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miércoles, 28 de abril de 2010

LA HISTORIA DEL CAMELLO QUE LLORA
























1. DIRECTORES

1.1 Luigi Falorni

1.1.1. Biografía

Luigi Falorni nació en Florencia, Italia en 1971. Falorni asistió a clases de dirección al Cooperative Schermobiaco en Florencia. En 1994 comienza sus estudios en la escuela de cine de Munich. La historia del Camello que Llora fue su trabajo de graduación .

1.1.2. Filmografía

• Gabbia di Gesso (1992), peliculas
• Fools and Heroes (1998) documental
• Klein, Schnell and Au_Er Kontrolle (2000) documental y los cortos
• Impasse (1995) cortometraje
• Dichtungand Wahreit (1996) cortometraje

1.2.2. Byambasuren Davaa

1.2.1. Biografía

Byambasuren Davaa nació en 1971 en Ulaanbaatar, Mongolia. De 1989 a 1994 trabajó como ayudante de dirección y presentadora en la televisión pública de Mongolia. De 1993 a 1995 estudió Derecho Internacional en la Universidad de Ulaanbaatar y de 1995 a 1998 estudió en la Academia de Cine de Mongolia. Desde 1999 está asistiendo a clases en la Escuela de Cine de Munich, aprendiendo la técnica de los documentales. El Perro Mongol es su proyecto fin de carrera. El anterior trabajo de esta cineasta fue La Historia del Camello que Llora, que ha sido proyectada con gran éxito en festivales de todo el mundo.

1.2.2. Filmografía

• El perro mongol (2006) Director, Guionista
• La historia del camello que llora (2004) Director, Guionista

3. La historia del camello que llora

La historia del camello que llora es una película documental de 2003 dirigida y escrita por Byambasuren Davaa y Luigi Falorni.

3.1. Sinopsis

Durante la primavera, una familia de pastores nómadas del desierto del Gobi (Mongolia) ayuda en el nacimiento de sus camellos. Una de las camellas tiene un parto difícil, pero con la ayuda de la familia, finalmente nace una cría de camello albino. A pesar de los esfuerzos de la familia, la madre rechaza al recién nacido camello, impidiendo que se amamante. Cuando todas las esperanzas se desvanecen, la familia envía a sus dos hijos pequeños en un viaje a través del desierto a la búsqueda de un músico: un violinista. Este interpreta con su violín una antigua música tradicional que junto con los cánticos de la mujer consiguen que, cuando el pequeño camello es llevado de nuevo a la madre, ella se eche a llorar y lo deja amamantarse permitiendo de este modo que sobreviva.

3.2. Ficha Técnica

Título: Die geschichte vom weinenden Kamel (La historia del camello que llora)
Dirección: Byambasuren Davaa & Luigi Falorni
Producción: Tobias Siebert
Guión: Byambasuren Davaa, Luigi Falorni
Música: Marcel Leniz, Marc Riedinger, Choigiw Sangidorj
Fotografía: Luigi Falorni
Reparto: Janchiv Ayurzana, Chimed Ohin, Amgaabazar Jonson, Zeveljamz Nyam
Ikhbayar Amgaabazar, Odgerel Ayusch, Enkhbulgan Ikhbayar, Uuganbaatar Ikhbayar, Guntbaatar Ikhbayar
País(es): Alemania
Año: 2003
Género: Documental
Duración 90 minutos

3.3. Premios

El documental se presentó en la sección oficial del Festival de Cine de Gijón 2004. Además ha sido ganadora de un Globo de Oro en Estados Unidos, galardón especial en Festival de Cine de Cuenca y en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires en el 2004 y candidata al Oscar a la mejor película documental del año 2004.



3.4. Comentarios


El cine nos ha dejado a lo largo de su historia documentos que son un reflejo de nuestra vida humana y han sido realizados con una especial sensibilidad como lo demostró Robert Flaherty con su film etnográfico Nanuk el esquimal (1920-1922). En este aparentemente explorado planeta todavía hay muchos pueblos que conservan costumbres y tradiciones que se escapan del inventario del patrimonio cultural de la humanidad. Este es el caso de los pueblos nómadas que pululan por las estepas y desiertos de Mongolia. Resulta insólito que una película de la red comercial pueda ser fruto del proyecto de unos estudiantes de la Escuela de Cine de Munich que se adentraron en el desierto de Mongolia, para buscar una historia maravillosa que fuera real pero que, a la vez, se pudiera contar casi sin palabras. El resultado final ha sido un film con una delicadeza y un respeto hacia sus personajes como hacía años no se lograba en el cine.

