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lunes, 23 de agosto de 2010

EL HIJO DE LA NOVIA

1. Juan José Campanella




Juan José Campanella (Buenos Aires, 19 de julio de 1959) es un director de cine y televisión argentino. Una de sus películas, El secreto de sus ojos, ganó el premio Óscar de la Academia de Hollywood como mejor película extranjera en 2010.

1.1. BIOGRAFÍA

Juan José Campanella desarrolló parte de su carrera en Estados Unidos, trabajando en series como La ley y el orden (en inglés, Law & Order), Dr. House (2 capítulos: el 12º de la tercera temporada y el 6º de la cuarta) y 30 Rock, entre otras. En Argentina ha trabajado en varios programas educativos y sociales del canal Encuentro del Ministerio de Educación de la Nación. En el programa "Entornos Invisibles" llegó a desempeñarse como uno de los principales actores.

Además de director también ha sido el co-coguionista de sus cuatro películas más conocidas: El mismo amor, la misma lluvia; El hijo de la novia; Luna de Avellaneda y El secreto de sus ojos. Su último filme El secreto de sus ojos ganó el Óscar a la Mejor Pelicula Extranjera.

En 2006 le fue concedida la nacionalidad española por carta de naturaleza, una concesión especial del Reino de España a personas de particulares méritos.(1)

Premios

• 2001: El hijo de la novia es nominada a los premios Óscar en la categoría «mejor película de habla no inglesa».

• 2010: Su película El secreto de sus ojos es ganadora del premio Goya como «mejor película hispanoamericana».

• 2010: Su película El secreto de sus ojos es ganadora del premio Óscar en la categoría «mejor película extranjera».


2. FILMOGRAFÍA

Series de TV

  • .2000: Strangers with Candy, EE. UU., 6 capítulos.
  •  2001: Culpables, Argentina, guión.
  •  2006: Six Degrees (EE. UU.), director del 1.º capítulo.
  •  2006: Law & Order: Special Victims Unit, episodio «Recall» (como Juan J. Campanella), EE. UU.
  •  2006: 30 Rock (EE. UU.), director del capítulo »Jack meets Daniel».
  •  2006: Vientos de agua, director-guionista.
  •  2008: Dr. House, director del capítulo 12, temporada 3, «Un día, una habitación».
  •  2008: Dr. House, director del capítulo 6, temporada 4, «Lo que sea necesario».
  •  2009: Dr. House, director del capítulo 18, temporada 5, «Ven gatita».
  •  2010: Dr. House, director del capítulo 18, temporada 6, «La caida del caballero».
  •  2010: Dr. House, director del capítulo 20, temporada 6, «La elección».
Como actor

• 1979: Prioridad nacional (mediometraje)
• 1982: Victoria 392 (no estrenada comercialmente).
• 2001: El hijo de la novia (médico).

Como director

Categoría principal: Películas dirigidas por Juan José Campanella

• 1979: Prioridad nacional (mediometraje)


• 1982: Victoria 392 (no estrenada comercialmente)

• 1991: The Boy Who Cried “Bitch” (El niño que gritó «puta»)

• 1997: Ni el tiro del final

• 1999: El mismo amor, la misma lluvia

• 2001: El hijo de la novia (nominada al premio Óscar de la Academia de Hollywood como mejor película extranjera)

• 2004: Luna de Avellaneda

• 2010: El secreto de sus ojos (ganadora del premio Óscar de la Academia de Hollywood como mejor película extranjera)

• 2012: Futbolín (en fase de preproducción)

2.- EL HIJO DE LA NOVIA




2.1.- SINOPSIS


Rafael piensa que las cosas deberían irle mejor: dedica 24 horas al día a su restaurante, está divorciado, ve muy poco a su hija, no tiene amigos y elude comprometerse con su novia. Además, desde hace mucho tiempo no visita a su madre, internada en un geriátrico porque sufre el mal de Alzheimer.

Una serie de acontecimientos inesperados le obligan a replantearse su vida. Entre ellos, la intención que tiene su padre de cumplir el viejo sueño de su madre: casarse por la Iglesia


2.2.- FICHA TÉCNICA

Dirección: Juan José Campanella.

País: Argentina.

Año: 2001.

Duración: 124 min.

