cineitaliano.blogspot.com

miércoles, 21 de abril de 2010

LA QUIMERA DE ORO

 





















1. CHARLES CHAPLIN

Sir Charles Spencer Chaplin Jr. (Londres, 16 de abril de 1889 – Corsier-sur-Vevey, Suiza, 25 de diciembre de 1977) fue un actor, director, escritor, productor y compositor británico ganador del Oscar de Hollywood. Con casi 90 películas de cine mudo y sonoro, ha llegado a convertirse en la figura más representativa del cine mudo, el cual le ha dado su fama mundial y la consideración de uno de los grandes genios de la historia del cine. Su cine abunda de imágenes clásicas tan conocidas como su propio personaje. Su hija, Geraldine Chaplin, se dedicó también a la actuación.

El personaje en torno al cual construyó gran parte de su carrera cinematográfica, y que le dio fama universal, fue el de vagabundo (The Tramp, en inglés; Charlot, en español, italiano y francés): un hombre con las maneras refinadas y la dignidad de un caballero, vestido con una estrecha chaqueta, pantalones y zapatos más grandes de su talla, un sombrero bombín, un bastón y un característico bigote. Su inconfundible caminar oscilante, una acentuada emotividad sentimental, y un desencanto melancólico frente a la impiedad y a la injusticia de la sociedad moderna, le hicieron emblema de la alienación humana — en particular de las clases sociales emergentes.

1.1. BIOGRAFÍA

Charles Spencer Chaplin nació en East Street, en el barrio de Walworth (Londres) el 16 de abril de 1889, según información dicha por él mismo ya que no consta documentación oficial de su nacimiento, por lo tanto este es el primer misterio en la vida de Chaplin. Sus padres fueron artistas de music-hall. Comúnmente se suponía que era judío, lo que parece no ser cierto, lo cual mencionaría en una entrevista en 1940 durante el estreno de El gran Dictador donde dice: -No soy judío, aunque estaría feliz de serlo. Se sentía fuertemente identificado con los judíos, a los que defendía, pero no hay ninguna fuente documentada para afirmar con certeza si su padre era de origen judío. Por el otro lado, se sabe que su madre, Hannah Smith, de nombre artístico Lily Harley, fue una mujer de la etnia gitana Romanichel, y probablemente también su padre lo fue. Cuenta el hijo de Chaplin en su biografía que su padre se sentía extremadamente orgulloso de su sangre romaní.

La familia de Charlie vivía sumida en la terrible pobreza urbana del Londres de finales del siglo XIX. Su padre era alcohólico, y su madre, actriz de teatro, vio truncada su carrera debido a que padecía esquizofrenia. Charlie creció en el barrio de Kennington, rodeado de muchos actores de music-hall. Su padre fue un cantante de tal tipo de espectáculos solía cantar jazz sin embargo en el final de sus días eligió el blues.
Charlie quedó al cuidado de su madre cuando el matrimonio se separó, poco después de su nacimiento. Su padre murió cuando Charlie tenía 12 años, y éste (junto con su hermano Sidney) pasó largos períodos de tiempo en orfanatos, Charlie era zurdo, al igual que su hija Geraldine Chaplin y sus nietos Tania Chaplin, Suso Chaplin y Dolores Chaplin.

15.2. FILMOGRAFÍA

1922-1923
A woman of Paris (Una mujer de París) 8 rollos

1924-1925The gold rush (La quimera del oro) 9 rollos.

1926
The sea gull ("La gaviota", o "una mujer del mar"). Director: Joseph Von Sternberg, según una idea original de Charles Chaplin.

1925-1927
The circus (El circo) 7 rollos.

1928Show people (Espejismos). Director: King Vidor, Chaplin aparece en una breve escena interpretándose a si mismo.

1928-1930
City Lights (Luces de la ciudad) 9 rollos.

1932-1935Modern times (Tiempos modernos) 85 minutos.

1939-1940
The great Dictator (El gran dictador) 125 minutos.

1944-1946
Monsieur Verdoux (Monsieur Verdoux) 122 minutos

1951-1952
Limelight (Candilejas) 140 minutos.