La historia del camello que llora explora los destinos de una familia de nómadas mongoleses y de los animales con los que conviven y sobreviven. Esta es la realidad también del retoño de un camello que es rechazado nada más nacer por su madre primeriza debido a la dificultad traumática del parto. No le deja acercarse a sus mamas pues no son ubérrimas. Para evitar el peor desenlace para esta cría la familia llama al profesor de violín de un poblado cercano. Al compás del viento, el músico y su arte junto al canto de una de las madres de la tribu van a apaciguar el espíritu de esta camella. La camella no sólo acaba aceptando a su retoño blanco sino que como manda la tradición el ritual no es completo si del ojo de la camella no caen lágrimas. Lo exótico del caso es que se trata de un ritual vigente en las tradiciones mongolesas y que según la costumbre, el ritual del músico no sólo reúne a la madre y a su cría sino que consigue que la madre llore. La música de la canción es casi un mantra, por lo que para cada animal hay un sonido capaz de incidir en su comportamiento. La explicación más plausible, según los expertos, es que este fenómeno se deba a que los únicos sonidos del desierto o la estepa es el del viento y que la música se convierte en una poderosa energía capaz de cambiar los estados de ánimo. De hecho nada extraordinario que no conozcamos. Por eso se practica en la mediciona alternativa la llamada musicoterapia.

La familia seleccionada son verdaderos nómadas. Su tienda dista a más de 50 km de sus vecinos y su vida consiste en cuidar de 60 camellos y más de 300 ovejas y cabras. Para una civilización que nos hemos desnaturalizado primero esquilmando el planeta y después convirtiéndolo en un inmenso basurero es casi higiénico sumergirse en la musicalidad de esta aventura humana desde el inhóspito desierto de Gobi. En a penas hora y media uno puede adentrarse en la humildad de la convivencia frugal, olvidarse de las prisas que nos atenazan, superar al tiempo esclavizante y recibir una dosis de suero que nos ayude a frenar el consumismo lacerante.

Pero tan sólo es cine, cine de autor realizado con tanto esmero que en los países que se ha exhibido no ha defraudado como lo muestran los ranquings de audiencia. Porqué al final, La historia de un camello que llora no es más que una historia de amor entre los humanos y sus animales, entre los paisajes y sus habitantes. Lamentablemente, Mongolia está cambiando y los nómadas van sucumbiendo a los reclamos urbanos que no sólo les desnuda de su libertad sino que los convierte en míseros esclavos del capitalismo pragmático floreciente.


El proyecto es el resultado del impacto que en la niñez tuvo Dawa cuando vio un film sobre el ritual de la música con camellos. Durante su paso por la Escuela de Cine de Munich lo comentó con su compañero Luigi Falorni y ambos tomaron la cámara para buscar al camello que abandona a su cría. En cierta medida pues estamos ante un documental pero, en realidad, este es sólo la excusa para contar una bella historia. Un film rodado con personajes que no son actores profesionales pero que son capaces de interpretar y emocionar sobre su herencia cultural.

El film se había planificado en un rodaje de 35 días, pero las condiciones extremas del clima del desierto de Gobi, con numerosas tormentas de polvo y bajas temperaturas lo redujo a 23 días. Tampoco faltó que alguno de los componentes del equipo enfermara y que perdieran metraje por qué parte del equipo se estropeó. El logro fue la compenetración entre los conocimientos sobre los ritos y tradiciones aportados por Dawa, por ser originario de una familia mongolesa nómada y las habilidades con la cámara por parte de Falorni. Su planificación unida a una buena dosis de improvisación convergieron en un resultado donde la magia y la realidad se diluyera en un cocktel singular donde sus personajes bien trabajados danzan en un paisaje tan inhóspito como portentoso.

Los camellos tiene tres pares de párpados para protegerse de las tormentas de arena. Para limpiarse los ojos lagrimean o lloran. En el desierto de Gobi, al sur de Mongolia, una nueva camada de camellos está naciendo en el campamento de una familia de pastores nómadas y en uno de los partos, la madre tiene dificultades para parir y con la ayuda de la familia logra dar a luz un camello blanco.


“La historia del camello que llora” es un documental donde el protagonista es la cría que nace y sufre desde el primer momento el rechazo de su madre, que se rehúsa a amamantarla, negándose a alimentarlo y protegerlo.

Luego de varios intentos infructuosos por revertir la actitud de la camella, los pastores deciden recurrir a un viejo ritual. Para ello, deben conseguir un músico que ejecute la melodía apropiada. Cuando todas las esfuerzos parecen haberse desvanecido, los nómades envían a dos jóvenes muchachos en un viaje a través del desierto, a un pueblo distante, en busca de un músico que es la única esperanza para la joven cría.

