sólo actores, amor y emoción. No creo que puede pedirse más al cine". Las interpretaciones que completan Eastwood y Streep son magistrales. Son los únicos personajes de la película, y consiguen darle el tono adecuado, intenso pero equilibrado. Los puentes de Madison es poderosa, sutil y muy sugerente, y de con este cambio de registro, Eastwood demuestra su maestría en el arte de dirigir. (3)




Cuatro son los días que la familia Johnson estará fuera de la granja. Francesca (Meryl Streept), un ama de casa dedicada durante muchos años al cuidado de los suyos, agradecerá sobremanera estas pequeñas vacaciones - que alejarán momentáneamente a su marido y a sus dos hijos- con la esperanza de que esos días dedicados única y exclusivamente a ella, le hagan borrar de alguna manera el gris de su rostro; reflejo de la cantidad de ilusiones sin cumplir, o quizá, según veamos más adelante; por cumplir.

Casi al tiempo que despide a su familia por el viejo camino de arena, acude a su granja Robert Kincaid (Clint Eastwood), un fotógrafo del National Geographic interesado en capturar bajo su objetivo los puentes Roseman y Holiwell.

El extranjero, algo perdido, reclama la ayuda de la bella italiana, con la que muy poco tiempo después le unirá algo más que una mera relación de cortesía.

Si revisamos un poco la historia del cine nos encontramos ante películas en las que hay como punto de partida estas viejas construcciones: los puentes ("El puente de Waterloo" , "Le notti bianche", "Breve encuentro", entre otras).

Releyendo el ensayo sobre los puentes en el cine de Chale Nafus, nos percatamos de que es una de las obras civiles más utilizadas en el séptimo arte y que en palabras del autor: "Muy pocas veces el personaje de una película cruza un puente sólo para llegar al otro lado.

El paso por el puente suele significar algún tipo de cambio; la transición a una nueva fase vital, la conexión con una persona nueva, o la confrontación con el peligro e incluso la muerte".

Brillantemente utilizado el puente como alegoría de cambio, ruptura con lo establecido y transición ante lo desconocido, nos hayamos ante una de las indiscutibles joyas cinematográficas de los últimos tiempos.

De la mano del genio Clint Eastwood podemos constatar una vez más, que no es necesario un cuerpo atlético, una sonrisa de fresa y una hilarante juventud que haga que la pasión desborde la pantalla.

Solo hace falta fijarse en la magistral interpretación de sus protagonistas para ver cómo el aplomo, la lealtad, la responsabilidad, el futuro incierto y la lucha en la que te pone la vida cuando - quizá algo tarde- se cumple tu sueño; no son incompatibles con la carne de gallina que te sube por la espalda cuando la mano de quien amas roza levemente tu mejilla; ni tampoco con los nervios que te llevan a comprarte un vestido para la primera cena juntos , ni con la sonrisa que cual quinceañera se te escapa al mirarle de soslayo.

Esto y mucho más es lo que nos encontraremos en "Los Puentes de Madison", una adaptación de la novela de Robert J.Wallace del mismo nombre que en 1995 llegó a la gran pantalla.

Es curiosa, o al menos digna de mención, la ceguera de los "entendidos" hollywoodienses quienes se dejaron eclipsar por cerditos rosados; héroes galácticos en misiones septuagenarias, alcohol y muerte en Las Vegas; penas de muerte y gritos todos a una de libertarios encabezados por Wallace.

Films sin lugar a duda merecedores -casi todos- de galardones, pero en los que se extraña un trocito de Madison.

Se extraña la representación de una película en la que hasta el duro Clint llora de amor bajo la lluvia - en una de las escenas más dramáticas jamás filmadas- mientras que Streept con el llanto y el silencio como únicos conocedores de su intimidad, se aferra al manillar del coche congelada por el dolor.

Personalmente rehuyo cualquier categorización temática que trate de unificar los criterios y obras de un mundo tan heterogéneo y dispar como el que nos ocupa, si bien este caso no es una excepción.

No diré pues que estamos ante un drama romántico, ni diré tampoco que pertenece al cine de ideas. Lo único que podemos asegurar es más que una certeza un deseo: Sr Eastwood, no se muera nunca.(4)


CITAS:
1.- es.wikipedia.org/wiki/Los_puentes_de_Madison


2.- http://www.blogdecine.com/criticas/los-puentes-de-madison-breve-encuentro

3.- http://www.decine21.com/Peliculas/Los-puentes-de-Madison-4213

4.- http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article3056.html




miércoles, 14 de marzo de 2012

THE UNFORGIVEN


FICHA TÉCNICA

Título original: Unforgiven. (Sin Perdón)

Año: 1992.

Duración: 127'.

País: Estados Unidos.

Dirección: Clint Eastwood.

Guión: David Webb Peoples.

Reparto: Clint Eastwood, Gene Hackman,Morgan Freeman, Richard Harris, Jaimz Woolvett, Saul Rubinek, Frances Fisher,Anna Thomson, David Mucci, Rob Campbell, Anthony James, Tara Dawn Frederick, Beverley Elliott, Liisa Repo-Martel, Josie Smith, Shane Meier, Aline Levasseur, Cherrilene Cardina.

Producción: Warner Bros. Pictures / Malpaso Company.

Música: Lennie Niehaus.

Fotografía: Jack N. Green.



PREMIOS


GLOBOS DE ORO 1993
  • Mejor película - Drama Candidato
  • Mejor director Ganador
 PREMIOS BAFTA 1992

  • Mejor película  Candidato
  • Mejor director Candidato

PREMIOS OSCAR  1992

  • Mejor película Ganador
  • Mejor director Ganador
  • Mejor actor    Candidato



SINOPSIS:


William Munny,es un pistolero retirado, viudo y padre de familia, que pasa por dificultades. Hace años que abandonó la violencia, pero ahora su única salida para sacar adelante a su familia es hacer un último trabajo como caza recompensas, acompañado por un viejo socio y un joven e inexperto novato. Su misión: matar a dos hombres que cortaron la cara a una prostituta.