1956-1957A king in New York (Un rey en Nueva York) 105 minutos.

1966
A countess from Hong Kong (La condesa de Hong Kong) 118 minutos.


2. LA QUIMERA DE ORO

La quimera del oro (The Gold Rush) es una película de cine estadounidense dirigida por Charles Chaplin, estrenada el 26 de junio de 1925. Fue reestrenada en 1942 con una nuevo acompañamiento musical y narración en off del propio Chaplin.

2.1. SINOPSIS

Un pequeño vagabundo, durante la "fiebre del oro" de 1898 en Alaska, es sorprendido por una ventisca, se refugia en una cabaña en la cual mora un malvado bandido, adonde llega también un buscador de oro. El bandido sale a pedir ayuda pero escapa, dejando a los dos aislados y sin posibilidad de encontrar ayuda. Se salvan gracias a que se comen sus propias botas y cuando cesa la tormenta Charlot va a un pueblo, y allí se enamora de una bailarina, sin éxito. Pasan los días y su antiguo amigo, el buscador de oro, le pide que le ayude a rescatar el oro que se le había perdido, tras muchas adversidades lo recuperan y venden, y Charlot consigue casarse con la chica de sus sueños[1]

16.2. FICHA TÉCNICA
Título The Gold Rush La quimera del oro
Dirección Charles Chaplin
Producción Charles ChaplinGuión Charles ChaplinMúsica Charles Chaplin
Fotografía Roland Totheroh
Montaje Jack Wilson
Reparto: Charles Chaplin; Mack Swain, Jack Oackie, Tom Murray, Henry Bergman, Malcolm Waite, Georgia Hale
País(es) Estados Unidos
Año 1925
Género Comedia
Duración 96 minutos
Productora Charles Chaplin Productions
Presupuesto $950.000

16.3. PREMIOS

Premios Kinema Junpo. 1927 Mejor Película Extranjera






















16.4. COMENTARIOS
Chaplin, en su personaje del vagabundo, se encuentra en Klondike, atraído por la fiebre del oro. Una tormenta aparece y se ve obligado a buscar refugio, encontrando una casa aislada en las montañas, habitada por un asesino fugado, Larsen. Y si bien éste trata de echar al vagabundo, el huracán impide a Larsen esa tarea, trayendo además a otro huésped, el gigante Mac Kay. Tras una pelea en que queda inutilizado el rifle del fugitivo, los dos huéspedes logran quedarse.

Pronto les afecta el hambre, deciden que uno salga a buscar comida, y por tocarle el número más bajo entre unos naipes sacados al azar, Larsen es el elegido. Al ser encontrado por unos policías, los matará y robará su trineo, abandonando a Mac Kay y Charlot a su suerte. Los dos abandonados sucumben ante el hambre, el vagabundo prepara uno de sus zapatos, mientras Mac Kay ve visiones y cree ver en su compañero una gallina, tratándolo de comer. Será un oso, cazado por fortuna al ingresar en la cabaña, quien les salve la vida.

Al finalizar la tormenta cada uno sigue su camino. Mac Kay se dirige a una mina de oro que encontró, pero se encuentra que Larsen ya había encontrado su concesión y por tal motivo éste lo golpea haciendo que pierda la memoria. El vagabundo, por su parte va al pueblo, y atraído por las luces, entra en el cabaret, donde conoce a la bella Georgia, quien decide bailar con él, sólo para sacarle celos a Jack Cameron, el donjuán del cabaret, que la desdeña. Una pelea entre los dos hombres se produce, en el que Charlot sale como azaroso ganador luego que un reloj le cayera en la cabeza a su rival, sin verlo él y creyéndose justo vencedor.



Para poder sobrevivir, se finge muerto para despertar la solidaridad del ingeniero Hank, quien lo revive y le da de comer, encargándole después el cuidado de la casa mientras él va en busca de oro. Mientras Georgia y sus amigas juegan en la nieve, resultando Chaplin víctima de las bolas de nieve por accidente, entran en la casa y para divertirse con él le prometen ir a cenar con él para Año Nuevo.