Los directores, Luigi Falorni y Byambasuren Davaa, filmaron incansablemente acontecimientos espontáneos para la historia del bebé camello y su madre. Además, optaron por recrear ciertos momentos en la vida cotidiana de una verdadera familia mongola.


SESENTA CAMELLOS

Durante el rodaje, la directora Byambasuren Davaa -quien pasó su infancia y juventud en Mongolia- se encargó principalmente de la comunicación con los nómadas. Muchas familias que vivían en el área donde se rodó la película quisieron participar, pero al final se optó por una familia compuesta por cuatro generaciones. Aunque el número de familias nómadas en Mongolia está disminuyendo, aún quedan bastantes y son autosuficientes.
La familia que los directores seleccionaron habitaba una vistosa tienda en mitad del desierto, situada a 50 km. de cualquier otra tienda o establecimiento. La familia tenía 60 camellos y cerca de 300 ovejas y cabras.

PREMIOS SIN JOROBA
Lo que sería inicialmente un proyecto para televisión de una hora, terminó en un rodaje de 23 días en el mes de marzo de 2002 y en un tiempo de 90 minutos. La filmación estuvo afectada por inclemencias climatológicas, como tormentas de arena y cambios bruscos de temperatura. “La historia del camello que llora” está producida por la Escuela de Cine de Münich y Think Film, en asociación con National Geographic World Films y se rodó en formato súper 16mm.

Un documental se plantea no simplemente como una necesidad de mostrar un evento determinado, sino de apuntar, de guiar la mirada hacia aquello que el documentalista quiere que el espectador vea, y pasando por los diversos filtros de rigor (la mirada del documentalista, la cámara, el montaje y lo que éste elimina) “La historia del camello que llora” se presenta como un intento de que veamos algo que en nuestra vida cotidiana seríamos incapaces de ver. Un mirar humanista por sobre un tipo de observación puramente científico y antropológico –o zoológico- como suele ser el estilo documental de la Nacional Geographic (quien produjo, junto con la Escuela de cine de Munich, este filme). Un deseo de grabar una realidad que no está dada de antemano, ni un intento por rehacerla, si no de capturar un aspecto de ella, a través de imágenes sensibles y una cámara amable y por crear, a partir de las imágenes y la naturaleza, una obra que emociona.

La historia transcurre en el desierto de Gobi, en el sur de Mongolia. Ahí habita una familia de pastores nómadas que ayuda a los nacimientos de una manada de camellos. El documental sigue a este grupo de pastores, entra en sus carpas, los acompaña mientras comen o mientras el abuelo cuenta las historias tantas veces escuchadas por la familia. Paralelamente a ellos, nos introduce a la historia de un camello que ha tenido problemas en un parto, que ha sido tan difícil y doloroso que cuando la madre da a luz se niega a acercarse a su cría y a alimentarla. El pequeño camello, vulnerable, la persigue, llora. Para la supervivencia del bebé camello, la familia se toma en sus manos la tarea de reunirlos y lograr que la madre se deje amamantar.

Tres cosas que decir:

1) De alguna manera en la figura del camello bebé confluyen todos aquellos animales y mascotas que hemos tenido o querido alguna vez. En este ejercicio probablemente involuntario, resulta difícil que el espectador quede ajeno a la suerte del camello.

2) Me gustaría destacar la escena del ritual: para reunir a madre y cría, la familia pide ayuda a un maestro de música de una aldea cercana. Con un instrumento a cuerda que cuelga de la joroba de la madre + una melodía simple que emana de otro instrumento en manos del músico + una suerte de mantra –de un solo sonido- que repiten los pobladores del desierto, de la camella madre empiezan a brotar lágrimas, mientras de a poco se va acercando a su hijo y lo alimenta. Esta “sabiduría” poética e inexplicable es, sin duda, lo que hace valioso y notable y bello a este documental.


3) El hijo pequeño, un niño de unos cinco años, viaja a la aldea en busca del músico y en una de las casas se encuentra, y se fascina, con un televisor. En ese cruce de miradas -el niño y el espectador ambos embobados frente a la pantalla- ocurre un loop. El “aparato demoníaco” nos encara al niño y por apenas unos segundos, somos parte de lo mismo. La luz que emana de ambos artefactos (el televisor / la pantalla del cine), bien podría ser la luz de una hoguera que nos reúne a todos a su alrededor. “La historia del camello que llora” es un buen documental en tanto pulsión creativa que abre la puerta hacia una confrontación, un encuentro con una alteridad (y no sólo me refiero a los habitantes de Gobi) que cada cierto tiempo es importante recordar.