COMENTARIOS:

Western crepuscular tan notable como que revitalizó por los años 90 al casi por entonces vetusto género madre del cine americano. Clint hizo un magistral título que se convertiría en clásico en los años posteriores, y él como actor compone a un personaje casi borgeano que recuerda todo el tiempo al "Rosendo Juárez" de "Hombre de la esquina rosada", tanto por su situación como por reencontrarse con su destino fatal. Ganó oscar a mejor filme y las actuaciones son todas excepcionales. Memorable.(1)

Clint Eastwood in The Unforgiven

William Munny (Clint Eastwood) es un tranquilo y viudo porquero que vive con sus dos pequeños hijos en una aislada granja.


Un buen día a su hogar llega un joven pistolero llamado The Scoffield Kid (Jaimz Woolvett) quien le requiere para asesinar a dos vaqueros que han marcado cruelmente a una prostituta. Munny había sido un conocido y despiadado criminal que con el paso de los años ha decidido alejarse de ese pasado sanguinolento, pero ante las necesidades económicas de su familia, terminará aceptando la oferta del muchacho.

Estupendo western de Clint Eastwood que intenta con éxito desarrollar una mirada revisionista, desmitificadora, sombría, lírica y antimaniquea sobre los mitos y héroes del antiguo oeste americano.

Establece también una autoparodia sobre su propia personalidad cinematográfica dentro del género y una riqueza temática sobre múltiples asuntos morales y sociales como la redención personal, el valor de la vida y la muerte o el progreso sensible y emocional del individuo.

Dedicado a sus maestros Sergio Leone y Don Siegel y adaptando un antiguo guión de David Webb Peoples, Eastwood realiza uno de sus trabajos más destacados (junto a "Bird"). "Sin Perdón" es un título compactado de forma excelente, que además de la influencia de sus principales mentores cinematográficos anteriormente citados, aporta la clásica sensibilidad fílmica en muchos aspectos del proceder de varios de los más grandes directores del séptimo arte como John Ford, Anthony Mann o Howard Hawks, en la templada modulación de personajes y ambientes, utilización del paisaje, recia capacidad narrativa o retrato de universos hombrunos. (2)



‘Sin perdón’ (‘Unforgiven’, Clint Eastwood, 1992) fue la película que abrió los ojos a mucha gente que no veía en Eastwood ni un buen director ni un buen actor. A partir de ese instante, sobre todo por los cuatro Oscars que recibió el film, los fans del actor director se multiplicaron, algo que siguió en aumento con su posterior éxito con ‘Million Dollar Baby’ (id, Clint Eastwood, 2004). A pesar de la adoración que todo el mundo parece sentir por un genio indiscutible, siempre me pareció un poco injusto que ese reconocimiento popular llegase tarde. Me explico, aunque ‘Sin perdón’ ya data de hace casi 20 años y la trayectoria posterior del director haya sido inmejorable, lo cierto es que antes de su western más famoso como director, hay otros 20 años en los que Eastwood dirigió algunas de sus mejores películas.
Por eso mi relación con ‘Sin perdón’ es de amor/odio. Lo primero es lo que trataré de explicar en este texto, y lo segundo porque aún a día de hoy, muchos siguen empeñados —quien sabe si por ignorancia, lo cual no tiene nada de malo, o por necedad, lo cual sí— no ya en reconocer que Eastwood era un gran director con anterioridad, sino en desconocer por completo su obra mientras dirigen alabanzas hacia su trabajo. Voy a hacer una comparativa con el fútbol que nunca pensé que haría —entre otras cosas porque no me gusta el mencionado deporte—: hace ya mucho tiempo, un poco más allá de la realización de ‘Sin perdón’, cierto equipo gallego que estaba en segunda ascendió a primera división. Aparecieron socios, que hasta aquel momento admiraban a otros equipos, hasta de debajo de las piedras.
Dicho esto, pasemos a hablar de la película.

La maduración de un proyecto
A mediados de los años 70 un guionista poco conocido por aquel entonces, David Webb Peoples —años más tarde conocido por el guión de ‘Blade Runner’ (id, Ridley Scott, 1982)—, escribió el guión de ‘Sin perdón’ influenciado sobre todo por el visionado de una de las obras maestras de Martin Scorsese, ‘Taxi Driver’ (id, 1976) y por la lectura de la novela ‘The Shootist’, obra de Glendon Swarthout, que conocería una adaptación de la mano de Don Siegel protagonizada por John Wayne, ‘El último pistolero’ (‘The Shootist’, 1976). Hay que apuntar que dicho film guarda no pocos parecidos con el que nos ocupa, por cuanto también narra las últimas andanzas de un viejo pistolero que sólo busca acabar sus días con algo de dignidad. El primero en interesarse por el libreto fue Francis Ford Coppola, que pensó en Gene Hackman para interpretarlo, pero por una razón u otra fue retrasándolo hasta que expiró su opción de compra.
Eso ocurrió en 1983, tras el rodaje de ‘Impacto súbito’ (‘Sudden Impact’, Clint Eastwood, 1983), cuando el famoso actor, aconsejado por Sonia Chernus —guionista del mejor western de Eastwood, ‘El fuera de la ley’ (‘The Outlaw Josey Wales’, 1976)—, se fijó en el mismo y enseguida se dio cuenta de que era lo que siempre había estado buscando. Pero en lugar de ponerse rápidamente a filmarlo, hizo algo que muy pocos se atreven a hacer por voluntad propia: esperar durante casi diez años a tener la edad adecuada para interpretar a William Munny. De esta forma el proyecto maduró en la cabeza de Eastwood, e incluso dirigió otro western en el proceso de espera, ‘El jinete pálido’ (‘Pale Rider’, 1985).
La historia nos presenta a William Munny, un antiguo pistolero que ahora vive con sus dos hijos pequeños alejado de todo mal, aunque en condiciones precarias. La relación con su mujer Claudia, fallecida a la temprana edad de 29 años, hizo que Munny se apartase del mal camino que llevaba convirtiéndose en un hombre de bien. Pero la leyenda hace que alguien siempre esté interesado en rescatarla del olvido. Munny recibe la visita de un joven atrevido, Schofield Kid, que quiere pedirle ayuda para matar a dos hombres que rajaron la cara a una prostituta y no recibieron castigo por ello. La recompensa de 1.000 dólares que hay convence a Munny de volver a las andadas, aunque las cosas ya no son tan fáciles como entonces. Con Schofield y un antiguo socio, Ned Logan, partirán a implantar ¿justicia?