Interpretación: Ricardo Darín (Rafael Balverde), Héctor Alterio (Nino Balverde), Norma Aleandro, (Norma Balverde), Eduardo Blanco (Juan Carlos), Natalia Verbeke (Naty), Gimena Nóbile (Vicky), David Masajnik (Nacho), Claudia Fontán (Sandra), Atilio Pozzobón (Francesco), Salo Pasik (Daniel), Humberto Serrano (Padre Mario), Fabián Arenillas (Sciacalli).

Género: Comedia-Drama.

Guión: Juan José Campanella y Fernando Castets.

Producción general: Adrián Suar.

Música: Ángel Illaramendi.

Fotografía: Daniel Shulman.

Montaje: Camilo Antolini.

Dirección artística: Mercedes Alfonsín.

Vestuario: Cecilia Monti.

Decorados: Pablo Racioppi.


2.3.- ARGUMENTO

Un argentino de clase media, cuarentón y divorciado, vive sin ideales y sin afecto, absorbido obsesivamente por la administración del restaurante que heredó de sus padres. Está rodeado de gente que lo quiere pero a la que él no presta atención, encerrado en un universo de egoísmo, frustraciones y pequeñas revanchas. Pero algo inesperado lo obliga a enfrentar la realidad y tratar de cambiar su vida y la de sus seres cercanos.

Muy influido por las comedias clásicas del director estadounidense Frank Capra, Campanella se apoya en el carisma actoral de Darín, quien en 20 años de trabajo ha pasado de galán de TV a actor de culto.

Curiosamente, este segundo intento, pese a contar con un mayor presupuesto, es menos pretencioso que su antecesor, que trataba de describir dos décadas de cambios políticos y sociales de la Argentina a través de la marchas y contramarchas de una pareja de enamorados.

Aquí Campanella se concentra en narrar apenas unos pocos días en la vida del personaje principal con un argumento que profundiza en cuestiones personales y afectivas y solo se permite unas pinceladas de testimonio social.

El resultado es una obra convencional pero intensamente emotiva, que se convirtió en una de las películas más taquilleras de 2001 en la Argentina. Además de Héctor Alterio y Norma Aleandro, aparece en un pequeño papel otro actor de prestigio: Alfredo Alcón.(2)


2.4.- COMENTARIOS

Aunque Rafal Belvedere tiene 42 años y regenta un restaurante familiar de prestigio, no está contento con la vida ni consigo mismo. ¿Cómo es posible que a los 42 años uno no haya cimentado aún la vida y viva como un adolescente? Este mito del “eterno adolescente”, que ya fue desarrollado por Juan José Campanella en la cinta “El mismo amor, la misma lluvia”, nos vuelve a ofrecer algunos elementos para entender la vocación como opción de vida que implica una toma de decisiones.(3)


Rafael vive marcado por su pasado familiar. Se siente como el inútil de la familia, aquél que defraudó un día a su madre. Vive con esta herida. Y al heredar el restaurante de sus padres hereda también la presión para estar a la altura de las expectativas, a lo que se añade la angustia de la crisis financiera del país. No obstante ahora que el restaurante marcha bien su madre no lo puede apreciar porque sufre alzhéimer.(4)

Rafael Belvedere no está conforme con la vida que lleva. No puede conectarse

con sus cosas, con su gente, nunca tiene tiempo, se aferra al zapping y se consuela con los viejos capítulos de su serie preferida: El Zorro. A los 42 años no se parece en nada a su héroe de ficción.

Aquellos años de su infancia en los que se ponía la capa negra, el antifaz y jugaba a ser la personalidad oculta de don Diego de la Vega inevitablemente pasaron. Su realidad es mucho más compleja. No alcanza las expectativas de nada ni de nadie. No tiene ideales, vive metido hasta el tope en el restaurante fundado por su padre; carga con un divorcio, no se ha tomado el tiempo suficiente para ver crecer a su hija Vicky, no tiene amigos y prefiere eludir un mayor compromiso con su novia. Además, hace más de un año que no visita a su madre que sufre de Mal de Alzehimer y está internada en un geriátrico. Rafael sólo quiere que lo dejen en paz. No lo puede todo, y a la vez, pareciera como si su esfuerzo no fuera suficiente para nadie”.

En resumen, podríamos decir que Rafa vive como un malabarista que no presta atención a lo importante para centrarse sólo en lo urgente. Y como se podría prever, Rafa sufre un infarto que le hace plantearse la venta del restaurante para llevar una vida un poco más relajada. No obstante sigue siendo un egoísta como lo muestra el sueño que le cuenta a Nati: reconoce que todo lo hizo mal, por lo que quiere “irse a la mierda”, pero sólo, nadie más cuenta en su vida. La cara que se le pone a Nati escuchando esta confesión es memorable. Rafa no se compromete con nadie porque siempre tuvo miedo al compromiso.

Dos hechos le ayudaran a dar un paso más y evolucionar. Primero será el rencuentro con Juan Carlos, antiguo amigo de la infancia. Él, que perdió a su mujer y su hija en un accidente, que tuvo que rehacer su vida, se presentará como un elemento desestabilizador para Rafael y le ayudará a reconstruir su pasado.

El segundo hecho lo protagoniza su padre y su deseo de querer casarse con Norma por la Iglesia.

Nino no lo quiso hacer entonces por fidelidad a sus principios, y aunque le dio a su mujer todo lo que ella quiso, reconoce que la boda por la Iglesia fue el único gusto que no le concedió. Pero nunca es tarde, en cierto modo él está de vuelta de todo y sigue tan enamorado como nunca a pesar del estado en el que se encuentra ella. Al cabo de los años ¿qué son los principios personales ante el amor? Este amor apasionado de Nino al principio se le presenta a Rafael, hombre práctico, como una locura. Pero después terminará reconociéndolo como un amor del que él no es capaz.

La gota que colma el vaso se da cuando Nati le confiesa que le deja porque es un egoísta y no se siente valorada. Rafa tendrá que enfrentarse consigo mismo y con su pasado. Y entonces se desencadenarán una serie de gestos que muestran que algo está cambiando: la venta del restaurante, la reconciliación con Juan Carlos, la poesía con su hija, la conversación catártica con su madre (“quiero que te sientas orgullosa de mí. No quiero ser un boludo. Quiero ser alguien”) y la declaración final que le hace a Nati por el portero automático (“Quiero tus problemas”). La adquisición del nuevo restaurante no es sino un final abierto a la imaginación del espectador.(5)



En resumen en esta película de Campanella descubrimos la necesidad de tomar decisiones para madurar en la vida. En definitiva el tema vocacional es el de optar por una manera de vivir aceptando todas las consecuencias y asumiendo los compromisos que se derivan. La vocación es una llamada que exige una respuesta valiente y decidida, aceptando el nuevo estilo de vida que implica.

Señalamos para terminar la imagen estereotipada y tópica que se nos presenta de la Iglesia, en concreto del párroco.(6)



Sabedor de que la vía de la comedia es la que le abre mejores posibilidades para encarar todos los temas -incluidos los más serios y hasta los más penosos-, Juan José Campanella ("El mismo amor, la misma lluvia") adopta el tono humorístico para exponer la crisis personal de un cuarentón muy porteño y muy reconocible.

No es un camino sencillo porque hay aquí un costado entrañable, autobiográfico, que lo aproxima a temas y realidades muy dolorosas (el mal de Alzheimer o la vejez, por ejemplo), nada fáciles de armonizar con el registro de comedia que domina la mayor parte del relato y que él conduce con mano maestra.

El realizador se apoya en personajes que han sido nítidamente dibujados en el libro (suyo y de Fernando Castets, habitual colaborador) y que un elenco admirable colma de verdad y de vibración humana, y así logra cierta fluidez en la articulación de los sectores más humorísticos del relato (allí donde reinan una ironía y un sarcasmo emparentados con los de la comedia italiana) y aquellos en los que pesa más el costado sentimental. No obstante, queda en evidencia algún desnivel.

Está claro que el terreno de la comedia no es sólo el que más favorece a Campanella sino el que lo distingue como uno de los poquísimos autores locales tan conocedores de su arquitectura formal como para filtrar en ella sus opiniones. Tal seguridad en el oficio, así como el brillo que parece espontáneo y que es fruto de su agudeza de observación y de su ingenio, quedan expuestos en la construcción de las escenas, en el ritmo picante y sostenido del diálogo, en la lógica y la contundencia de sus remates, en el rigor necesario para abandonar una situación antes de que empiece a dar señales de agotamiento. En cambio, cuando toca la cuerda sentimental y se aproxima al melodrama, el lenguaje se hace más directo -a veces, bordea lo sentencioso y lo discursivo- y el film empalidece, aunque el efecto emotivo no se desdibuje, sobre todo gracias a la sincera convicción de los intérpretes.

Ajetreado hasta el vértigo en la carrera por la supervivencia, distraído de sus responsabilidades como hijo, padre, marido (separado) y novio, Rafael se topa de golpe con el oportuno parate que lo invita a recapitular.

Es como si todo se hubiera conjurado para colocarlo frente al espejo de su íntima disconformidad consigo mismo: el restaurante con el que se ha ganado una posición empieza a trastabillar acosado por los problemas financieros y la presión de las grandes cadenas a la caza de negocios chicos y consolidados; crecen los reclamos -de índole diversa- de su hija, de su ex mujer y de su actual pareja; inesperadamente reaparece un amigo de la infancia que ha sobrevivido a una terrible tragedia personal. Y -como llegado de otro planeta en el que toda esa agitación resulta vana- su padre viene a pedirle ayuda porque piensa hacerle a su eterna compañera (ahora instalada en un geriátrico por causa de la enfermedad) el único regalo que le debe: la boda por la iglesia.

No hay corazón que resista; el de Rafael tampoco. Dice lo que siente cuando asegura que lo único que quiere es que lo dejen en paz, pero todavía le costará algún esfuerzo reconocer que el problema no proviene de los demás. Ellos en todo caso -el padre o el amigo, con sus sencillas y esenciales certezas- le tenderán una mano.

"El hijo de la novia" es un film muy argentino. Lo es en el carácter reconocible de los personajes, en la forma con que se los ve hacer equilibrios entre la lucha por la supervivencia, la desdicha afectiva y el juicio de los otros; en el ejercicio de un humor burlón, cáustico y muchas veces autodirigido como escudo defensivo ante la adversidad; en la resignada familiarización con una anormalidad que ya se ha vuelto rutina; en el límite difuso y amoldable que separa lo lícito de la corrupción o la inmoralidad. Y hasta lo es también en la dificultad que evidencia el film cuando debe poner en palabras sentimientos y emociones que entre nosotros, muchas veces, se prefiere dar por sobreentendidas.

En tren de comedia, Campanella hace observaciones agudas sobre la situación actual, sobre los cambios experimentados en la vida social y el comportamiento. Pero no las subraya con discursos, se infieren de la propia historia. Hay apuntes sabrosos que surgen del contraste visible entre los valores que marcaron el mundo de los padres y el de Rafael; en la propia evolución del restaurante familiar; en la relación que mantiene el protagonista con sus parejas y su hija. Y casi siempre, la observación viene prendida de la ocurrencia, la situación cómica o el chiste rápido.

Se ha dicho que Campanella tiene socios irreemplazables en sus magníficos actores. No es sólo la desenvoltura de Darín, ni el oficio de Aleandro ni la transparencia de Alterio. Hay más: Darín no se conforma con la comodidad de un papel que le calza como anillo al dedo y busca enriquecerlo con reveladores detalles personales. Norma Aleandro evita tanto la sobreactuación (cómica o patética) como la insipidez a la que la podría haberla conducido tomar el rumbo contrario: su Norma es tierna, graciosa y conmovedora, y tan real que uno cree adivinar en esa mujer entorpecida por la enfermedad a aquella otra joven de la que su marido todavía está enamorado.

Que esa imagen de la mujer que fue llegue tan nítida hasta el espectador es también mérito de Alterio, ese apacible Nino Belvedere cuya mirada diáfana desnuda toda su nobleza. Son sin duda dos personajes elaborados desde el libro con la materia del cariño.

Hay en el elenco muchos otros trabajos impecables -los de Eduardo Blanco, Claudia Fontán y Salo Pasik, en especial- y hasta un par de sorpresivos invitados -Alfredo Alcón y Adrián Suar- que se interpretan a sí mismos en una escena que responde menos a una necesidad del libro que a la voluntad de hacerle un guiño simpático al espectador.(7)



Es esta una película que deja al espectador preguntándose por las razones que han provocado en él una impresión tan favorable. Es muy fácil exponer los errores de una mala película, pero resulta, curiosamente, bastante complicado encontrar una razón que englobe todos los aciertos de ésta : desde el humor a la limpieza de los diálogos. Cualquiera sirve como una cuña para provocar en el que escucha la recomendación la curiosidad suficiente como para que vaya a verla pero ninguna sirve como resumen, como base.