Prepara la cena con mucho esmero, pero Georgia olvida la cita divirtiéndose en el cabaret. El vagabundo espera en vano y cae rendido ante el sueño, sueña que está junto a Georgia, y la entretiene con su danza de los panecillos, uno de las escenas más recordadas de Chaplin. Pero es un sueño, se dirige al cabaret a ver a Georgia, la que acaba de recordar su cita. Va a su cabaña y la encuentra vacía, se siente triste por el vagabundo, y reniega a Jack, que sigue igual de prepotente que siempre.

Georgia manifiesta su interés por el vagabundo y éste enloquece de felicidad, pero Mac Kay, quien lo busca para recordar la ubicación de su mina, se lo lleva arrastrando. Logran encontrar la cabaña, pero en la noche el viento la lleva hasta un acantilado, donde la casa apenas se mantiene en equilibrio. Logran salir vivos, descubren que en el preciso lugar donde estaban se encontraba la mina de oro.

El vagabundo vuelve en barco hecho rico a su país, lo tiene todo… menos a Georgia. Los periodistas piden retratarlo en su traje de buscador de oro. Se cae dentro de un rollo de cuerda, lo confunden con un polizón y lo quieren expulsar del barco, pero Georgia, que también regresa a su país, trata de impedirlo pagándole el pasaje. Los demás pasajeros arreglan la situación, mientras el vagabundo y Georgia se dan cuenta que se aman, el fotógrafo insiste en tomar una foto pero es arruinada por el beso que se dan los enamorados, pero a Chaplin eso ya no le interesa.[2]

Todo el mundo piensa que hacer una película es tener una buena idea, escribir un buen guión, tener unos buenos actores, un productor rico... y director que sepa lo que hace. Y, así de fácil, sale una buena película.

Quizá sea así. Pero hacer una obra maestra solo está al socaire de unos pocos. Chaplin tardó no sé cuánto tiempo en rodar la película... toneladas de sal hicieron de nieve, toneladas de paciencia para repetir y repetir y repetir las tomas hasta que Chaplin dijera "a positivar"... Eso es ser un genio: exprimir una idea hasta sacarle la última gota. Y Chaplin lo era.

No voy a explayarme: ¿para qué?

Hay infinitos momentos en la cinta en los que es imposible quedarse impávido. Por ejemplo, cuando Chaplin toma el papel de un gallo: no es él, YA ES UN GALLO, se mueve, siente como un gallo.

¿A quién se le iba a ocurrir comerse una bota? Pues lo hacen -tuvieron que zamparse muchas imitaciones de regaliz- y, encima parece estar exquisita.




Y, para mi gusto, una de las escenas mas tiernas, jocundas, excelsas que ha hecho el cine: el baile de los panecillos. Cuando la veais, hacedme un favor, la volveis a ver y en vez de dirigir la mirada a los panecillos mirad los gestos de Chaplin: baila con todo el cuerpo, con los ojos, la boca, los hombros... ¡increible![3]

Fue la película más laboriosa de toda la carrera de Chaplin. Recreó, con más de seiscientos extras (la mayoría vagabundos procedentes de Sacramento), la imagen histórica de los buscadores de oro que ascendían el Chilkoot Pass. Y para ello, los transportó en tren y grabó en exteriores el paso que atravesaba la montaña nevada. Para el resto de escenas, se diseñaron maquetas y se fabricó una cordillera en miniatura con madera, alambrada, yeso, sal y harina. Siendo un triunfo para el equipo el momento en el que la cabaña de los mineros es arrastrada por la tempestad hacia un precipicio.

Como lo es también el fragmento en que podemos ver a Chaplin cociendo su bota con aire de gourmet mientras a los ojos de su compañero Big Jim se va transformando de manera intermitente en un pollo al horno, logrado únicamente con una cámara y el buen hacer de Chaplin. O el baile de los panecillos y tenedores mientras prepara la cena de nochevieja a la bella bailarina a la que interpreta Georgia Hale, son dos de las escenas míticas de esta película, de la que el mismísimo Charles Chaplin dijo que era por la más deseaba ser recordado.