La desmitificación del western

Uno de los últimos rótulos de ‘Sin perdón’ es un conciso “dedicated to Sergio and Don”. Evidentemente se refiere a Sergio Leone, con quien hizo la mítica trilogía del dólar, y Don Siegel, con quien hizo cinco películas —si contamos la ópera prima de Eastwood, seis—, y de quien aprendió prácticamente todo lo que sabe de dirección. Estos dos autores navegan por las imágenes del film, pero menos de lo esperado. Nombres como John Ford —la contenida lírica del relato—, Sam Peckinpah —el héroe crepuscular condenado a un fatal destino—, John Huston —el perdedor—, o William A. Wellman —una vez más ‘Incidente en Ox-Bow’ (‘The Ox-Bow Incident’, 1943) se vislumbra en su obra— están más presentes que los dos antes mencionados, pero dichas influencias están asimiladas como debe ser. Insertadas inteligentemente en la historia no ahogan ni por un instante el estilo de Eastwood, fusión de clasicismo y modernidad que ningún otro director posee en la actualidad.

‘Sin perdón’ parece una continuación de los temas planteados por el propio Eastwood dentro del género del western, de Ford que en los años 60 nos ofreció su visión crepuscular del género con la imprescindible ‘El hombre que mató a Liberty Valance’ (‘The Man Who Shot Liberty Valance’, 1962), y de Peckinpah, que con su mirada violenta descompuso la épica de un mundo en extinción, el de los viejos pistoleros que deben adaptarse a los nuevos tiempos. William Munny, a quien Eastwood arrastra literalmente por el suelo infinidad de veces, o le hace caer de su caballo, bien podría ser una extensión de Josey Wales, con quien termina de emparejarlo tras el enfrentamiento final en el bar. El biógrafo le pregunta cómo eligió el orden para matar a los cinco hombres que se enfrentaban a él. La respuesta de Munny es una evolución lógica a la respuesta que da Wales en ‘El fuera de la ley’ en una situación parecida.

La figura del biógrafo remite directamente al citado film de John Ford, en el que la leyenda quedaba más bonita que la realidad. W.W. Beauchamp (Saul Rubinek) también busca la leyenda en la historias, por lo que éstas son recordadas, pero su periplo le llevará hasta el mismísimo centro de la realidad, comprobando que ésta es mucho más cruel y triste que todo lo ya no escrito, sino imaginado. Será testigo directo del último acto horrendo de William Munny, el asesino de mujeres y niños, cuya transformación en el relato sigue una lógica interna. Tras once años apartado del alcohol, el principal motivo de su pasado violento, las armas o los caballos —en el film monta una yegua—, volverá a ser el que era antaño cuando le comuniquen la muerte de su amigo Ned y coja una botella de whisky de la que se pondrá a beber.
‘Sin perdón’ tiene un estructura casi circular, adornada con la historia paralela de Bob el inglés —sensacional y divertido Richard Harris—, un pistolero que ha acudido al pueblo atraído por la recompensa. Su enfrentamiento con Little Bill Daggett, el sheriff del pueblo, no sólo es un anticipo de lo que le espera a Munny y sus amigos, sino que sirve para vestir el personaje de Daggett, uno de los antagonistas más fascinantes que haya dado el cine en los últimos años. Gene Hackman, que se llevó un merecido Oscar por su interpretación, logra crear un personaje con múltiples aristas que va más allá de ser el típico villano de la función. Daggett es un hombre con un peculiar sentido de la justicia, y puede resultar tan temible —la paliza delante de todo el pueblo a Bob el inglés— como encantador por torpe —la penosa construcción de su casa—. Un rival a la altura de la leyenda de William Munny.
También nos habla de Ned Logan, quizá el único personaje positivo en un relato donde los buenos no son tan buenos ni los malos tan malos. Morgan Freeman, en su primera colaboración con Eastwood, transmite esa humanidad típica en muchos de sus personajes. Un hombre que ayuda a su amigo, pero llegado el momento de la verdad no puede disparar contra un hombre porque realmente él ya se ha reformado, ha dejado atrás de verdad su pasado violento. Schofiled Kid —un convincente Jaimz Woolvett— refleja la juventud, el ímpetu, la fanfarronería, tal vez lo que Logan y Munny fueron en sus tiempos jóvenes. El chico ayudará a Munny hasta que descubre por sí mismo que matar a un hombre puede ser algo fácil de hacer, pero muy duro de asimilar.

Hasta el clímax final, Eastwood alterna paisajes abiertos con escenas de una oscuridad casi extrema, en la que apenas pueden verse los rostros de los personajes. Poco a poco, las tinieblas van ganando a la luz en una historia cuyo clímax parece desarrollarse en el mismísimo infierno, fotografiado por un Jack N. Green en plena forma. En la famosa escena del bar, Munny aparecerá cual figura fantasmal, para llevar a cabo su venganza personal y demostrará la eficacia de la historia que instantes antes Daggett ha contado al biógrafo: un hombre tranquilo es el más peligroso en un tiroteo. La fotografía es más tenebrista que nunca, y Munny, que sabe que se verá con Daggett en el infierno, desaparece en medio de la lluvia no sin antes lanzar una advertencia de muerte y destrucción.
‘Sin perdón’ está delimitada por dos planos al más puro estilo John Ford —como si, a modo de homenaje, todo lo narrado por Eastwood no sobrepasase al más grande director de westerns que ha habido—. Un texto nos indica el pasado de Munny, y cómo una mujer le cambió la vida. Dicha mujer se llamaba Claudia, y su madre, que viajará hasta el último lugar de descanso de su hija, jamás llegará a entender por qué su única hija se casó con un hombre tan violento. Nadie conoce la verdadera cara de William Munny, sólo Claudia —pocas veces un personaje que no aparece físicamente en una película tuvo tanta presencia en una historia—, y el espectador.
Conclusión y curiosidad
Una obra maestra ya no sólo del western, sino del cine en general. Un Eastwood introspectivo que hizo las delicias de los críticos europeos, mientras que en Estados Unidos tenía un gran éxito de público y se alzaba como la vencedora en los Oscars entregados en 1993, siendo el tercer western en toda la historia que conseguía el premio a la mejor película, tras ‘Cimarrón’ (id, Wesley Ruggles, 1931) y ‘Balando con lobos’ (‘Dances with Wolves’, Kevin Costner, 1990).
El bello tema a guitarra que puede oírse a lo largo del film, ‘Claudia´s Theme’, fue compuesto por el propio Clint Eastwood. Está interpretado por Laurindo Almeida, excelente músico brasileño que colaboró en film de William A. Wellman —‘Good-bye, my Lady’ (id, 1956)— o Sam Peckinpah —‘Compañeros mortales’ (‘The Deadly Companions’, 1961)—, y contiene arreglos de Lennie Nieahus(3)