Ascanio Cavallo Revista El Sábado :

"Lo relevante en La historia del camello que llora no es la crudeza relativa de la ambientación ¬que siempre sería opinable-, sino la extraordinaria metáfora sobre la integridad familiar desarrollada a partir de unos pocos elementos. En esa humildad se realiza algo de lo esencial del cine: la cualidad de reconvertir la realidad para extraer de ella una forma única de conocimiento poético".

Pedro Labra Revista Cosas :

"La anécdota puede ser simple e ingenua, pero abunda en detalles sorprendentes que le dan riqueza e interés. Aunque la parsimoniosa narración se limita a observar los hechos, a menudo despierta risa o ternura, y a ratos hasta se vuelve absurda o surreal".

lunes, 26 de abril de 2010

WHISKY

1. WHISKY

1.1. SINOPSIS

Jacobo Köller, es dueño de una modesta fábrica de medias y eso parece ser lo único en su vida monótona. Marta es su empleada de confianza. La relación entre ellos nunca excede lo laboral y está marcada por el silencio y la rutina. Esta monotonía se súbitamente amenazada por el anuncio de una inesperada visita: Herman, hermano de Jacobo, viene de Brasil después de más de diez años. Jacobo, entonces se permite pedirle ayuda a Marta para sobrellevar la situación.

Así, entre el absurdo y la melancolía, entre lo cotidiano y lo fabulesco, la película intenta retratar sutilmente cómo la torpeza y las pequeñas miserias de estos tres personajes tan distintos entre sí, se van manifestando mientras intentan simular resentimientos y asperezas.

Una historia contada a través de detalles pequeños y triviales. Tres personalidades aparentemente inofensivas. Tres clases de soledad. Sonrían ante la cámara y digan “whisky”.[1]

1.2. FICHA TÉCNICA



Título Whisky
Producción Fernando Epstein, Fabio Berruti (productor asociado)
Sonido Catriel Vildosola, Daniel Yafalián
Fotografía Bárbara Álvarez
Montaje Fernando Epstein
Duración 95 minutos

1.3. PREMIOS
· Un Certain Regard, Cannes: Premio Mirada Original y Premio FIPRESCI
· Festival Elcine de Lima: Mejor Guión y Mejor Actriz
· Brothers Manaki International Films Festival: Mención especial Mejor Fotografía
· Sección Latina, Gramado: Mejor Película Jurado Popular; Mejor Película Jurado Oficial y Mejor Actriz
· Chicago International Film Festival: Mejor Dirección
· Tokio International Film Festival: Primer Premio - Mejor Película y Mejor Actriz.
· Huelva: Colón de oro - Mejor Película y Colón de Plata - Mejor Dirección
· 16º San Juan Cinemafest: Mejor Película (Círculo de Críticos de Puerto Rico)
· 45º International Thessaloniki Film Festival: Mejor Guión y Mejor Actriz.
· 26º Festival Internacional de Nuevo Cine Lationamericano, La Habana: Premio Coral a la Mejor Ficción y Mención Especial del Premio Glauber Rocha de la prensa extranjera.
· Premio FIPRESCI Uruguay: Mejor Película Latinomericana; Premio a la Revelación en Actuación; Mejore Película Uruguaya; Mejor Director Uruguayo - Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella -; Mejor Axtor Uruguayo - Jorge Bolani y Andrés Pazos; Mejor Actriz Uruguaya - Mirella Pascual-; Mrjoe Guión Uruguayo - Stoll, Rebella y Gonzalo Delgado-; Mejor Fotografía Uruguaya - Barbara Alvarez -; y Mejor Musica Uruguaya.
· Premio CINEMATECA URUGUAYA: Mejor Film Uruguayo 2004
· Brothers Manaki International Film Festival: Premio Especial del Jurado - Barbara Alvarez - · Premio Goya a la Mejor Película de Habla Hispana
· Miami International Film Festival: Premio a Mejor Actriz
· Festival de Guadalajara: Premio a Mejor Actriz - Mirella Pacual-; Premio del Público y Premio "Guerrero" otorgado por la prensa especializada
· Premio "Ariel" a la Mejor Película Iberoamericana; otorgado por la Academia Mexicana de las Artes y Ciencias Cinematográficas.
· Premio Iris de Oro de Sábado Show: otorgado por la revista del Diario El País
· Transylvania International Film Festival: Premio "Transylvania Trophy" - Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll-
· Festival de CINEMA des 3 Ameriques de Québec: Premio del Público
· 8º Festival de Cine Latinoamericano de Washington D:C:: Premio Especial del Jurado y Premio de la Audiencia.

1.4. COMENTARIOS

Montevideo, Uruguay. Jacobo (Andrés Pazos) tiene 60 años. Desde la muerte de su madre, a quien cuidó hasta el último día, vive en soledad. Lo único en su vida es su modesta fábrica de medias, hoy casi en bancarrota. Marta (Mirella Pascual) tiene 48 años y trabaja para Jacobo desde hace 20. Es la empleada con más experiencia, oficia de supervisora, pero cumple funciones más allá de eso. Marta es la encargada de solucionarle la vida a Jacobo. Es su mano derecha. De a poco, entre los dos fue creciendo una relación de mutua dependencia, casi simbiótica. Ninguno de los dos podría vivir sin el otro. A pesar de esto su relación cotidiana es muy fría. Jacobo es parco y nunca habla con Marta de cosas que no estén relacionadas con la fábrica. Ella, en algún momento trató de que esto no fuera así, pero ya desistió, resignada. Herman (Jorge Bolani) es el hermano menor de Jacobo, está casado, tiene dos hijas y una exitosa fábrica de medias. Vive en Brasil y hace 20 años que no viene a Montevideo; ni siquiera al funeral de su madre. Al cumplirse un año de la muerte, se tiene que hacer la ceremonia de la lápida (matzeiva) de la madre y Herman avisa que va a venir. Ante la visita de su hermano, Jacobo le pide a Marta que se haga pasar por su esposa durante esos días. Herman siempre fue muy competitivo con su hermano y siempre ganó. Esta vez, Jacobo quiere por lo menos conseguir un empate. Marta vive el pedido como una confirmación de que ella es más que una empleada. Es el premio a la fidelidad de tantos años. Una situación que por fin va a sacar a Jacobo del ostracismo en que está inmerso. Marta se instala en la casa de Jacobo, todavía con la presencia de la madre y su enfermedad, y plantea la farsa con más entusiasmo que Jacobo. Herman debe pagar por haber abandonado a Jacobo, a su madre y a la fábrica. Pero cuando Herman llega, no es lo que Marta esperaba. Herman es todo lo que ella querría que Jacobo fuera: simpático, abierto, vital. Marta sin darse cuenta al comienzo y coqueteando luego, se va acercando a Herman y esto va a exacerbar los celos de Jacobo. Herman viene a Montevideo a limpiar su culpa por no haber estado cerca de su madre hasta el día de su muerte. Para saldar cuantas con Jacobo, le ofrece dinero. Aunque lo necesita, Jacobo no puede aceptarlo; sólo desea que su hermano parta. Pero la estadía se alarga; un fin de semana, un auto alquilado, un viaje a la playa en el que la farsa, los celos y la traición guiarán a los personajes hacia un lugar del que no podrán volver atrás. “Whisky” es una historia de amor, celos y traición. Un bizarro triángulo amoroso protagonizado por tres personajes decadentes en donde todo lo que se sugiere es mucho peor que lo que se dice.[2]

La película trata de dos hermanos judíos, ambos dueños de fábricas de medias. Uno es Herman, un industrial exitoso que vive en Porto Alegre, Brasil. El otro es Jacobo, quien lleva una vida aburrida y rutinaria en Montevideo y en cuya vieja fábrica trabaja Marta. La visita que Herman decide hacer a su hermano impulsa a Jacobo a solicitarle a su empleada que asuma por unos días el rol de esposa. El trío viajará a Piriápolis y durante un breve período de tiempo Jacobo y Marta saldrán de la rutina que los agobia en Montevideo.[3]

Durante la película se escuchan diversas canciones de Leonardo Favio, al que Marta escucha con gran gusto en el transporte público con audífonos y en la fábrica, en una emisora radial. También baila una de ellas con Herman.

En el recuerdo cinéfilo argentino quedará fijado como Jacobo: el lánguido, rutinario, hosco, crepuscular, melancólico dueño de una fábrica de medias en Montevideo. Un hombre que, ante la visita de su hermano de Brasil, fingía estar casado con una empleada de años. La cara icónica de Whisky, de los uruguayos Juan Pablo Stoll y Pablo Rebella (que se suicidó en 2006, a los 32 años), quienes, a través del humor amargo, marcaron al cine de su país a partir de 25 Watts, en 2001.


Pero Andrés Pazos, que murió de cáncer, a los 65 años, en Santiago de Compostela, su Galicia natal, fue mucho más que Jacobo (e incluso fue su antítesis, por su carácter afable). En la juventud emigró a Uruguay, donde construyó su vasto destino de actor y luchador social contra la dictadura: desde el colectivo teatral La Gaviota (del que fue uno de sus fundadores) o desde El Galpón, donde se formó e hizo carrera.

Alguna vez Stoll reveló que a Pazos le costaba conseguir papeles por su altura (1,92 m) y que apareció al final del casting de Whisky. Jorge Bolani, su hermano en la ficción, contó que "ya estaba peleando de un modo ejemplar contra su enfermedad en esa época". Pazos también trabajó en filmes como ¿Quién dice que es fácil? Sus últimas obras fueron: Rasga, corazón, Bulichov y El sueño y la vigilia. «[4]

Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll demuestran ya con esta, su segunda película, estar en pleno dominio de un universo y un estilo propio como pocos en el panorama del cine latinoamericano actual. Whisky es un agridulce retrato de una pequeña e improvisada familia. El encuentro de dos hermanos pequeño empresarios con distinta fortuna y lugar de residencia será el plot bajo el cual los directores nos llevan de la mano a recorrer toda una visión acerca de su tierra que luce como paraje extraviado en el tiempo.

La dupla uruguaya de Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll demuestran ya con esta, su segunda película, estar en pleno dominio de un universo y un estilo propio como pocos en el panorama del cine latinoamericano actual. Esta película juega con ciertos artificios de la comedia de situaciones pero no es una propiamente dicha, juega con ciertos momentos sacados del miserabilsimo desdramatizado de por ejemplo Aki Kaurismaki pero tampoco va por ese norte a pesar de la intención de desmarcarse del cine de género a pesar de su aparente sencillez.


Whisky es un agridulce retrato de una pequeña e improvisada familia. El encuentro de dos hermanos pequeño empresarios con distinta fortuna y lugar de residencia será el plot bajo el cual los directores nos llevan de la mano a recorrer toda una visión acerca de su tierra que luce como paraje extraviado en el tiempo. Lo que más fascina de esta película es la manera segura y talentosa en que se nos presenta este aspecto en toda su dimensión, las calles, la fabrica de medias, hasta el partido de fútbol y el hotel en las vacaciones todo tiene ese aire frío, cansino, casi apagado, tal cual como de vivencia rutinaria. Esto se manifiesta de manera fundamental en los tres protagonistas Jacobo, Marta y Herman, los dos primeros asumen toda su vida como un resignado o cansado vaivén sin objetivo, asumen sus roles ficticios de marido y mujer sin mayores sobresaltos como una relación más de empleador-empleada.

Llega el hermano y todo se trastoca, el alegre Herman contagiado por los aires del Brasil apenas si solo consigue llevar el asunto a punto de ebullición. Pero no se crea que la película maneja todo como un drama punzante o como una ácida crónica, el humor esta presente en casi todo el metraje, ciertamente no un humor manifestado como tal sino a partir del mismo ridículo de la forma de comportarse de sus personajes, cierto que hay algo de humor chaplinesco (como también lo tiene Kaurismaki, otra vez), y bastante de cierto humor alunado que emana de la particular sensibilidad de sus creadores. Que mayor chiste en la película que la de contemplar aquellas sonrisas forzadas al pronunciar la palabra que da titulo a la película, únicos momentos de cierta efusividad que se desprenden de este film, de ritmo pausado pero preciso para todo lo que tiene que decir. Un logro.[5]

Whisky toma su nombre de ese latiguillo que se dice alegremente frente a un grupo que será fotografiado: “¡Digan whisky!”. Cuando se dispara el flash, queda registrada la sonrisa forzada; más una mueca que una demostración de alegría. Ese artificio social inventado para que todos salgamos lindos en la foto tiene mucho que ver con lo que sucede en esta película, construida a partir de pequeños gestos y disimulos.

Lo notable es la forma cinematográfica que los directores uruguayos Juan Pablo Rebella y Pablo Stoll eligieron para contar esta historia. La emoción, las atmósferas y los estados de ánimo se construyen con las imágenes, a puro cine. Ya desde el comienzo, con una recorrida por la ciudad y la música ciudadana y triste de la Pequeña Orquesta Reincidentes, con ese loop de imágenes que es el arranque en la fábrica de medias, o esa larga caminata.

Con Whisky, la dupla Rebella-Stoll confirma lo que ya había demostrado en su primera película: sensibilidad, agudeza, ternura, sentido del humor y mucho talento cinematográfico. En esencia, es una película sobre la soledad, y el bagaje de ritos y convenciones a los que recurrimos (con o sin éxito) para combatirla. Pequeña y de una tristeza profunda y contenida, si Whisky provoca una sonrisa será en realidad una mueca, como la que se ensaya cuando uno va salir en la foto.[6]

Deliciosa. Una comedia ligeramente absurda sobre la intimidad y la soledad. Graciosa y delicadamente narrada, Whisky sorprendió al público con la confianza de su humor melancólico...
Kenneth Turan, Los Angeles Times (EE.UU.)

Una película con humor tierno, perfecta en todos los aspectos. Un descubrimiento.
Jan Schulz Ojala, Der Tagesspiegel (Alemania)

El principal acontecimiento del festival de Canes. El humor y el sentido del absurdo son las armas de os directores en esta comedia corrosiva, escrita más en silencios que en diálogos. Ligera y fuera de lo convencional.
Cristina Piccino, Il Manifesto (Italia)

Una Gema. Filmada con un claro sentido del encuadre y el tempo, Whisky es una de las mejores películas exhibidas en el festival de Cannes. Una comedia melancólica con depresivos tonos burlescos.
Serge Kaganski, Les Irockuptibles (Francia)

En la categoría "nadie se lo esperaba", Whisky se lleva el gran premio. Whisky transita por una sutil línea de encantador humor.
Gerard Lefort, Libertaion (Francia)

Discreción y humor a la velocidad de un rayo, a veces nada más que un gesto sugerido. Una humanidad extraordinaria. Las frustraciones y las esperanzas son adivinadas en los silencios y las frases repetidas mecánicamente. Whisky navega entre la risa y la emoción hasta su maravilloso final.
Thomas Sotinel, Le Monde (Francia) [7]




1.5. SOBRE LA PRODUCCIÓN

«Julio de 2003. Hace mucho frío en Montevideo. Después de un día de rodaje, vamos al bar cercano a la locación por una cerveza. Somos: los dos directores, el asistente de sonido y el asistente de dirección.

El asistente de dirección va a hacer una llamada. Vuelve y, con una voz monótona, nos cuenta que la agenda de rodaje para el día siguiente ha cambiado. Le preguntamos por qué y él nos miente. Él no debería mentirnos; es un amigo desde los días de la Universidad. Lo conocemos desde que tenemos 18 años. Le preguntamos qué pasó. Nos cuenta que el coche que usaríamos en la toma del día siguiente, coche que ya usamos en diversas tomas, ha sido vendido. El coche es un pedazo de chatarra que solo puede ser manejado por alguien tan descuidado como Jacobo, el protagonista del film. El técnico de sonido pregunta: “Quién podría comprar ese coche?”. El asistente de dirección toma un trago de cerveza y responde: “Un depósito de chatarra”.

Es extremadamente difícil producir una película en Uruguay. Por supuesto, esta declaración se aplica prácticamente a cualquier país y continúa siendo verdadera. Pero en Uruguay es difícil producir cualquier cosa: manufacturados, por ejemplo, como se muestra en Whisky.

Para hacer “25 Watts”, nuestro primer largometraje, tuvimos que inventar un modo de producción semi-cooperativo. En aquél momento, era la única forma de completar el proyecto. Para Whisky, y siguiendo la experiencia acumulada en la producción de “25 Watts”, parecería que tuvimos que dar un paso más allá.

Whisky ha sido posible gracias al apoyo de individuos y empresas de diversos países. Aún tenemos la energía del mismo equipo de técnicos uruguayos que trabajó en “25 Watts”.

Agosto 2003. Hace mucho frío en Piriápolis. En el pasillo de un viejo hotel, cerca de 40 personas están abrazándose. “¡Corten!” se ha gritado por última vez. Se acabó el rodaje. Ocho semanas en total, y ahora ha terminado. Todos han olvidado el destartalado coche y las noches frías. Algunos lloran; todos estamos cansados y emocionados. Algunos hemos sido amigos desde hace más de 10 años. Todos hemos soñado con producir películas en Uruguay. Hoy, hemos terminado de filmar la segunda. Todos sabemos lo difícil que es, pero en este momento, desearíamos comenzar a filmar otra, porque sabemos que cuanto más difícil, mejor es. ¿No lo creen?»[8]

1.6.- COMENTARIOS DEL DIRECTOR PABLO STOLL

«Al principio era la fábrica: las máquinas viejas, los tubos fluorescentes, los productos apilados, la vida que emerge de esas cosas. ¿Qué pasa detrás de las estanterías metálicas de estas decadentes industrias? Es de todo esto que los personajes se rodean. Invención pura: dos hermanos judíos y una mujer. Más una mentira, una falsedad. Otra invención dentro de la invención. La idea original era muy sencilla, casi loca, nada fuera de lo común. Una pequeña historia. Una historia donde los personajes tejen lazos entre sí basados en una serie de pequeñas mentiras. Estábamos interesados en explorar las rutinas, los protocolos, las frases hechas, lo que dicen y lo que esconden. Jacobo y Marta están de acuerdo en vivir una mentira por unos días, una ficción. Herman llega desde Brasil y de cierta forma se adapta y encaja en la misma. ¿Cuánto vale para ellos la mentira que crearon? ¿Hasta qué punto es esto una mentira, y hasta qué punto la mentira los hace incapaces de escaparse de la rutina, de la mentira cotidiana?