La anécdota: Los zapatos que se come Chaplin, fueron creados con regaliz para la ocasión. Se dice que tuvo que ser repetida varias veces y el actor acabó bastante empachado...

La frase:
Bailarina: ¿Sabes? Pienso irme con el primer hombre que vea esta noche.
(Off: Entonces se giró, y miró, y miró, y miró, y miró...)
El vagabundo, enamorado de ella, se encuentra justo al lado. La bailarina, con la mirada perdida, parece no darse cuenta.[4]

¡Aquí sí que hace frío! Y como menú especial para estas fechas: Calzado montañense al ‘cordon noir’ de espagueti.

En 1925 el inimitable Charlot se fue a las heladas tierras de Alaska siguiendo los pasos de millares de buscadores de oro, la mayoría deshechos humanos, sin oficio ni beneficio, en aras de un sueño en forma de vil metal dorado.

“La quimera del oro” marca el inicio de la madurez y la consolidación del cine de Charles Chaplin. La lucha contra los elementos de la naturaleza, y contra el mismo ser humano. El espíritu de supervivencia y el corazón en un puño al lado de los desheredados de la fortuna.



El silencio es oro. Algunas de sus imágenes y escenas son antología del cine. Como el momento en que se dispone a darse un banquete con sus propias botas, separando sibaríticamente, y cual espinas, los clavos del calzado; y engullendo los cordones como si se tratase de deliciosas tiras de espagueti. Y, de segundo plato, una suela de zapato para lamerse los dedos, como si fuera el más tierno de los bistecs.

Y para que vean lo contento que estoy ante tal banquete, pincho con los tenedores un par de panecillos a modo de bailarinas que animarán el festín.

La imaginación es la mejor aliada para engañar el estómago, la única riqueza cuando la pobredumbre y la desesperación se adueña de uno.

Y es quintaesencia del cine de Chaplin, donde no faltan los elementos sentimentales y blandos, innatos en la mirada tierna de este genio. Tal vez también le sobre un final demasiado dulzón y acomodado, pero es una de sus mejores películas mudas, ¿y quién no recuerda esa escena citada, u otras?.

Como la del también desdichado compañero de cabaña del vagabundo protagonista, “Big” Jim (Mark Swain), que en su ‘delirium tremens’ llega a confundir al pobre trotamundos ¡en una suculenta gallina! Lo de “Big” Jim es más carnoso y terrenal.

Es oro todo lo que reluce. Su coranzocito también late lleno de amor, en esta ocasión para ganarse, a parte de algunas pepitas, la mano de una inaccesible Georgia (Georgia Hale), una de las chicas que trabaja en un local para animar y divertir a la famélica, de monedas y sexo, clientela masculina del poblado minero.
En otro recurso, pobre en cuanto a medios, rico en imaginación, Charlot se ata los pantalones con un cordel para evitar que se le caigan mientras baila con su pretendida. Y un tercero se únirá accidentalmente a la pareja, un perrito que era el usufructario de ese cordel y que ahora, atado a los calzones del despistado protagonista, se verá involucrado, siguiendo y virando, a los compases de la música.

O la memorable secuencia hacia el final, con la cabaña desplazada cerca de un precipicio por culpa de una fuerte tormenta de viento y que dará lugar a otra danza, esta vez a vida o muerte, para evitar caer y dar con sus huesos en el fondo del barranco.

“La quimera del oro” es una inyección de risas, de originalidad e ingenio. Y para cuando se me haga necesario, haré caso a este hombrecillo ataviado con harapos, bombín, bastón y bigote: ninguna burla, ninguna desdicha podrán interponerse en mi camino

CITAS:
[1] http://personal5.iddeo.es/argen/La%20quimera%20del%20oro.htm
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/La_quimera_del_oro
[3] http://www.pordescargadirecta.com/comedia/6547-la-quimera-del-oro-charles-chaplin-comedia-1925-dvdrip-muda/
[4] http://lalwende.blogia.com/2005/082803-la-quimera-del-oro.php

No hay comentarios: