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miércoles, 22 de junio de 2011

CHARIOT OF FIRE

CHARIOTS OF FIRE




Chariots of Fire es una película británica de 1981, dirigida por Hugh Hudson. Basada en la historia real de los atletas británicos preparándose para competir en los Juegos Olímpicos de París 1924.

FICHA TÉCNICA

Título Chariots of Fire (Carros de Fuego)

Dirección : Hugh Hudson

Producción : David Puttnam

Guion : Colin Welland

Música: Vangelis

Fotografía: David Watkin

Montaje: Terry Rawlings

Vestuario :  Milena Canonero

País(es) : Reino Unido

Año : 1981

Género :Drama, histórico, deportes

Duración 123 minutos

Productora Enigma Productions, Allied Stars Ltd., Goldcrest Films International

Distribución Twentieth Century Fox Film Company

Presupuesto $5,500,000

Reparto

• Ben Cross - Harold Abrahams

• Ian Charleson - Eric Liddell

• Nicholas Farrell - Aubrey Montague

• Nigel Havers - Lord Andrew Lindsay

• Ian Holm - Sam Mussabini

• John Gielgud - Master del Trinity College, Universidad de Cambridge

• Lindsay Anderson - Master del Caius College, Universidad de Cambridge

• Cheryl Campbell - Jennie Liddell

• Alice Krige - Sybil Gordon

• Struan Rodger - Sandy McGrath

• Nigel Davenport - Lord Birkenhead

• Patrick Magee - Lord Cadogan

• David Yelland - Príncipe de Gales

• Peter Egan - Duque de Sutherland

• Daniel Gerroll - Henry Stallard

• Dennis Christopher - Charlie Paddock

• Brad Davis - Jackson Scholz

File:Chariots of Fire beach.jpg

ARGUMENTO

Gran Bretaña, 1920. Dos jóvenes corredores de diferentes clases sociales Harold Abrahams (Ben Cross) y Eric Liddell (Ian Charleson) se entrenan con un mismo objetivo: competir en los Juegos Olímpicos de París 1924.


Eric es un cristiano evangélico de la iglesia reformada de Escocia y sus padres son misioneros en China. Ha nacido en China pero ha vuelto a Escocia para estudiar, y ha llegado a ser un famoso jugador de rugby. Su fama como deportista excepcional más su simpática personalidad y su desenvolvimiento como un predicador del evangelio en contacto con la gente hacen de Eric un personaje de excepcional talla: famoso pero humilde, conocido por todos pero también accesible a todos, querido por los niños y por los grandes,...

Cuando finaliza la película se informa que Eric murió después de la Segunda Guerra Mundial en la China ocupada y que toda Escocia lo lloró. Eric aparece como un cristiano humilde y satisfecho en Dios que, con gran clarividencia y fe, entiende que la voluntad de Dios para su vida es ser misionero en la China, una vida heroica de por sí, pero que además Dios se complace con que él corra y use sus dones como el veloz corredor que es, lo cual deberá hacer antes de dirigirse a su destino final en la China. Pero Eric no solo es un veloz corredor, cuando corre puede verse su alegría y su empuje interior excepcionales que deja a todos los espectadores pasmados, entre ellos al mismo Harold Abraham.


Harold Abraham, también es un personaje conmovedor, en agudo contraste con Eric, en su condición de judío, Harold percibe dolorosamente que no cuenta con el beneplácito de los ingleses (en una Inglaterra a la que él llama anglosajona y cristiana) al menos no el beneplácito que él espera. Harold posee una personalidad signada por un complejo de inferioridad social, agravado por ser él una persona sensible e inteligente. Harold encuentra una solución a su necesidad de aprecio en ser un famoso corredor. Cuando entra en el Caius College de la Universidad de Cambridge, bate el récord de velocidad tradicional de la Universidad. Más adelante, con tres compañeros de Cambridge, llegarán a formar parte del equipo olímpico, en el cual también se integrará Eric Lidell.

El clímax de la participación en las olimpíadas muestra un Harold Abraham cumplido y satisfecho, que vuelve con una medalla de oro y el aprecio de toda Gran Bretaña, a encontrarse con su fiel novia que sería su esposa.

Y termina con un Erik Lidell que alcanza toda su talla como el asombroso y querido héroe que es.

Otro personaje importante de la película es Aubrey Montague de quien podría decirse que es el héroe anónimo: es el paciente y comprensivo amigo del conflictuado Harold Abrahams. Montague hace posible para Abrahams el apoyo formidable que sólo puede dar un verdadero amigo.(1)






Premios y nominaciones

• Premio Oscar 1982 : a la mejor película (David Putnam – productor)

• Premio Oscar 1982 : al mejor vestuario (Milena Canonero)

• Premio Oscar 1982 : a la mejor música (Vangelis)

• Premio Oscar 1982 : al mejor guion (Colin Welland)

Nominada al mejor director, al mejor montaje y al mejor actor secundario (Ian Holm)

• Premio NYFCC 1981 : a la mejor fotografía (David Watkin)

• Premio National Board of Review 1981 : a la mejor película

• Premio Globo de Oro 1982 : a la mejor película extranjera – Reino Unido

• Premio BAFTA 1982 : al mejor vestuario (Milena Canonero)

• Premio BAFTA 1982 : a la mejor película (David Puttnam)

• Premio BAFTA 1982 : al mejor actor secundario (Ian Holm)

• Premio Festival de cine de Cannes 1981 : al mejor actor (Ian Holm)

• Premio Premio del Jurado ecuménico 1981 : a Hugh Hudson - director

• Premio London Critics Circle Film 1982 : a la película del año, y al guionista del año (Colin Welland)

• Premio Toronto International Film Festival 1981 : a Hugh Hudson - director

• Premio Guild Film Award – Silver 1984 : a la película extranjera (Hugh Hudson)


Harold Abrahams y Eric Liddell son dos atletas extraordinarios, uno judío y otro cristiano, que han nacido para correr. Pero ambos tienen objetivos diferentes, familia e ideas distintas, aunque tanto uno como el otro quieren competir en las Olimpiadas de 1924 y ser los mejores. Admirable resulta el afán de superación de los muchachos, uno que se lo dedica a Dios y el otro que se lo toma como un orgulloso reto personal, para asegurarse su plaza en la Universidad de Cambridge.

El gran productor británico David Puttnam (Los duelistas, La misión, Los gritos del silencio) dio la oportunidad de debutar en la dirección a un joven Hugh Hudson. Y éste no la desaprovechó. Se trata de una maravillosa película ganadora con todo merecimiento de cuatro Oscar, para vestuario, fotografía, guión e inolvidable banda sonora a cargo de Vangelis.(2)


Trata de un grupo de atletas ingleses que se prepara para competir en las pruebas de atletismo de las olimpiadas de París (1924). La ambientación es excepcional, y la música es emocionante no sólo en si misma sino por lo estupendamente seleccionada que está y los mensajes que manda. Sin esa música la película no sería ni de lejos la misma, y de hecho uno de los 4 Oscars que recibió fue por la banda sonora.

Al final la historia se centra en dos personajes: Eric Liddell y Harold Abrahams. El primero es un expléndido corredor escocés de familia evangelista para el que su fe y su conciencia priman sobre el deseo de ganar. El segundo es un estudiante de derecho judio para el que ganar como medio para alcanzar reconocimiento para los de su raza es lo primero.

La película tiene algunas "licencias literarias" que se explican en el vínculo que he puesto para Eric Lidell, pero en general representa fielmente la época y las circunstancias.


Uno no puede dejar de sentir aprecio por la posición de Liddell que se niega a competir en la prueba donde a priori tiene más posibilidades (100 metros) dado que las series clasificatorias se corren en Domingo. Resulta verdaderamente conmovedor, sobre todo en los tiempos que corren, ver como una persona es capaz de poner su conciencia por encima de todas las otras consideraciones. No deja de resonar en la mente de uno, sin embargo, que el sábado está hecho para el hombre y no el hombre para el sábado (Mc 2:27).

Por otro lado la postura de Abrahams (sobre la que no se que hay verdaderamente de cierto) dispuesto a saltarse reglas no escritas (tener un entrenador "profesional") con tal de ganar aparece como egoista, calculadora y mezquina en grado sumo. La circunstancia concreta a dia de hoy no supone nada peculiar, pero sin duda hace pensar que empezando por esas cosas pequeñas se termina en los escándalos de dopaje que tenemos actualmente. Lo cual lleva a sacar conclusiones morales bastante obvias.

En, preciosa película donde también hay sitio para el amor (muy bien contado, todo sea dicho) para que la señora no se aburra. Muy recomendable para todo el mundo.(3)


File:Charleson as Liddell.jpg


Chariots of Fire (también conocida como Carros de fuego y Carrozas de fuego) es una película británica de 1981. Escrita por Colin Welland y dirigida por Hugh Hudson, y basada en la historia real de los atletas británicos preparándose para competir en los Juegos Olímpicos de París 1924, la película fue nominada a siete Premios Óscar, y ganó cuatro, incluyendo el Oscar a la mejor película, mejor guión original, mejor banda sonora y vestuario.

Es la única película con un argumento relacionado con el deporte que ha ganado un premio Oscar.

Os dejo un vídeo en el que se ve la secuencia que más me gusta y en la que suena de fondo la canción más conocida de la película. Por cierto, la banda sonora es de Vangelis. También podéis ver otro vídeo con un resumen de la película.

Está película no debéis perdérosla(4) .


El mar y la música de Vangelis lo invaden todo.¡Sencillamente magnífico el final ! (5)


LA REALIDAD DE LOS PROTAGONISTAS:

En muchas ocasiones os he dicho que las historias que os suelo contar en la sección ’Quién fue’ merecen una película. En el caso de hoy, no podré decir lo mismo, porque la historia de nuestro protagonista sí que fue llevada al celuloide, con bastante éxito además. Si habéis visto Carros de Fuego, ya sabéis de qué va el artículo de hoy. Sea como fuere, os traigo a Eric Liddell.

Nos vamos a trasladar a China, a la ciudad de Tianjin, donde el 16 de enero de 1902, el matrimonio de misioneros escoceses formado por el reverendo James Dunlop Liddell y su esposa tuvo a su segundo hijo, al que bautizaron como Eric Henry. Cuando tenía seis años, sus padres le enviaron a él y a su hermano Robert al Eltham College, una escuela en Inglaterra para hijos de misioneros. Sus padres y una hermana menor permanecieron en China, si bien regresaron años después a Escocia.

En Eltham, Eric empezó a destacar como un excelente deportista. Llegó a ser capitán de los equipos de cricket y rugby del colegio, y empezó a hacerse famoso porque se empezó a decir que era el joven más rápido de Escocia.

En 1921, Rob y Eric Liddell ingresaron en la Universidad de Edimburgo para estudiar Ciencias Exactas. Eric ingresó en el equipo de rugby de la institución y llegó a ser internacional por Escocia. De hecho, jugó dos torneos del V Naciones. Al mismo tiempo, empezó su carrera como velocista. De hecho, en 1923 batió los récords británicos de las 100 y las 220 yardas. Al mismo tiempo y por evidente influencia de sus padres, Eric Liddell se convirtió en una especie de predicador de la palabra de Dios allá por donde iba.

Con el paso del tiempo, Eric decidió dedicarse al atletismo en exclusiva y marcó un evento en su mente: los Juegos Olímpicos de París en 1924. Liddell era especialista en los 100 metros, pero cuando se enteró de que la final de la prueba se disputaría un domingo, renunció a disputarla (por motivos religiosos; el domingo es el Día del Señor). Así las cosas, Liddell decidió que competiría en otras dos distancias, los 200 y los 400 metros. Como no era su especialidad, nuestro protagonista entrenó duro para llegar lo mejor preparado posible.

Y llegó el día de la carrera de los 400, en los que Liddell no era ni mucho menos el favorito. Al parecer, un masajista estadounidense le entregó al escocés, poco antes de empezar la carrera, una nota con el texto del libro de Samuel: "Aquel que me honra será honrado por mí". En efecto, Liddell ganó la carrera, llevándose el oro, y batiendo el récord del mundo, con una marca de 47,6 segundos (más de cuatro segundos que el récord actual, que ostenta Michael Johnson). Además, comsiguió el bronce en los 200 metros. Liddell llamó la atención del público y los medios por su forma de correr: con la cabeza hacia atrás y con la boca muy abierta.

En el equipo olímpico británico que estuvo en París ’24 coincidió con otro mítico atleta, el velocista de origen judío Harold Abrahams, que como sabéis, es el otro protagonista de Carros de Fuego y que fue el que ganó el oro en los 100 metros lisos.

Gracias a su victoria, y a su récord (que estuvo vigente cuatro años), Eric Liddell se convirtió en un héroe en toda Gran Bretaña y más en Escocia. Se ganó un apelativo: The Flying Scotsman (el Escocés Volador).

Pero tras acabar los Juegos, en vez de dedicarse a saborear las mieles del deporte, Liddell decidió seguir los pasos de sus padres y convertirse en misionero. Volvió a su Tianjin natal, donde se convirtió en profesor en un colegio anglo-chino. Además de valores cristianos, Liddell, que seguía corriendo para su propio deleite, también intentaba inculcar a los niños chinos su pasión por el deporte. En 1934 se casó con la canadiense Florence McKenzie, que como él, era hija de misioneros. Con ella tuvo tres hijos.

Pero las cosas se torcieron. En 1941, el Gobierno Británico recomendó a sus súbditos que abandonaran China: había estallado una cruenta guerra civil. Florence decidió irse a Canadá con sus hijos, pero Eric se quedó en China. En concreto, en una misión en una paupérrima comarca en la que ya trabajaba su hermano Rob como médico. El trabajo era ingente y todo se complicó cuando en 1943, la misión fue desmontada y Liddell ingresó en un campo de prisioneros. Allí se convirtió en un líder, ayudando a los mayores, entreteniendo a los jóvenes y leyendo la Biblia para los demás.

El 21 de febrero de 1945 escribió una carta a su mujer, en la que le decía que estaba cerca de sufrir un ataque de nervios. Precisamente, ese mismo día, Liddell murió repentinamente. Al parecer, sufría un tumor cerebral que empeoró por las malas condiciones del campo de prisioneros. Su muerte fue muy llorada en Reino Unido.

Hace poco, con motivo de los Juegos de Pekín en 2008, el Gobierno chino reveló que Eric Liddell tuvo ocasión de salir del campo de prisioneros, merced a un acuerdo entre los chinos comunistas y el gobierno británico. Pero no ocurrió nunca, ya que Liddell renunció a salir para que en su lugar, pudiera ser liberada una mujer que estaba embarazada.

A pesar de su muerte, la leyenda de Eric Liddell permaneció siempre. La Universidad de Edimburgo tiene una placa en su honor, y la iglesia episcopaliana americana lo considera casi como un santo. En 1980, cuando el escocés Alan Wells ganó el oro en los 100 metros lisos de Moscú 80, sus primeras palabras fueron de recuerdo para Eric Liddell.

Su figura se hizo mundialmente famosa cuando en 1981, la película Carros de Fuego recogió la historia de Liddell y Abrahams y ganó cuatro oscars, uno de ellos el de mejor película. Su personaje, por cierto, fue interpretado por otro escocés y ex alumno de la Universidad de Edimburgo, Ian Charleson, que falleció de sida en 1990.

Sea como fuere, Eric Liddell siempre estará en el cielo de los héroes olímpicos.(6)

Eric Lidell


En 1902, en Tientsin, China, los misioneros escoceses James y Mary Liddell tuvieron un hijo y le llamaron Eric. Cuando el niño tenía cuatro años, el padre leyó en el periódico cómo el escocés Wyndham Halswelle había obtenido un segundo lugar en la carrera de cuatrocientos metros en los jugos olímpicos, el primer escocés en ganar una medalla olímpica en una pista. Cuando el padre trató de explicarle a Eric y a su hermano mayor, el niño le preguntó si eso significaba que ningún escocés había llegado antes de primero, él respondió que sí.

Los padres de Eric le llevaron junto con su hermano mayor, a una escuela de internos para hijos de misioneros en Inglaterra, y luego regresaron a China. En el colegio, ambos jóvenes se distinguieron en rugby, cricket y carreras de pista. Eric estableció un récord de diez segundos coma dos, en cien metros planos.

Atendió la Universidad de Edimburgo, donde continuó distinguiéndose en las carreras. Rápidamente se destacó como el velocista más rápido de Escocia y se convirtió en un héroe nacional.

En la universidad, su hermano mayor estaba activo con otros estudiantes cristianos celebrando reuniones evangelísticas a través de Escocia. Cuando Eric fue invitado a hablar en una de esas reuniones en 1923, aceptó. La siguiente mañana todos los periódicos en Escocia publicaron la noticia que Eric Liddel había predicado en un servicio evangélico. La experiencia conmovió el alma de joven. Le dio el deseo de compartir el Evangelio con cualquiera que lo escuchara. En los dos años siguientes le habló a miles a través de las islas Británicas, hombres y mujeres que llegaban a conocer al famoso atleta, pero quienes regresaban después de escuchar su mensaje de salvación. Sin embargo, los periódicos cuestionaban su compromiso para correr ya que estaba pasando mucho tiempo predicando.

Los olímpicos iban a celebrarse en París en 1924, y las esperanzas de Inglaterra estaban puestas en el joven como el campeón nacional velocista. Su mejor evento era los cien metros planos, pero cuando se publicó el programa para las carreras olímpicas, la primera eliminatoria para los cien metros era en un domingo. Eric tenía la convicción de que nunca debía correr en domingo y se rehusó a hacerlo. El Comité Olímpico de Inglaterra trató de cambiar la fecha, pero fue en vano.

Como resultado, fue registrado en las carreras de doscientos y cuatrocientos metros, eventos en los cuales no tenía el dominio que poseía en los cien metros. La prensa británica lo atacó sin misericordia, un periódico dijo: “Es un traidor a los deportes de Escocia, ¡a todo lo que Wyndham Halswalle representaba!”.

El domingo de la prueba de los cien metros en París, Eric predicó en Scot Kirk, la Iglesia Escocesa Presbiteriana en París. En estas pruebas, Harold Abrahams fue uno de los velocistas ingleses que clasificó para las finales el día siguiente.



Harold Abrahams ganó la carrera de cien metros, el primer corredor británico en ganar una medalla de oro en los olímpicos. Eric vio que esto era sólo una parte del plan de Dios.

El miércoles Eric terminó como segundo en los doscientos metros planos, el primer escocés en ganar una medalla en los doscientos metros. Pero todavía había otra competencia más en qué participar.

Clasificó el jueves para los cuatrocientos metros, pero estaba muy lejos de ser uno de los favoritos. Las finales se llevaron a cabo el viernes 11 de julio de 1924. Cuando se preparaba para ir al estadio, el masajista del equipo le pasó un pequeño pedazo de papel doblado. Decía: “Ese que me honra a mí, yo lo honraré”, citando 1 de Samuel 2:30. Eric Lindell ganó la carrera de cuatrocientos metros, estableciendo un nuevo récord mundial de cuarenta y siete, coma seis segundos. Fue el primer escocés en ganar esta medalla olímpica en la pista.

El año siguiente, regresó a China como misionero, y durante la segunda guerra mundial murió en un campo japonés de prisioneros de guerra. Carrozas de fuego, la película filmada en su honor sobre su carrera atlética, ganó el trofeo de la Academia como el mejor filme en 1981.

Reflexión

Eric Liddell defendió sus convicciones, a pesar de que toda Inglaterra se le opuso. ¿Alguna vez le ha tocado oponerse públicamente debido a sus convicciones? Cuando lo hace por la causa de Dios, nunca estará solo.(7)

CITAS:
 
1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Chariots_of_Fire

2.- http://www.decine21.com/Peliculas/Carros-de-fuego-9843

3.- http://embajadorenelinfierno.blogspot.com/2006/09/cine-bueno-carros-de-fuego.html

4.- http://deporteyeducacionfisica.blogspot.com/2009/03/cine-y-deporte-carros-de-fuego.html

5.- http://www.cep-cr.es/~juanma/zaquizami/dos/Actividades/CARROS%20DE%20FUEGO.doc

6.- http://quefuede.blogia.com/2010/102001-quien-fue...-eric-liddell.php

7.-http://www.radioiglesia.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1264:eric-lidell&catid=7:temas-del-dia&Itemid=100155