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viernes, 27 de abril de 2012

LA INVENCION DE HUGO




Hugo es una película en 3D de aventuras/drama del año 2011 dirigida por Martin Scorsese, escrita por John Logan, co-producida por Graham King (GK films) y la productora Infinitum Nihil propiedad del actor Johnny Depp, y protagonizada por Asa Butterfield, Chloë Moretz, Ben Kingsley, Sacha Baron Cohen, Ray Winstone, Emily Mortimer y Jude Law. Está basada en el libro La invención de Hugo Cabret, escrito por Brian Selznick, que narra la historia de un chico que vive solo en una estación de tren de París, en la década de los 30s, y el enigmático dueño de una juguetería.
Es la primera película filmada en 3D de Scorsese. Sobre esto, el director dijo: "Encontré el 3D realmente interesante, debido a que los actores se mostraron mucho más involucrados emocionalmente. Los menores movimientos, sus menores intenciones, se recogía de una forma mucho más precisa".6 La película fue distribuida por Paramount Pictures y estrenada en Estados Unidos el 23 de noviembre de 2011.2 Fue nominada a once premios Oscar, siendo la más nominada del año, figurando en categorías como Mejor director (Scorsese) y Mejor película,7 recogiendo un total de 5 galardones. Asimismo, fue nominada a 3 Globos de Oro, ganando Scorsese su tercer Globo de Oro al mejor director y obtuvo 2 Premios BAFTA.
FICHA TÉCNICA:

Título Original: Hugo
Director: Martin Scorsese Reparto: Asa Butterfield, Chloë Moretz, Ben Kingsley, Sacha Baron Cohen, Jude Law, Christopher Lee
País y año de producción: Estados Unidos, 2012
Género: Aventura, fantasía
Duración: 126 minutos
Calificación: Todo Espectador


SINOPSIS
En “La invención de Hugo” conoceremos a Hugo, un niño huérfano, relojero y ladrón que vive entre los muros de una ajetreada estación de trenes parisina. Nadie sabe de su existencia hasta que le descubre una excéntrica niña junto a la que vivirá una increíble aventura.(1) Hugo Cabret es un niño de 12 años que vive con su padre, un hombre viudo, dedicado y cariñoso, maestro relojero en París, en 1931. El padre (Jude Law), lleva constantemente a Hugo al cine, y adora las películas de Georges Méliès, el mejor de todos los cineastas.

El padre de Hugo muere en un incendio producido en un museo. Hugo queda bajo la tutela de su tío, un relojero alcohólico responsable del mantenimiento de los relojes en la estación de tren Gare Montparnasse. Su tío le enseña como ocuparse de los movimientos y luego desaparece. Hugo vive entre las paredes de la estación, ajustando los relojes, robando alimento y trabajando en el proyecto más ambicioso de su padre: la reparación de un autómata estropeado; un hombre mecánico supuestamente capaz de escribir con un pluma estilográfica.

Hugo roba piezas mecánicas en la estación con la intención de reparar al autómata, pero un día es capturado por el propietario de una tienda de juguetes, llamado Georges Melies, que confisca a Hugo un pequeño cuaderno heredado de su padre que contiene los datos necesarios para llevar a cabo la reparación. Para recuperar su cuaderno, Hugo sigue al juguetero hasta su hogar donde conoce a Isabelle, una niña de edad similar que resulta ser la ahijada de Melies. La niña convence a Hugo de que vuelva a su casa y promete ayudarle a recuperar su cuaderno. Al día siguiente, Melies entrega a Hugo un montón de cenizas, afirmando que se trata de los restos de su cuaderno, pero Isabelle le informa de que el pequeño diario no ha sido quemado. Finalmente, Melies se compromete a devolver el cuaderno a Hugo si este se lo gana trabajando en la tienda de trebejos en compensación por todos los juguetes que había robado. Hugo trabaja en la juguetería, y en su tiempo libre logra reparar el autómata, pero aun falta una pieza, una llave en forma de corazón.

Hugo introduce el cine a Isabelle, cosa que su padrino nunca le había permitido experimentar (se cuelan en una película de cine mudo, sin haber pagado entrada). Inicialmente, Hugo no confía en Isabelle e intenta librarse de ella, pero resulta tener en su posesión la llave para el autómata. Cuando los niños utilizan la llave para activar al hombre de cuerda, este reproduce la escena de una película. Hugo recuerda que es un filme del que su padre hablaba constantemente, recuerda que dijo haber sido su primera película (Le Voyage dans la Lune). Los jóvenes también descubren como el dibujo del autómata está firmado con el nombre del padrino de Isabelle: Georges Melies. Ilustración de Georges Melies, similar a la reproducida por el autómata en el filme.



En la casa de los Melies, Hugo muestra el dibujo a Jeanne, la mujer de Georges, pero la esposa no revela nada a los niños y los obliga a esconderse en una habitación cuando Georges llega a casa. Mientras están los niños escondidos, Isabelle y Hugo descubren un compartimento secreto y accidentalmente desparraman viejos dibujos y fotografías de los trabajos de Georges en el instante en que los padrinos de Isabelle entran en la habitación. El viejo Georges se siente traicionado y deprimido.
Hugo logra amistar con el dueño de una librería que le había mostrado Isabelle en la estación. El propietario de la librería presta su ayuda a los niños en su búsqueda de un libro sobre historia cinematográfica. Tras dar con el libro, quedan muy sorprendidos al comprobar que el autor, Rene Tabard, afirma que Georges Melies murió en la Gran Guerra (I Guerra Mundial). Mientras intentan comprender la razón de tan tremendo error, Monsieur Tabard aparece en persona y los niños cuentan al hombre que Melies aun vive. Tabard revela ser un gran admirador de los trabajos de Melies, e incluso posee una copia de "Le Voyage dans la Lune".

Más tarde, Hugo y Tabard, con ayuda de Isabele, se dirigen a casa de Melies con a intención de ayudar al viejo cineasta. Al principio, no son bien recibidos por Jeanne, que pide a sus invitados inesperados marcharse antes de que su marido despierte. A pesar de esto, Jeanne finalmente acepta su oferta de mostrar la cinta de "Le Voyage dans la Lune" cuando Tabard reconoce en ella una de las actrices mas recurrentes en la obra de Georges. Mientras vislumbran la película, Georges aparece repentinamente, despertado por el sonido del proyector, y explica como llegó a ser cineasta, a crear películas, cuenta como inventó los efectos especiales, y como perdió la fe en el cine tras es estallido de la I Guerra Mundial, viendose forzado a vender sus trabajos para conseguir algo de dinero, y de como abrió la juguetería para poder sobrevivir.

También piensa que el autómata, una de sus creaciones estrella, fue destruido en el incendio producido en el museo, y que nada queda de los trabajos de su vida. Hugo decide regresar a la estación para devolver el autómata a su dueño original. A su llegada, es arrinconado por el inspector de la estación y su perro. El niño logra escapar y corre a lo más alto de la estación, donde se encuentra la torre del reloj principal. Hugo se esconde subiendo a las agujas del reloj. Una vez burlado el inspector, Hugo corre en busca del autómata para huir con el de vuelta a casa de Isabelle y sus padrinos, pero es apresado por el inspector y el autómata cae a las vias del tren. Hugo intenta salvar al hombre mecánico arrojandose a las vias a pesar de la inminente proximidad de una locomotora.

Cuando todo indica una tragedia inminente, el inspector salva al niño y al autómata y procede a su detención. Hugo discute con el oficial, en ese momento, aparece Georges que reclama al niño alegando que se encuentra bajo su tutela. Finalmente, Georges logra una esplendida gala conmemorativa por su trabajo, Tabard anuncia que han podido rescatar y restaurar unas 80 películas del director. Georges agradece a Hugo sus acciones, y luego invita a los asistentes a "perseguir sus sueños".(1)




COMENTARIOS:

Tras “Infiltrados” o “Shutter Island”, Martin Scorsese nos dejó un tanto perplejos cuando en enero de 2010 se anunció que quería llevar a la gran pantalla “La invención de Hugo Cabret”, un texto infantil de Brian Selznick. De hecho, en la información incluso se decía que sería su próximo proyecto, pues la película contaba con un guion de John Logan (“El aviador”) y comenzaría a rodarse en junio de ese mismo año. Es cierto que la primera vez que leímos algo sobre este título fue en los inicios de 2007, pero se trataba de una noticia bastante vaga y muchos la dejamos apartada en algún lugar de nuestra memoria. A mediados de marzo se conocieron los primeros actores que formarían parte del elenco de la cinta: Asa Butterfield (“La niñera mágica y el Big Bang”), Chloë Grace Moretz (“Dark shadows”), Ben Kingsley y Sacha Baron Cohen (a quienes pronto veremos en “El dictador [2012]“).
Por aquel entonces, el título original de “La invención de Hugo” (ver tráiler y escenas) era “The invention of Hugo Cabret”, pasando luego a ser “Hugo Cabret” y, posteriormente, “Hugo”. No fue hasta que comenzó la filmación en 3D del largometraje, algo que sucedió a finales del citado mes de junio, cuando se desveló el nombre del resto de los integrantes de su reparto principal: Jude Law (“Sherlock Holmes: Juego de sombras”), Ray Winstone (“Blancanieves y la leyenda del cazador”), Christopher Lee (“El hobbit: Un viaje inesperado”), Helen McCrory (“Skyfall”), Frances de la Tour y Richard Griffiths (ambos vistos en “Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte 1″). Ya entrados en julio, Emily Mortimer (“Our idiot brother”) y Michael Stuhlbarg (“Men in black 3″) se incorporaron al rodaje de la película, que se llevó a cabo en diversas localizaciones del Reino Unido y de Francia (eso sí, llama la atención lo elevado de su presupuesto, pues algunas fuentes lo cifran en unos 170 millones de dólares). James Cameron (“Avatar”) le pudo echar un vistazo a la cinta antes de su estreno, quedándose impresionado por su calidad. Asimismo, no dudó en alabar el uso que se hacía de las 3D, una auténtica obsesión para el cineasta. “La invención de Hugo” se estrenará en España el 24 de febrero de 2012.(2)

SCORSESE Y EL ASOMBROSO ORIGEN DEL CINE

Toda película estrenada en Los Ángeles entre el 1 de agosto de 1927 y el mismo día del año siguiente pudo optar a unos premios recién instaurados. Todas, excepto una: El cantor de jazz. La primera película hablada de la historia quedó descalificada de los Oscar. Por insultantemente moderna. Por impúdicamente poco artística. A la Academia de Hollywood nunca le han gustado las novedades. Sin embargo, este mismo año, el corriente, la película que más nominaciones acumula es -con el permiso de Avatar- la más brillante realización en tres dimensiones hasta la fecha. La más moderna de la clase. La firma Martin Scorsese y obedece al nombre de 'La invención de Hugo'. "En cualquier caso", afirma el propio director, "el 3D no está tratado en la película como algo por separado. Sería como decir que el color tenga que ser el protagonista. Es un valor añadido, no se tiene que interponer ni llamar la atención. Simplemente, quiere ser un elemento, como cualquier otro dentro de la historia". Lo dice y no hay forma de creerle. No miente, sencillamente se quita importancia. Pese a lo declarado por su realizador, las tres dimensiones son en su película algo más que simplemente el color, el sonido o el tamaño de la imagen. 'La invención de Hugo' es un gozoso espectáculo tridimensional que convierte la pantalla en un enorme trampantojo.

El cine, de repente, recupera su infancia y devuelve al patio de butacas la capacidad para el asombro. Lo hace desde el profundo convencimiento de que tanto 'La invención de Hugo' como los juegos de prestidigitación ante la cámara de George Méliès están animados por el mismo y original impulso: el descubrimiento de lo inaudito. Y eso gracias, se ponga como se ponga, al 3D. "Hay un estigma. La gente tiende a defenderse con la expresión: 'Es sólo un truco'. Pero es que siempre lo fue. Cuando empezaron las primeras imágenes en movimiento, la gente quería sonido, color, pantalla grande y profundidad. Y eso se hizo. Se han restaurado películas de los hermanos Lumière y dos de ellas eran en 3D. Y Méliès también estaba en ello. Dos minutos de las cintas conservadas son en tres dimensiones", afirma Scorsese. Así las cosas, su empeño se antoja titánico: refutar el cinismo de los que niegan la simplicidad magnética del truco. Los sueños eléctricos, para entendernos. '¿Rodar todo en el 3D?'


 
Recuerda el director que probablemente con esta nueva tecnología pueda pasar lo mismo que ocurrió con el color. Hasta 1965, la Academia tenía dos categorías para la mejor fotografía: en blanco y negro, y en color. "El color estaba relegado para los musicales, los western, las comedias... Para las cintas épicas de sandalias. Cuando el crítico e historiador Andrew Sarris dijo en 1968 que todas las películas se iban a rodar en un futuro próximo en color nadie le creyó. Y aquí estamos". ¿Se rodará todo en 3D dentro en un futuro próximo? "Desde el principio, la preocupación mayor de gente como William Wyler, Gregg Toland (el fotógrafo de 'Ciudadado Kane') o John Ford fue la profundidad de campo. Y para ello usaban lentes especiales. Es algo que todo el mundo ha intentado... y que los sistemas de 3D de ahora consiguen". Sea como, la película quiere ser un cuento de hadas mecánico para autómatas que sueñan con viajes eléctricos.

Scorsese, como si del propio Méliès se tratara, transforma la pantalla en el escenario naif de un enorme y magnético juego de ilusionismo. Con chispas, por supuesto. El espectador es transportado al sitio exacto en el que el primero de su especie (espectador como él) se vio sorprendido por la llegada de una tren dispuesto a avalanzarse sobre el patio de butacas. El cine americano nació en París 'La invención de Hugo' convierte a Méliès en protagonista de una aventura donde el cine es más que la excusa para contar una historia, es sencillamente la propia historia. Y de este modo, el relato se enrosca en la retina del espectador hasta dar con el espíritu preciso y exacto de la sensación de asombro.

Hemos llegado. No en balde, el cine americano, tal y como lo entiende Scorsese y cualquiera, nació en el París de Méliès. Él fue el primero en utilizar el nuevo invento no para rodar hechos reales sino para idear y crear escenas tetrales que, y esto es lo importante, contaban una historia. Un buen día, el mecánico y cámara americano Edwin S. Porter vio uno de esos juegos de prestigitación. Y se entusiasmó. De pronto, ¡se podían hacer más cosas con una cámara además de tomar preciosas vistas de paisajes exóticos! Y de ese entusiasmo surgió un idea. Y de esa idea nació todo lo demás. Hasta hoy. La idea no fue otra que rodar 'Vida de un bombero' o, si se prefiere, la primera película genuinamente americana. En ocho minutos, Porter contaba la historia de un rescate de las llamas. Por primera vez, se utilizaba el corte, espina dorsal de la narración cinematográfica. Entre 'Vida de un bombero' y 'La invención de Hugo' median todos los años necesarios para olvidar ese primer impulso hacia el pasmo. El apabullante rostro panorámico "El siguiente paso es un drama en 3D. Shakespeare en 3D", dice el director. No en balde, cuando la aparición de la televisión obligó al cine a hacerse monumental, a ampliarse hasta más allá del Cinemascope, uno de los descubrimientos accidentales más notables fue la nueva valoración que adquirió el primer plano. Contra todo pronóstico, no fueron los planos de masas los que impresionaron a la audiencia, sino la apabullante y desmedida presencia de un rostro panorámico.

Y para añadir valor a su argumento, Scorsese cita a Hitchcock y su 'Crimen perfecto' tridimensional nunca estrenado. "Es interesantísima, aunque sólo posea un efecto en 3D. Cuando Gace Kelly es atacada su mano sale de la pantalla". Scorsese habla de Hitchcock y el círculo se cierra. Dos visionarios, como 'El cantor de jazz', castigados por los Oscar. Con cinco nominaciones, nunca consiguió llevarse un Oscar el director de Vértigo (por la que ni siquiera fue nominado); de la misma manera que Scorsese tuvo que esperar a Infiltrados, una obra menor, para conseguirlo después de que su nombre no apareciera tampoco entre los candidatos a mejor director cuando Taxi driver cambio buena parte de la historia del cine.