Es el recuerdo del libro de Oscar Tusquets "Dios lo ve" , que no tiene nada que ver con la religión, a pesar de su título, el que ayuda a descubrir la clave de esta historia. En uno de sus capítulos, se presenta la fotografía de Carlos Fernández Casado, un arquitecto español, junto a una estructura de metal básica. Oscar se pregunta por las razones de esa fotografía. Después de analizar otras obras semejantes llega a una conclusión.

"Esta pieza de alambres no es más que el cuchillo de la armadura de un tramo del puente del Pardo diseñando por el ingeniero. ¿Por qué se habrá fotografiado junto a una cosa tan prosaica, sencilla, que tiene un mero papel resistente? Pues porque está orgulloso de esta creación, de su claridad, de su economía estructural, donde cada barrita de hierro está allí, en el lugar preciso, y tiene la sección justa, mínima, para el trabajo que debe realizar. El hierro era en esa época, 1935, un material raro y precioso en nuestro país ; no se puede hacer más con menos despilfarro. Por eso don Carlos se hace fotografiar junto a esta ramadura, porque cuando esté dentro de la viga…sólo Dios la verá."

Ese intento de Nino se revela como la armadura de un puente inacabado entre él y su mujer y se convierte centro de la película y la clave para comprenderla. Un deseo , una boda por la Iglesia, que su mujer no pudo cumplir y que el marido quiere, por motivo de su cumpleaños, realizar ahora. Tanto Nino, que se gastará en la boda el dinero ahorrado para un viaje a Europa como Rafael, que tendrá que encontrar un tiempo que la dedicación a su restaurante y a su hija no le dejan, verán sus vidas cambiadas por lo que parece un simple capricho.

En una situación económica muy complicada, en una Argentina pendiente del índice riesgo, de los problemas para pagar la deuda, de los malabarismos con la tarjeta de crédito, en un escenario en el que la clase media va desapareciendo a un ritmo de 500.000 personas por año, un hombre sigue el camino opuesto al de la multitud y se queda sin ahorros por un proyecto que, como dice Tusquets, sólo Dios va a ver.

Un tema simple y proclive al sentimentalismo si en el fondo de la historia no estuviera el Alzheimer de Norma, la imposibilidad de que ésta sea consciente de lo que va a suceder alrededor de ella. Una enfermedad que es al gesto de Nino lo que la viga a la estructura del ingeniero.

Y si uno de los elementos fundamentales en el análisis de Tusquets es el de armadura, representado por el sueño de Nino, otro, simétrico, es el de Dios. Explica Tusquets :

"Parece ser que, en una ocasión, uno de los jóvenes colaboradores de Luthyens se encontraba grafiando la fachada trasera de una de las casas que se estaban proyectando en el estudio. El Maestro, tras estudiarla con detenimiento, observó que la posición de una de las ventanas alteraba la composición general, a lo que su colaborador objetó : -Esto no es problema : el muro que cierra el patio de servicio está tan próximo que esta abertura no se puede relacionar con el resto de la fachada. Nadie podrá ver esta falta de rigor geométrico. A lo que el arquitecto repuso impasible : -Dios sí lo ve."

Un Dios que, como se presenta en la película, poco tiene que ver con la religión o con la Iglesia. Un Dios que se presiente como estructura, como razón, como ley que hay que cumplir sin que sea necesario acudir a los dogmas o a las escrituras. Un Dios que está dentro, anterior a la legislación, a la jerarquía o a la Historia.

Un Dios que, en una de las mejores escenas de la película, ese diálogo entre Rafael y el sacerdote, parece incapaz, atrapado por las leyes, de entender el significado del rito que Nino pretende. No es una cuestión de religión. Es algo anterior, más básico, la fundamentación de una ética, la muestra de que hay algo que existe en el fondo. Algo que no admite una formulación. Algo que impulsa al acto. Algo que ni siquiera va a ser visible.

¿Entonces por qué hacerlo? Esa es la pregunta del hijo y la película es el camino que tiene que recorrer para comprender algo que el padre ya sabe , la exigencia de esos actos que sólo Dios puede ver. Frente a esa estructura interna del padre, el trabajo del hijo se centra en lo externo : desde el éxito de su restaurante, hasta su relación con su ex - mujer, su hija y la mujer con la que vive.

No es sólo el enfrentamiento entre lo externo y lo interno, sino el que se produce entre el ámbito de la complicidad y el de los mercaderes, en palabras de Martín Garzo al estudiar las figuras de Abraham y Sara. Uno representa el diálogo con la exigencia y la otra la mirada encantada con el mundo. Padre e hijo representan esos dos polos opuestos en el arranque. El ataque al corazón no es sino la posibilidad que tiene el hijo de elegir entre las dos opciones.

La aproximación del hijo al punto de vista del padre se produce, a pesar de la distancia, de forma gradual y, por esto, creíble. Es un camino lento que a Naty (una Natalia Verbeke en la deberían mirarse falsas encumbradas como Penélope Cruz) , en la escena de la Iglesia, no le cuesta nada recorrer. Le basta ese momento para entender qué es lo que busca el padre y para, inmediatamente, desearlo para ella. Al hijo esa evidencia se le aleja, dejándole sólo la lección de los continuos fracasos : desde la falta de reconocimiento de su madre hasta la crítica dura de su ex - mujer pasando por el intento de Natalia de dejarle. Armadura, Dios y, al final, el humor, un ingrediente que no aparece en el libro de Tusquets y que resulta imprescindible en la película .Un humor que sirve para unir aquello que es materialmente imposible juntar. Como ese césped que convierte a las piedras en camino, creando un sendero por el que avanzar a pesar de los contratiempos. El vínculo que muchas veces no existe entre la realidad y el deseo y que cada uno crea con los materiales que le resultan más válidos.

La opción de Campanella por el humor no es una mera elección de tono, sino una estrategia de supervivencia frente al humor de pasatiempo, previsible y sin consistencia. Es un humor que los personajes se dirigen a sí mismos, sin esperar reacción de ningún espectador : cuando Rafael tiene que luchar por ese pedido de vino blanco o cuando Nora, al ver el cartel de la residencia, dice que ella no deja ahí a su marido.

Es un humor, en fin, que comienza como algo personal y termina en un escenario, en la falsificación de la ceremonia, como esa única forma de unir lo que la Iglesia, paradójicamente, no quiere unir.

"El mundo como un bosque, como los puertos, como las ciudades que crecían en las rutas de los comerciantes; pero también como un aposento, como la cámara más secreta, donde la intimidad es mayor", dice Martín Garzo. "El hijo de la novia" es el descubrimiento de esa cámara más secreta que no funciona como escondite, sino ,como explica Tusquets, como fundamento de la realidad. Básica aunque no se vea.

Nino con su gesto parece convertirse en la respuesta de Campanella a la actual situación argentina. Una respuesta que se echa de menos en películas recientes como "Pizza, birra, faso" , "Nueve reinas" o "La ciénaga", que se quedan, cada una en su estilo, en la mera descripción de la realidad.(8)



Esta producción argentina del año 2001, dirigida por Juan José Campanella, es una agradable comedia agridulce - en la línea de films como por ejemplo el alemán Good bye, Lenin.

Uno de sus principales atractivos son las magníficas interpretaciones del trío protagonista, Ricardo Darín (Rafael Belvedere) y sus padres en la ficción Héctor Alterio (Nino) y Norma Aleandro (Norma), bien secundados por Eduardo Blanco (Juan Carlos), Natalia Verbeke (Naty) y Gimena Nóbile (Vicky). La película fue nominada en el año 2002 al Oscar® al mejor film de habla no inglesa.

Cuando el padre de Rafael, Nino, quiere volver a casarse por la Iglesia con Norma -enferma de Alzheimer-, puesto que su matrimonio de 44 años atrás fue sólo civil, la vida del estresado Rafael y de todos los que le rodean sufrirá un giro radical.

Con fotografía dirigida por Daniel Shulman y rodada con objetivos esféricos para una relación de aspecto en cines de 1.85:1, este DVD de Filmax respeta el formato original cinematográfico e incluye mejora anamórfica.

La transferencia es bastante buena, aunque no está exenta de algunos defectos de celuloide. Normalmente, éstos son muy pequeños, en forma de pequeñas manchitas blancas; sin embargo, muy de tanto en tanto aparece alguna mancha de cierto tamaño, como una que hay -por si a alguien le apetece buscarla- en 1h 39' 44'', en la escena de la lluvia.