El western y Clint Eastwood
Hoy en día ya nadie hace westerns, o por lo menos, ya nadie hace westerns interesantes. Sin perdón quedó tan bien hecha y fue tal su éxito, que el propio Eastwood afirmó que si algún día fuera hacer un último western, este le parecería una buena elección. Y es que en la actualidad, y voy a ser breve, que no me quiero perder por las ramas, tras el punto final al género que significó el descalabro de La puerta del cielo (Heaven's Gate, 1980) de Michael Cimino, ya nadie ha sabido dotar de suficiente entereza al western para que este reavivara de un modo firme y serio -evidentemente Clint Eastwood es el único que ha sabido llevar una continuidad del género, pese al poco número de westerns, cuatro, que ha realizado-. Los intentos de gente cómo Lawrence Kasdan (Silverado / ídem, 1985 y Wyatt Earp / ídem, 1994), Walter Hill (Jerónimo / ídem, 1993 y Wild Bill / ídem, 1995) o Geoff Murphy (Intrépidos forajidos / Young Guns II, 1990 y El último forajido / The Last Outlaw, 1994), de revitalizar el género, pese a su marcada simpatía, me parece intentos en vano, y por lo general, flojas películas de carácter anecdótico. Más interesantes, por ejemplo, se presentan obras puntuales de cineastas tan diferentes cómo pueden ser Mario Van Peebles con su Renegados (Posse, 1993), Sam Raimi con su Rápida y mortal (The Quick and the Dead, 1995), Ang Lee con su Cabalga con el diablo (Ride with the Devil, 2000) o Michael Winterbottom con su El perdón (The Claim, 2001). Siendo este el panorama cinematográfico del western contemporáneo no me extraña que una obra tan cansina como Bailando con lobos (Dancing with Wolves, 1990. Kevin Costner) (cuya versión extendida es prácticamente imposible ver toda seguida) se alzara con todos los honores de su año, por encima de películas infinitamente mejores que ella cómo Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990) de Martin Scorsese o El Padrino III (The Godfather. Part III, 1990) de Francis Ford Coppola. Algo parecido le ocurriría dos años después a Eastwood y su Sin perdón al conseguir 4 estatuillas en los óscars del 92, sin embargo comparar el film de Eastwood con el de Costner, se me antoja totalmente ridículo, y ya no por las diferencias artísticas habidas en los dos films, si no por la trayectoria de uno y otro en su relación con el western.
Cuando Eastwood decidió enfundarse el traje de director al realizar Escalofrío en la noche (Play Misty for Me, 1971), él era conocido básicamente por dos vertientes cinematográficas: su faceta de cowboy y su faceta policíaca. Si bien, esta ambivalencia le ha servido siempre para conciliarse con el público comercial tras realizar proyectos más personales, cómo puede ser el hecho de realizar Licencia para matar (The Eiger Sacntion, 1975) justo después de Primavera en otoño (Breezy, 1973), Impacto súbito (Sudden Impact, 1983) después de El aventurero de medianoche (The Honky-Tonk Man, 1982), El principiante (The Rookie, 1990) después de Cazador blanco, corazón negro (White Hunter, Black Herat, 1990) o Ejecución inminente (True Crime, 1999) después de Medianoche en el jardín del bien y del mal (Midnight in the Garden of Good and Evil, 1995). Sin embargo, de ambas vertientes, la que ha salido mejor favorecido en cuanto a contenido artístico se refiere, es la del western.

Siendo Eastwood un hijo pródigo de dos realizadores cómo Sergio Leone y Donald Siegel, a uno no le deja de sorprender que en sus cuatro westerns realizados -Infierno de cobardes (High Plains Drifter, 1972), El fuera de la ley (The Outlaw Josey Wales, 1976), El jinete pálido (The Pale Rider, 1985) y Sin perdón- la huella que más se note en ellos, se la del maestro John Ford, y, en menor medida, la de Sam Peckimpah, y sí, Donald Siegel. Los cuatro westerns de Eastwood, rodados siempre con una mirada clásica que llega a ser desbordante en Sin perdón, mantienen un lujoso equilibrio entre narración y entramado dramático, lo suficientemente dinámico cómo para mantener siempre en vilo al espectador, haciendo que sirva de partícipe del film y nunca cómo juez del mismo. Los protagonistas de sus westerns son hombres abocados a la violencia, fantasmas resurgidos de la tierra para vengarse de los que le humillaron, forajidos con un áurea mística nacida del dolor y el horror por contemplar a tu familia violada y asesinada, ángeles de un cielo sin leyes que socorren a los necesitados, en definitiva, muertos vivientes de rostro enjuto, que arrastran tras de sí un carromato de cadáveres fruto de sus múltiples encuentros con pobres desdichados que se creyeron más rápidos y más listos.