Y ahora 'La invención de Hugo'. Tridimensional.(3) París, años 30. Hugo Cabret (Asa Butterfield) es un huérfano de 12 años que vive escondido en los sótanos de una estación de tren, siempre a la carrera para evitar el orfanato. Vivo y sagaz como corresponde a su estatura, el pequeño conoce como nadie todos los rincones de su peculiar hogar, donde sueña con dar vida a un autómata viejo y estropeado, único legado material de su padre, que le transmitió su amor y pasión por la maquinaria de los relojes. Entre pasillos y andenes, el destino pone un día en su camino a Isabelle (Chloë Grace Moretz). Ambos viven una aventura mágica, bellísima, tierna. Y el espectador con ellos. «Vengan y sueñen conmigo». Es la invención de Scorsese.

El director neoyorquino recurre por primera vez al 3D. Y lo hace para invitarnos a soñar y a viajar a un tiempo en que dos niños sedientos de emociones, fascinados con el cine y las historias de Charles Dickens y Julio Verne, intentan desentrañar un enigma. Y buscan, buscan y buscan hasta encontrar las respuestas. «¿Quieres vivir una aventura más allá de los libros», dice Isabelle. Sin perder el aliento. La insistencia y la ilusión infantil —infantil por intacta, no por inmadura— de los dos pequeños convierten al espectador en coprotagonista de este gran homenaje a los inicios del cine y a una de las figuras que lo hicieron posible: el gran mago e ilusionista George Méliès. Una mente visionaria e innovadora que dedicó todos sus ahorros y talento a la industria del celuloide antes de caer en el olvido y la bancarrota. Pura pasión por el séptimo arte. Resulta genial que sea precisamente a través de la gran pantalla como los niños del siglo XXI conozcan al padre de 'Viaje a la Luna' (1902), considerado el primer filme de ciencia ficción.


Más allá de la aventura, Scorsese nos hace valorar con Hugo muchas cosas que sabemos pero que duermen en ese rincón de la memoria que atrapa las cosas semiolvidadas: que hubo un tiempo en que el cine se hacía fotograma a fotograma, con figuras de cartón piedra, sin ordenadores ni grandes efectos especiales, primero en blanco y negro, coloreando a mano el celuloide después. Costaba un mundo hacer cine, hacer copias —las obras de Méliès se creyeron perdidas durante años hasta que en 1938 Henri Langlois, creador de la Cinemateca francesa, logró recuperar y restaurar gran parte del material— y los actores no lo eran de profesión... Todo era infinitamente más difícil, sin los medios y la tecnología de que disponemos hoy. Y eso es lo que hace aún más valiosas aquellas primeras películas, verdaderas obras de arte desde la distancia y la perspectiva que siempre otorga el paso del tiempo.


John Logan y Brian Selznick son los autores de este guión que adapta al cine el archifamoso libro infantil del propio Selznick (premio Randolph Caldecott en 2008 como mejor libro para niños). Scorsese se ha hecho acompañar de Ben Kingsley, Sacha Baron Cohen, Jude Law y Christopher Lee. El filme partía como favorito de una batalla muy, muy ajustada, en la que al final se cumplieron todas las previsiones: 'The Artist' (10 nominaciones) se hizo con los premios en las principales categorías: mejor película, director y actor. Curioso. Otro gran homenaje a la Historia del cine. ¿Nos puede la nostalgia?