Por un tiempo me pregunté por qué estábamos produciendo esta película. Porque, después de “25 Watts”, un film joven y autobiográfico, estábamos haciendo Whisky, una película sobre dos hermanos judíos de 60 años, una mujer y una fábrica. Soy solamente un chico, como mi colega. Ninguno de nosotros tiene 60 años ni somos judíos ni tenemos una fábrica. Cuando escribimos el guión, nos dimos cuenta que quizá estos personajes no difieren mucho de lo que somos. Que no estábamos tan alejados de esos tres tipos de soledad. Esto puede ser una proyección de nosotros mismos, lo que podríamos ser dentro de 20, 30 años. Detrás de la máscara de Jacobo, Herman y Marta, entramos en contacto cara a cara con nuestros miedos.

De cierta forma, Whisky es diferente y al mismo tiempo muy similar a “25 Watts”. Hay algo en la atmósfera, la melancolía, en el tono, que las une. Algo en la tensión contenida en las escenas. Donde en “25 Watts” había palabras, acá tenemos silencio, pero ambos casos trabajan de la misma forma, como si los personajes de Whisky estuvieran ya cansados de hablar, como si no quedara nada más para decir. Se dice que los directores hacen siempre la misma película. Tal vez un poco de eso nos este pasando también.»[9]



1.7.- COMENTARIOS DEL DIRECTOR JUAN PABLO REBELLA

«Muchas veces, mientras filmábamos la historia, el director de fotografía, el director de arte, Pablo y yo (los directores), pasamos más tiempo de lo permitido decidiendo el encuadre final. Especialmente porque tenemos actores con enormes diferencias de estatura y tienen que estar juntos en la escena ya sea parados o sentados. En cualquier otro film, la solución habría sido muy simple: corregir la escena. En otras palabras: re-encuadrar durante la escena para balancear las diferentes alturas. Pero como habíamos decidido que la cámara nunca se movería, muchas veces debíamos decidir si cortábamos la cabeza de Jacobo o dejar un gran espacio vacío sobre la cabeza de Marta; la idea era no tener que panear, mover o usar una cámara en mano.

Cuando el asistente de dirección o el productor venían a alertarnos que ya no quedaba tiempo para esta extensa toma de decisión, me pregunté porque nos estábamos creando tal problema. Y realmente, no tenía una respuesta concreta. Asimismo, al mismo tiempo, estaba muy claro para mí que no estaría dispuesto a aceptar que la cámara se moviera por todo el oro del mundo. Fue como un comando divino.

Hoy, casi un año después, y después de ver el film terminado varias veces, una de las cosas que más me satisface es el encuadre, la inmovilidad de la cámara, y como eso enriquece la narrativa. Y siento que empiezo a entender mejor por qué la cámara nunca debía moverse. Whisky es una historia creíble. Podría pasar en la vida real. Asimismo, en ciertas áreas me recuerda a un libro de cuentos infantiles, donde encuentras en cada página un gran dibujo y en el pie hay una o dos oraciones. Y así, página a página, y escena a escena, uno lentamente va entrando al pequeño mundo de la narración.

Luego, recordé que unos meses antes de empezar el rodaje, cuando no teníamos ni la pálida idea de cómo trabajar cada escena, compramos un cómic: “Jimmy Corrigan, el niño más listo de la tierra”. Cuando lo vimos, sentimos que habíamos encontrado algo que transmitía visualmente un ambiente similar al concepto que teníamos para filmar el guión.

Obviamente, ni los libros ni los cómics tienen movimientos de cámara. Esta es posiblemente una de las tantas explicaciones para la casi religiosa necesidad de dejar la cámara inmóvil. Pero viendo la película, es la explicación más convincente para mi. Dios salve los trípodes.»[10]

NOTAS

[1] http://agenciaperu.com/cultural/portada/encuentrocine_8/peliculas/todas.htm#p5
[2] http://www.labutaca.net/films/25/whisky.htm
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Whisky_(pel%C3%ADcula)
[4] http://www.clarin.com/diario/2010/01/15/espectaculos/c-02120100.htm
[5] http://www.cinencuentro.com/2005/07/08/whisky-2004/
[6] http://www.cineismo.com/criticas/whisky.htm
[7] http://www.controlzfilms.com/paginas/whisky.htm
[8] http://www.labutaca.net/films/25/whisky1.htm
[9] http://www.labutaca.net/films/25/whisky2.htm
[10] http://www.labutaca.net/films/25/whisky3.htm