No deja de ser curioso tampoco, los métodos expeditivos con los que los protagonistas eastwoodianos acaban con sus enemigos, y es que tal y cómo hiciera el protagonista de Centauros del desierto (The Searchers, 1956. John Ford), matando hombres por la espalda y disparando a los ojos a indios muertos, el cuadrado formado por "el extranjero", Josey Wales, "el predicador" y Will Munny, dentro de su épica de supervivencia se sirven de la violencia más bruta, desde a humillar a todo un poblado -no deja de ser totalmente extravagante el hecho de que el protagonista de Infierno de cobardes viole a una mujer del pueblo- a arrasar la taberna de Big Whiskey, rematando a cada uno de los cuerpos heridos... y es que al igual que el protagonista de Poder absoluto (Absolut Power, 1997), a las figuras del western eastwoodiano "ya no les queda piedad".
 Por un puñado de cortes
Una de las sensaciones que más calan al espectador que visualiza Sin perdón es el de la total falta de épica de la historia narrada. Si Sam Peckimpah había mostrado el crepúsculo del western en un grupo de hombres perdidos y aislados cuyo único motor de supervivencia es la violencia que arrastraban consigo y John Ford había jugado la última y más duras de las bazas al desmitificar la leyenda del etéreo cowboy, Eastwood, no exento de tristeza, rueda su último western desde el estigma más hondo. Su Will Munny es un asesino de mujeres y niños, un borracho que pegaba y maldecía a los animales, cuya última aventura, por si no fuera bastante, acaba por destrozarlo definitivamente, siendo el motor de la misma, unos cortes realizados por un par de jóvenes a una prostituta que se había reído al ver el minísculo pene de uno de ellos.
El despropósito de muertes y flagelaciones que conlleva dicha acción, está encadenada a los estúpidos actos de los protagonistas: un sheriff que se niega a castigar a los culpables, las prostitutas que creen que se debe pagar con la muerte tal ofensa, un joven bravucón que sólo piensa en la recompensa, y un par, casi de ancianos expistoleros, incapaces de subirse al caballo o de disparar ya a otra persona, aceptando un trabajo carente de toda épica, un vil asesinato a dos jóvenes, que al margen del acto brutal que abre el film, se presentan cómo gente de a pie, trabajadora e, incluso, arrepentida.
Los malos del western crepuscular ya no son las figuras pétreas que desafiaban a los granjeros en Raíces profundas (Shane, 1953), El forastero (The Westerner, 1940. William Wyler) o El jinete pálido, los ladrones, ya no son simpaticos Billy "The Kid", Jesse James, Butch Cassidy y Sundance Hill, no hay polos extremos, sólo una mixtura de caracteres que hacen que un sheriff cómo Little Bill se exceda en el cumplimiento del deber, tal y cómo habría hecho el sheriff de Río Bravo (ídem, 1959. Howard Hawks) o El dorado (ídem, 1967. Howard Hawks), y que el héroe de la historia no sea más que un asesino venido a menos, cómo el de Centauros del desierto o El grupo salvaje (The Wild Bunch, 1969) de Peckimpah. Quizás el único personaje positivo de Sin perdón sea el Ned Logan interpretado por Morgan Freeman, un hombre que se lanza a la aventura cómo algo excitante, una manera de recordar viejos tiempos, por oscuros que sean estos. Las exageraciones de Will Munny explicándole lo que le habían hecho los jóvenes con la prostituta, reflejan la sed de Munny por lanzarse a una caza cómo un buscador de recompensa más, sin importarle la veracidad de los hechos. Logan se deja tentar y para cuando desea retirarse, ya es demasiado tarde. Por su parte, Munny, por duro que le parezca, en el momento en que pide ayuda a su amigo, está labrándose una resurrección de su antiguo yo, convertido en la actualidad en un viejo que no puede ni separar unos cerdos enfermos. En el momento en que le comunican el asesinato de Logan, Munny, abstemio hasta la fecha, coge una botella de whisky y empieza a beber, ya ha llegado al éxtasis de la resurrección: No va a quedar alma en pena viva en Big Whisky.
Eastwood traza su film con una planificación majestuosa, juega con la leyenda y la realidad bajo los personajes cínicos y mentirosos de Bob El Inglés y Little Bill, retrata la muerte del significado del cowboy al abocarlo a una aventura tan estúpida cómo suicida, y todo, con un devenir de planos sin movimiento y un uso del montaje deslumbrante. Eastwood no es que ruede como Ford, es que en Sin perdón, prácticamente se convierte en John Ford.
¡Que diría Leone si levantara la cabeza!.(4)



CITAS:

1.- http://www.rosariocine.com.ar/Los-Imperdonables_2239

2.- http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article1147.html

3.- http://www.blogdecine.com/criticas/clint-eastwood-sin-perdon

4.- http://www.miradas.net/0204/estudios/2002/11_ceastwood/sin_perdon.html





PER UN PUGNO DI DOLLARI

CLINT EASTWOOD



Clinton Eastwood Jr. (31 de mayo de 1930, San Francisco, California, Estados Unidos) es un actor, director de cine, productor cinematográfico, guionista, músico y compositor estadounidense.

Ha sido galardonado con cinco premios Óscar, un premio Irving G. Thalberg, cinco premios Globo de Oro, un premio Screen Actors Guild Award y cinco premios People's Choice Awards además de otros numerosos premios internacionales. Su dilatada carrera cinematográfica se extiende de 1955 a la actualidad.

BIOGRAFÍA
Sus padres fueron Clinton Eastwood Sr. y Margaret Ruth (Runner) Eastwood. Nació en San Francisco pero se crio en Oakland, después de ir de una ciudad a otra con su padre en busca de trabajo durante la Gran Depresión. Sus padres no podían permitirse pagarle estudios superiores, por lo que, tras acabar los estudios primarios, tuvo que empezar a trabajar en diversas labores como leñador, albañil, pianista, bombero forestal, limpiapiscinas, obrero del metal y muchas otras más que desempeñó para ganarse la vida. (1)

Cumplió el servicio militar como instructor de natación en Fort Ord. Esto le permitió ahorrar unos dólares con los que pudo pagarse unas clases de arte dramático en Los Angeles College.

Cabe destacar que fue fuertemente influenciado por dos amigos que conoció en el campamento militar: David Janssen, que luego fue famoso por su papel como actor en la serie El fugitivo, y Martin Milner, que realizó otra serie titulada La vida de Ritley. Gracias a ellos logró un contrato con la Universal de 76 dólares semanales, garantizadas cuarenta semanas al año de trabajo en sus estudios. En esa época los grandes estudios tenían una política llamada del Star-system, con la que se encargaban de formar y pulir a las futuras estrellas.

En 1953, a los 23 años, se casó con Maggie Johnson, que sería la madre de sus hijos Kyle y Alison, y un año después debutó en una película llamada Revenge of the creature con el director Jack Arnold, repitiendo con él en la película Tarántula. El mismo año (1955) trabajó en películas como Francis in the navy o Lady Godiva.

Pasó seis años trabajando en televisión (1959 - 1965), en una serie llamada Rawhide (cuero crudo). Esto hizo que su innegable apostura y buen parecido se hiciera muy popular en los medios.