El autómata de 'Hugo' espera su Oscar en Filadelfia A 4.300 kilómetros del teatro donde se entregan los Oscar en Los Ángeles, un museo de Filadelfia celebra este domingo su gran fiesta. En esta ceremonia, unas horas antes de la de Hollywood, un robot de 1800 entra en acción. Sentado sobre una caja de casi 100 kilos con ruedas dentadas y cuerdas metálicas, una figura bronceada con cara aniñada baja la cabeza y se pone a escribir con una fina pluma. Movido por una fuerza sólo mecánica, hace cuatro dibujos, dos de ángeles, otro de un barco y el último de un templo chino. Se detiene sólo para dar tiempo al observador a que cambie el papel y sigue con tres poemas, dos en francés y uno en inglés. Termina su exhibición con una frase: "Escrito por el autómata de Henri Maillardet". El Franklin Institute de Filadelfia ha organizado dos pases para su esperado show, a las 11 de la mañana y a las dos de la tarde de este domingo (cinco y ocho de la tarde, hora peninsular). El autómata vive sus 15 minutos de gloria -eso es lo que tarda en completar su labor- sólo en ocasiones especiales.
Ahora el museo espera que 'La invención de Hugo', inspirada en la historia de su robot, se lleve algunos de los 11 premios a los que está nominada. La película seleccionada en más categorías este año se basa en un libro que arrancó aquí. La lucha de Hugo, el protagonista, por arreglar su autómata está inspirada en el esfuerzo del Franklin Institute durante casi un siglo por resucitar y mantener el misterioso robot, que sobrevivió a un incendio en otro museo de la ciudad. Una noche de noviembre de 1928, los familiares de John Penn Brock, un empresario fallecido, entregaron unas cajas con piezas de un aparato desmontado que habían encontrado en el desván. Contaron que se había salvado del fuego en una galería llena de autómatas gracias a que éste se exponía en la entrada. En el Franklin nadie sabía cómo funcionaba. Un técnico pasó años analizando las piezas. Logró montar la figura del niño y en 1933 la puso en marcha por primera vez.

'Los iPhones del momento'

Aunque varios museos en Suiza, China y Estados Unidos exponen cisnes mecánicos de la época nadando o bailarinas columpiándose, éste es el autómata con más memoria, el que más cosas es capaz de hacer. "En 1800, estos eran los iPhones del momento, la cúspide de lo que se podía construir", explica a EL MUNDO Derrick Pitts, científico jefe del Franklin y estrella de la divulgación astronómica en EEUU. El autómata era tan perfecto que hizo un pequeño tour por Europa.

Maillardet, relojero suizo, sólo construyó otro parecido, que escribía en chino y que Jorge III regaló al emperador oriental. Y no se sabe cómo el primero acabó en Filadelfia. Pero tras el éxito inicial, el Franklin incluso olvidó cómo poner el autómata en marcha. Se exponía de manera intermitente hasta que un investigador y experto en máquinas se interesó de nuevo en él. Charles Penniman empezó a trabajar casi a diario con 'el chico' en 1972. Investigó su historia y descubrió que en los orígenes estaba vestido como un soldado, aunque el museo le había puesto una falda durante unos años para esconder que le faltaban las piernas, consumidas en el incendio.
"Es una máquina muy bella. Me enamoré de ella", explica a EL MUNDO  Penniman, que hoy tiene 83 años y trabaja como voluntario para cuidar de su 'chico' o enseñar a otros cómo hacerlo. Gracias al libro y a la película, el mecánico es ahora una pequeña celebridad. Charlie (así lo llaman todos sus colegas) se identifica con la misión que obsesiona a Hugo. "Pero por supuesto es mucho más joven que yo. Yo tengo 83", exclama el experto. Le ha gustado mucho la película. "No es la típica. Y me encanta el recuerdo de Georges Méliès", cuenta. Él mismo le enseñó el autómata al escritor Brian Selznick, autor de 'La invención de Hugo Cabret'. Entonces la máquina llevaba casi una década en el sótano, sin exponer, y nadie lograba ponerla en marcha. A Selznick le interesó tanto la historia que se esforzó por buscar ayuda de un técnico en Nuevo México para reparar el robot. "Es un aparato muy complicado. Nuestra capacidad técnica subió y luego bajó. Charlie es el único que había trabajado tanto tiempo con él. Pero había dejado de funcionar y por eso no estaba expuesto. Cuando no funciona, es una decepción", justifica Pitts.


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'Imita a la vida'
En 2007, el autómata volvió a escribir y a dibujar. El museo lo celebró con una fiesta pública, impulsada por el éxito del libro. Ahora la puesta en marcha, cada dos o tres meses, siempre es un evento. "La gente está fascinada por el autómata.

Y puedes ver cómo funciona. Puedes mirar la caja y ver cómo se mueven las piezas", explica el científico. La construcción de autómatas se remonta a Leonardo, que ya dibujó un robot primitivo diseñado para actuar en un escenario. El de Maillardet es complicado: dibuja y escribe; escribe en inglés y en francés. Y su reconstrucción ha sido una aventura de habilidad y de intuición. Algunos autómatas se han recuperado con notas explicativas escondidas dentro, pero en este caso no había instrucciones. Sólo una llave. "Nada que diga aprieta este botón", bromea Pitts. Más de 200 años después de su construcción, el autómata nunca falla en su labor. "No se salta ninguna línea, no se pierde nada, no hace nada que no debiera hacer. Todo está perfecto. Igual que el día que empezó a funcionar. Pasa exactamente lo que debe pasar... No es electrónico, no hay chips. Es increíble", dice el astrónomo.(4).

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Ver dos niños en una biblioteca tradicional, hipnotizados por las fotos y el texto de un libro sobre la historia del cine, es una escena que hoy solo puede pertenecer al pasado. Una lástima que la tecnología provoque que nuestros hijos crezcan con la mínima o nula relación con los libros, para qué pensar en ellos siquiera pisando una biblioteca. En Hugo, Martin Scorsese, nos regala el placer de observar esos ojitos infantiles brillando de emoción con un juguete mecánico, una película en blanco y negro o la novela de Robin Hood. También nos remonta con pausa y romanticismo a los orígenes del cine, centrando la historia en el director Georges Méliès, quien realizó más de quinientos filmes (Viaje a la Luna, 1902). Tal como se muestra, el realmente fue mago, fabricante de juguetes, propietario de un teatro, director y actor en sus filmes, no obstante la Segunda Guerra afectó profundamente su exitosa carrera. En esta cinta el protagonista no es él, sino un pequeño huérfano de doce años, Hugo Cabret (Asa Butterfield, conocido internacionalmente por su papel en El niño con el pijama de rayas). Vive en la década del treinta entre las paredes de la estación de trenes de París, ajustando los relojes, robando alimento y trabajando en el proyecto más ambicioso de su fallecido padre (Jude Law): la reparación de un autómata estropeado, un hombre mecánico supuestamente capaz de escribir con un pluma. Hugo roba piezas mecánicas en la estación con la intención de reparar al autómata, pero un día es capturado por el propietario de una tienda de juguetes llamado Georges Melies (Ben Kingsley, inolvidable en Gandhi y La lista de Schindler).

Scorsese debuta con esta cinta en el mundo del 3D “lo encontré realmente interesante, debido a que los actores se mostraron mucho más involucrados emocionalmente. Los menores movimientos, sus menores intenciones, se recogía de una forma mucho más precisa". Hugo, (recién ganadora de premios Oscar) es de esas películas entrañables que –cual engranajes- encajan perfecto en el corazón y da gusto ver con los hijos, mientras les explicas cómo funcionaba el mundo de antaño. Muy Buena. (5)

Crítica La invención de Hugo

Después de tantas nominaciones a los Oscars (11, una más que “The Artist”), todo parecía indicar que esta “excentricidad” de Martin Scorsese iba a barrer este año sobre la alfombra roja. Al final, como suele suceder en este certamen, el bombo y platillo deja paso al matasuegras y la trompetilla, y “La invención de Hugo” “sólo” se llevó unos merecidos “tíos Oscar” a la Mejor Fotografía, Mejor Guión Adaptado, Mejor Dirección Artística, Mejor Sonido y Mejor Edición de Sonido. Wooow…

Ahí es nada… Ahora bien, ¿qué hay detrás de esta cinta tan publicitada, nominada y altamente criticada −de un extremo a otro− por cinéfilos expertos y espectadores aficionados? Empezaré diciendo que “La invención de Hugo Cabret” (libro estupendo de Brian Selznick) ha sido la excusa perfecta, la puerta ideal para darle la oportunidad a Scorsese de crear un mundo mágico y ensoñador para todos los públicos en los que verter su propio homenaje al Cine, y más concretamente, a sus orígenes. Los últimos quince minutos del film dan auténtica muestra de ello, con un repaso vívido y magistral por la vida de uno de los primeros cineastas, George Meliès. La “excentricidad” de todo un veterano del cine (Scorsese) que se adentraba en un género que no es (o era) el suyo, hizo rechinar en un principio a miles de cinéfilos y seguidores de cintas míticas suyas como “Taxi Driver”, “Toro Salvaje”, “La Última Tentación de Cristo”, “El Cabo del Miedo”, “Chicago” o “Shutter Island”, por citar algunos ejemplos. Puede decirse que el resultado no ha sido del agrado de todos; en general, tanto los cineastas como los cinéfilos y críticos de cine aprueban que han visionado una obra maestra del cine y que el “experimento” de Scorsese ha quedado, en lenguaje de Meliès, “chapeau”. Pero hay que escuchar también al aficionado al cine al que le venden el 3D, las nominaciones y las cinco estatuillas por una cantidad ciertamente excesiva en taquilla, y más si va acompañado (como invita la presentación del trailer) de su prole. Muchos de ellos podrán sentir la magia impregnada en la fotografía, el vestuario y la bella sonoridad creada por Howard Shore (si no hubiera sido por “The Artist”, también hubiera conseguido la estatuilla a la Mejor Banda Sonora), pero la película en su totalidad se les hará pesada, echarán en falta cierta tensión dramática y les sobrará el último cuarto de hora (o quizá más). Al servidor que les reseña, que está a medio camino entre el cinéfilo y el aficionado, simplemente le ha gustado. Se ha dejado llevar por la historia, el ambiente y la magia visual triplicada por el 3D y ha conseguido llegar hasta el final y aprender algo más de los orígenes del cine, genialmente mostrados por el director. (6)

Ahora sí, entre nosotros; la historia de Hugo Cabret me ha parecido sólo una excusa para que Scorsese diera rienda suelta a su imaginación y su talento y nos endosara la historia del Cine desde el cine mudo. El protagonista que interpreta a Hugo sólo me llama la atención por sus límpidos ojos azules, casi blancos, mientras que la niña que hace de Isabelle le da mil vueltas. Christopher Lee, Emily Mortimer y Jude Law apenas hacen una aparición testimonial para dar más caché al film. Sacha Baron está infrautilizado para las supuestas escenas cómicas del inspector de la estación. Para mí, el verdadero protagonista de la película es Meliès, interpretado por Ben Kingsley. Si en el libro de Selznick se da mayor fuerza a Hugo y a la historia de autómata, Scorsese potencia en su cinta la figura del cineasta francés con notabl éxito. Para acabar, déjenme que les pida algo; Vayan a ver esta película al cine por dos motivos: el primero, porque si no lo hacen, se estarán perdiendo la oportunidad de ir a contemplar cine dentro del cine, cosa muy importante con los malos tiempos que corren en la industria cinematográfica. Piensen de antemano que van a visionar un maravilloso recorrido por los orígenes del Cine, a deleitarse con la magia del 3D y a entretenerse con la trama de Hugo, el niño relojero huérfano y el misterio del autómata que reparaba con su padre; y segundo, porque sería injusto prejuzgar esta película por las opiniones del vecino, amigote o compañero del trabajo que ven cine de ciento viento. Sólo vayan a verla, disfrútenla y luego opinen lo que les plazca. Si no les gusta, no me echen a mí la culpa, pero si no se sienten engañados por esta crítica, tampoco vayan a omitir quién les incitó a hacerlo.(7)




CITAS:
1.-http://es.wikipedia.org/wiki/La_invenci%C3%B3n_de_Hugo_Cabret
4.-http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/25/cultura/1330165585.html
6.-http://www.tell.cl/modules.php?op=modload&name=News&file=article&
     sid=3209& mode=flat&order=1&thold=0
7.- http://athnecdotario.com/2012/03/08/cine-la-invencion-de-hugo-de-martin-scorsese-por-rozikas/



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