File:Clint Eastwood Don Hight Rawhide 1962.JPG
Clint Eastwood y Don Hight, 1962
Pero su gran salto a la fama fue en 1964, cuando Richard Harrison y James Coburn rechazaron el papel protagonista de Magnificent Stranger, de Sergio Leone, rodada en Almería. La película acabó titulándose Por un puñado de dólares. Anecdóticamente, Eastwood tuvo que aportar su propio vestuario, comprando el poncho que sería famoso en las siguientes películas de Sergio Leone.

Con los spaghetti westerns Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio (en Hispanoamérica Por unos dólares más) y El bueno, el feo y el malo, Clint Eastwood se embolsó la cifra de 270.000 dólares. Eastwood estampa en estos films su clásica figura de duro y sin piedad.

En 1968 creó su propia productora, The Malpaso Company (más tarde Malpaso Productions), con la que ha realizado todas sus películas desde entonces.

En su país, trabajó en esta primera época con actores de la talla de Richard Burton, Lee Marvin, Shirley MacLaine, Telly Savalas y Donald Sutherland, consagrándose como una estrella de acción del celuloide. Su imagen se hizo popular en extremo, de tal modo que muchos imitaban su forma de ser y solicitaban su autógrafo en todo lugar al que fuere. En esa época, Eastwood gustaba además de pasear con un orangután como mascota.

En 1971 decide dirigir su primera película, The Beguiled: The Story Teller, un documental sobre el rodaje del filme El seductor, de Don Siegel, en el cual interpretaba el papel principal.

Ese mismo año, Don Siegel le ofrece el papel que marcará su carrera interpretativa, Harry el sucio, en el que retorna al hombre duro y sin piedad de las anteriores películas, pero convertido en agente de la ley. Más tarde vendría Harry el fuerte, una secuela de la serie. Estas actuaciones consagraron a Eastwood definitivamente como estrella de cine y lo enmarcaron como duro.

En un principio se pensó que la interpretara John Wayne, pero no se atrevió, al pensar que podría ser negativo para su imagen por su polémica "violencia gratuita".

Reavivando la pobre llama del western, realiza dos películas, Joe Kidd e Infierno de cobardes, su segunda película como director.

Por temor a ser encasillado de machista y de fascista tras protagonizar sus siguientes películas, Harry el fuerte y Harry el ejecutor, elige interpretar las películas Kelly's Heroes, Licencia para matar y El fuera de la ley.

En 1986 entra en la vida política como alcalde por el Partido Republicano, de Carmel, la ciudad donde reside habitualmente, y un año después abandona el cargo por falta de tiempo para realizar sus películas, pero ya como director y actor.

Su vida sentimental sufre un brusco cambio al conocer a la actriz Sondra Locke, mientras rueda Ruta suicida, de la que terminaría enamorándose y provocando la ruptura con su esposa Maggie Johnson, después de 25 años de matrimonio.

La relación sentimental entre Sondra y Clint terminaría en 1989, debido a su romance con la también actriz Frances Fisher (Sin perdón o Titanic), con la que tendría una hija. Siete años después terminaría casándose con la periodista latina Dina Ruiz.

Experimentando como director y evolucionando hacia una etapa más creativa, realiza varias películas seguidas, interpretadas por él mismo. Destacan Firefox, Impacto súbito, El jinete pálido y finalmente El sargento de hierro.

Por su pulido y exitoso trabajo, en 1991 recibe el Premio Irving G. Thalberg a su trayectoria en la gala de entrega de los Premios Óscar.

A partir de ese momento dirige una serie de películas que le convertirán en uno de los directores más destacados de los años 90. Tras Bird y Cazador blanco, corazón negro, dirige la que algunos consideran su mejor película, Sin perdón (llamada también en Hispanoamérica Los imperdonables), que a la larga se convierte en clásico de los western, y fue galardonada con un Globo de Oro al mejor director y cuatro Óscar, entre ellos el de mejor película y mejor director, siendo también candidato a mejor actor.

En Un mundo perfecto se dirigió a sí mismo y compartió cartel con uno de los intérpretes de moda en ese momento, Kevin Costner, tras lo cual filmó Los puentes de Madison, donde su calidad interpretativa se reafirma compartiendo cartel con Meryl Streep.

Dirige a su propia hija en Medianoche en el jardín del bien y del mal (1997), y en el año 2000, junto a los renombrados actores Tommy Lee Jones, Donald Sutherland y James Garner, protagoniza y dirige Space Cowboys, segunda película más taquillera de los Estados Unidos ese año.

Mystic River, película que dirige en 2003, significa la vuelta de Eastwood al drama. Con esta película consigue seis candidaturas a los premios Óscar, entre ellas mejor película y mejor director, ganando dos premios (al mejor actor y al mejor actor de reparto).

En 2004 dirige y protagoniza junto a Morgan Freeman Million Dollar Baby, una excelente película de corte dramático que reedita el éxito cosechado con Sin perdón, y que le hace ganar su segundo premio Óscar como mejor director, además de conseguir el premio a la mejor película.

En 2006 regresa a su faceta como director y dirige dos películas tituladas Banderas de nuestros padres (basada en la novela escrita por uno de los hijos supervivientes de la batalla) y Cartas desde Iwo Jima. Ambas películas cuentan las experiencias de la Batalla de Iwo Jima desde los puntos de vista estadounidense y japonés respectivamente.

Cartas desde Iwo Jima ganó el Globo de Oro 2007 en la categoría de mejor película de habla no inglesa. Eastwood fue doblemente nominado al premio de mejor director, pero no le fue concedido.

En 2008 dirigió Gran Torino, seguida en 2009 de Invictus. El 21 de enero de 2011 se estrenó Más allá de la vida y J.Edgar se estrenará en noviembre de 2011 en USA y en enero de 2012 en España.

En 2012 protagonizará la película titulada Trouble with the Curve, en la que dará vida a un ojeador de béisbol. El director es Robert Lorenz, su habitual asistente de dirección.(2)

Otras actividades

Además de sus facetas como actor, director y realizador, le ha apasionado desde temprana edad la música Jazz y posee varias empresas deportivas y hosteleras, entre ellas un complejo turístico de lujo en la localidad de Monterey Country. Tiene fama de ser un hombre deportista; de hecho siempre ha fomentado una imagen referente, en la que el deporte forma parte de su vida y, pese a su edad, mantiene un buen estado físico.

Simpatizante del Partido Republicano desde su juventud, se ha ido distanciando del juego político y actualmente se define como un libertario.(3)

Sus hijos

Eastwood ha estado casado dos veces, y tiene seis hijas y dos hijos de cinco compañeras sentimentales.

• Kimber Eastwood (17-06-64) con Roxanne Tunis.

• Kyle Eastwood (19-05-68) y Alison Eastwood (22-05-72) con Maggie Johnson.

• Scott C. Reeves Eastwood (21-03-86) y Kathryn Ann Reeves Eastwood (02-02-88) con Jacelyn Reeves.

• Heather Eastwood (19-07-1988) es mencionada en algunas publicaciones, sin más antecedentes.

• Francesca Fisher-Eastwood (07-08-93) con Frances Fisher.

• Morgan Eastwood (12-12-96) con Dina Ruiz.

PREMIOS

Premios OSCAR
2006 Mejor película  Cartas desde Iwo Jima  Candidato

2006 Mejor director  Cartas desde Iwo Jima  Candidato

2004 Mejor película  Million Dollar Baby Ganador

2004 Mejor director  Million Dollar Baby Ganador

2004 Mejor actor      Million Dollar Baby Candidato

2003 Mejor película  Mystic River  Candidato

2003 Mejor director Mystic River  Candidato

1994 Premio en Memoria de Irving Thalberg  Ganador

1992 Mejor película  Sin perdón   Ganador

1992 Mejor director Sin perdón  Ganador

1992 Mejor actor     Sin perdón   Candidato

Premios BAFTA

2009 Mejor director  Changeling  Candidato

1992 Mejor película  Sin perdón  Candidato

1992  Mejor director Sin perdón  Candidato

Premios Globo de Oro

2010 Premio al Mejor Actor de los 90 Candidato

2010 Mejor Director  Invictus  Candidato

2009 Mejor canción original  Gran Torino  Candidato

2009 Mejor banda sonora   Changeling    Candidato

2008 Mejor canción original Grace Is Gone Candidato

2008 Mejor banda sonora  Grace Is Gone  Candidato

2007 Mejor director  Banderas de nuestros padres  Candidato

2007 Mejor director  Cartas desde Iwo Jima Candidato

2007 Mejor película en lengua no inglesa  Cartas desde Iwo Jima  Ganador

2005 Mejor director  Million Dollar Baby  Ganador

2005 Mejor banda sonora  Million Dollar Baby  Candidato

2004 Mejor película - Drama  Mystic River  Candidato

2004 Mejor director Mystic River Candidato

1996 Mejor director Los puentes de Madison  Candidato

1993 Mejor película - Drama  Sin perdón  Candidato

1993 Mejor director Sin perdón  Ganador

1989 Mejor director  Bird Ganador

1988 Premio Cecil B. DeMille Ganador



POR UN PUÑADO DE DÓLARES


 
FICHA TÉCNICA

• Título Per un pugno di dollari Por un puñado de dólares

• Dirección Sergio Leone

• Producción Arrigo Colombo, Giorgio Papi

• Guion Sergio Leone, A. Bonzzoni, Víctor Andrés Catena, Jaime Comas Gil

• Música Ennio Morricone

• Fotografía Massimo Dallamano, Federico G. Larraya

• Montaje Roberto Cinquini, Alfonso Santacana

• Protagonistas Clint Eastwood, Gian Maria Volonté, Marianne Koch, Antonio Prieto Puerto, José Calvo, Margarita Lozano, Wolfgang Lukschy, Sieghardt Rupp, Joseph Egger

• País(es) Italia, España, Alemania Occidental

• Año 1964

• Género Spaghetti western

• Duración 95 minutos

• Compañías Productora Jolly Film, Ocean Films, Constantin Film Produktion

• Distribución United Artists(4)
SINOPSIS

Tras la muerte de Juárez, en México dominan la injusticia y el terror. Joe llega al pueblo fronterizo de San Miguel, donde dos familias se disputan el poder, y entra al servicio del clan Rojo.

Una noche Joe es testigo del intercambio de oro por armas entre mexicanos y soldados de la Unión.



COMENTARIOS

Este es el primer western dirigido por Sergio Leone. Rodada con escasos medios económicos , Por un puñado de dolares logró desde su estreno, que se produjo en Florencia en Agosto de 1964, con unos excelentes resultados comerciales, lo que motivó la realización de un segundo film iniciando la famosa trilogía western, también conocida como Trilogía del dólar, en coproducción con varios países europeos y rodada en la región de Tabernas, Almería (España). La trilogía obtuvo un inesperado gran éxito, además de aportar dos nuevos talentos al medio, el compositor Morricone, amigo desde la infancia del director, y el actor Clint Eastwood, desconocido hasta entonces, al que el director contrata entre un grupo de actores. Como anécdota curiosa, destacar que Por un puñado de dólares tuvo ciertos problemas legales al estar inspirada en una película anterior de Akira Kurosawa titulada Yojimbo (1961).

La consecuencia de este triunfo fue el rodaje de un tercer filme,El bueno, el malo y el feo.


Antes de continuar la serie ‘Rawhide’ (‘Látigo’), el futuro intérprete de ‘Harry el sucio’, pensó que venirse a España a rodar una película podría significar una buena oportunidad para seguir desarrollando sus aptitudes como actor. Cambiar de aires, sobre todo porque ya estaba un poco cansado de la CBS y la mencionada serie, podía venirle bastante bien. Así que, con alguna que otra duda, los consejos de su mujer por aquel entonces, y la condición de que podría cambiar los diálogos de su personaje, cruzó el charco dispuesto a probar nuevas experiencias.

‘Il magnifico straniero’ fue el título con el que se rodó la película, cambiándolo por el que todos conocemos justo antes de su estreno. Eastwood no sabía quien era Sergio Leone, quien había hecho algún que otro peplum (género, o subgénero, que empezaba a entrar en decadencia en Italia) y colaborado en algunas superproducciones (fue el director de la segunda unidad de ‘Quo Vadis’ y ‘Ben-Hur’), y éste apenas conocía nada de Eastwood. Simplemente le había parecido interesante al verlo en algún que otro episodio de ‘Rawhide’. Pensó que podría envejecer su aspecto, poniéndole barba de días y cierto aspecto desaliñado. No se equivocó.

Eastwood no hablaba italiano y Leone no hablaba inglés, pero al poco tiempo acabaron entendiéndose a la perfección, pues ambos compartían una enorme pasión por el cine. A Sergio Leone se le consideró el padre del spagetthi western, algo que a él siempre le molestó. Lo cierto es que este film, en contra de todo pronóstico, fue el que terminó de impulsar dicho subgénero, que hasta entonces contaba con algunas producciones, sobre todo de origen alemán (anotar la graciosa anécdota de que en Italia, los espectadores pensaron que Clint Eastwood era una actor alemán, ya que ‘Rawhide’ aún no había llegado al país de la bota).


Leone le dio la vuelta a lo que hasta entonces se conocía como western. El director italiano cambió por completo las reglas de un género genuinamente americano, y aunque esto fue visto en un principio como una falta de respeto, no hay más que fijarse un poco para comprobar el profundo amor y cariño que Leone sentía por las películas norteamericanas. El personaje central rompía todos los moldes del típico héroe. Su entrada en escena ya marca por dónde irán los tiros, nunca mejor dicho, en el film. Su llegada a un pueblo fronterizo, en el que parándose a beber un poco de agua en un pozo, es testigo de cierta injusticia (a nuestros ojos) en la que no interviene. ¿Estamos ante el héroe o por el contrario es uno de los villanos? Leone se reserva esa información para más adelante, y nos sorprende mostrándonos a alguien sin ningún tipo de moral o ética al ofrecer sus servicios de pistolero a los dos bandos que se disputan el poder en el pueblo.

Por un puñado de dólares’ es un remake en toda regla de ‘Yojimbo’, el famoso film de Akira Kurosawa protagonizada por Toshiro Mifune, aunque en un principio Leone intentó disculparse poniendo todo tipo de excusas. Kurosawa montó en cólera y denunció a los productores, logrando ganar el pleito (los derechos de distribución internacionales fueron exclusivamente suyos). Dejando a un lado polémicas de este tipo, se puede apreciar que ‘Yojimbo’ tenía una historia que podía ser trasladada perfectamente al western (no nos olvidemos de que Kurosawa además rendía con ese film un homenaje al género en cuestión, sobre todo por sus admiradas películas de John Ford, pasión que compartía con Leone), pasado por el filtro que el director italiano estaba a punto de convertir en estilo. La amoralidad del film japonés también está presente en ‘Por un puñado de dólares’, subrayando esto con un incremento de la violencia hasta límites insospechados para la época (atención a la paliza que recibe el personaje central cuando es pillado in fraganti en una de sus artimañas).


Leone, además de una puesta en escena reforzada por unos decorados de una sequedad brutal, en perfecta armonía con el uso del formato scope, contó con dos elementos que hoy día son ya inmortales. Por un lado la inolvidable música compuesta por Ennio Morricone, que va más allá de ser un mero acompañamiento musical. Sus melodías, pegadizas hasta decir basta, muestran y sugieren las motivaciones o sentimientos de los actores de una forma que nunca antes se había visto. El compositor italiano, que a día de hoy sólo tiene un Oscar honorífico, se convertiría en el máximo referente de las bandas sonoras en películas de este tipo (a la copia le salieron copias hasta debajo de las piedras), llegando a expandirse en otros géneros, como ya todos sabemos.

El segundo elemento es, cómo no, Clint Eastwood, cuya composición sigue resultando, aún a día de hoy, una de las mejores de su larga carrera como actor. Con una sorprendente ironía, un laconismo utilizado como expresividad, y cierto sentido del humor (la escena en la que pide al sepulturero tres ataúdes, y después de matar a cuatro hombres le dice que se equivocó, que quería decir cuatro, es impagable), el actor compone un personaje inolvidable. Leone siempre dijo que Eastwood tenía tres expresiones: con cigarro, con sombrero, y sin sombrero. Lo que nunca dijo, porque tal vez ya se daba por entendido, es que con esa enorme economía de medios, Eastwood era capaz de transmitir muchísimo, y de ser totalmente creíble. Por otro lado, el actor nacido en San Francisco se encontraba por primera vez dando vida a un tipo de personaje que no le abandonaría nunca, y que raya en cierto modo con lo fantástico. Su aire misterioso (aparece en medio de una humareda, impasible, peligroso), su origen desconocido, su parquedad en palabras, nos hacen pensar en alguien no humano, o de carácter fantasmal. Esto queda bien patente en una de las secuencias finales, cuando uno de los villanos dispara seguidas veces a Eastwood, y éste se levanta una y otra vez mientras susurra palabras, que semejan por el tono ser de ultratumba. Leone demuestra inteligencia al poner el punto de vista en el villano, de modo que el espectador no tiene más datos que él, y se sorprende (aterroriza) de lo que sucede. El actor Gian Maria Volontè es el perfecto contrapunto a la sobriedad de Eastwood.


Clint Eastwood se volvió a los USA convencido de que la película se olvidaría, hasta que el impresionante éxito que tuvo en Europa le pilló totalmente por sorpresa (incluso no sabía nada de lo del cambio del título). Leone quedó encantado de poder contar con él, después de la negativa de varios actores como Charles Bronson, quien dijo que el guión le parecía el peor que había leído en su vida, o Henry Fonda, que despidió a su agente pues éste ni siquiera le enseñó el guión que Leone le hizo llegar (¿es necesario que diga en qué impresionante película trabajaron los tres unos años después?).

El western empezó a despuntar en Europa, al contrario de lo que sucedía en su país de origen. El cine americano ya llevaba un tiempo trayendo algunas de sus producciones al viejo continente, aprovechando las subvenciones que el cine recibía por aquí (lo que son las cosas, eh?). Eastwood volvería a recibir una llamada para interpretar otra película que haría historia, ‘Per qualche dollare in più’, conocida aquí como ‘La muerte tenía un precio’, en la que Leone y Eastwood tocarían la perfección, cosa que aquí no sucede por un par de detalles no demasiados molestos (la rivalidad de los bandos en realidad era algo fácil de solucionar, y esa cámara subjetiva en el personaje de Volontè cuando cae abatido). Sea como fuere, se disfruta de principio a fin. (5)




CITAS
1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Clint_Eastwood
2.- http://es.wikipedia.org/wiki/Clint_Eastwood
3.- http://es.wikipedia.org/wiki/Clint_Eastwood
4.- http://es.wikipedia.org/wiki/Por_un_pu%C3%B1ado_de_d%C3%B3lares