La definición es correcta, aunque ciertamente no resulta extraordinaria. Hay muy poco grano en la película y por lo tanto tampoco se aprecia ruido de compresión de bajo nivel. El contraste es el adecuado en todo momento.

Un curioso efecto -o más bien defecto- que se aprecia en esta transferencia es un más que apreciable viraje hacia el verde de todos los colores, lo que en algunos momentos da la impresión de estar viendo Matrix o alguna de sus secuelas. Aunque no podemos afirmar hasta donde esta coloración viene del máster usado para la transferencia o bien es un fallo del procesado posterior del vídeo, las capturas adjuntas demuestran claramente que este viraje del color existe y que le quita naturalidad al film. De hecho, las letras de los títulos iniciales y finales se ven claramente verdosas, en lugar del habitual color blanco.

Con una tasa de bits media para la imagen de 6.5 Mbps, no aparecen defectos de compresión, ni incluso en las escenas más difíciles -que en esta película son muy pocas- como por ejemplo, la lluvia. Si que se puede observar algún defecto ocasional de líneas en zigzag (aliasing), que provoca un curioso efecto Moiré de parpadeo con la camisa a cuadros que lleva Vicky, alrededor de 1h 03'.

El disco es un DVD-9, con un buen cambio de capa, en un salto de escena donde no interrumpe el audio.

En resumen, una imagen que sería francamente buena, de no ser por esta tonalidad verdosa que se nos antoja anómala.(9)



CITAS:

1.- htttp:// http://www.wikipedia/, /joseluiscampanella
 
2.- http://www.pantalla.info/pel/1/1597.html


3.- www.cineyvocacion.org

4.- http://www.cineol.net/pelicula/533_El-Hijo-de-la-novia

5.- http://ar.geocities.com/pampacine_2002sp/hijo/cinematotal.htm


6.- http://www.cineyvocacion.org/pdf/cineyvocacion_el%20hijo%20de%20la%20novia.pdf

7.- http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=327864

8.- http://www.arrakis.es/~maniacs/Hin01.htm


9.- http://www.zonadvd.com/modules.php?name=Reviews&rop=showcontent&id=327

jueves, 19 de agosto de 2010

EL SECRETO DE SUS OJOS

2. EL SECRETO DE SUS OJOS



2.1. SINOPSIS

Benjamín Espósito acaba de jubilarse después de trabajar toda una vida como empleado en un Juzgado Penal. Para ocupar su tiempo libre decide escribir una novela, basada en una historia real de la que ha sido testigo y protagonista. La novela que escribe es, en apariencia, la historia de un asesinato ocurrido en Buenos Aires en 1974, y de la investigación para hallar al culpable. Pero una vez abierta la puerta de ese pasado al propio Espósito se le volverá imposible cerrarla. Primero, porque la turbulenta Argentina de entonces se cuela en la vida de los personajes, con su carga de violencia y de muerte.

Y, sobre todo porque aunque Espósito suponga que la historia que teje habla únicamente del pasado, su búsqueda ilumina de un modo descarnado su propia vida y su presente, y lo pone de frente con un dilema de amor que lo obsesiona desde hace demasiado tiempo. Reconstruir el pasado lo conducirá a bucear en sus propios sentimientos, sus propias conductas y decisiones. Y hallar la verdad terminará por convertirse no en un objetivo literario, sino en la llave que le permita abrir la puerta para vivir el resto de su vida.(2)

2.2. FICHA TÉCNICA

Título El secreto de sus ojos

Dirección  Juan José Campanella

Ayudante de dirección Fernando Alcalde

Producción Haddock Films, Tornasol Films, 100 Bares, Telefe

Guión Eduardo Sacheri, Juan José Campanella

Música Federico Jusid, Emilio Kauderer

Sonido José Luis Díaz Ouzande

Fotografía Felix Monti (ADF)

Montaje Juan José Campanella

Vestuario Cecilia Monti

Efectos especiales Rodrigo Tomasso

Reparto Ricardo Darín, Guillermo Francella , Soledad Villamil, Pablo Rago

Javier Godino, José Luis Gioia, Mario Alarcón, Mariano Argento

Ricrdo Cerone, David Di Nápoli

País(es) Argentina, España

Año 2009

Género Thriller

Duración 127 min. aprox.

Idioma(s) español

Distribución Distribution Company


2.3. ARGUMENTO

La historia, situada en 1999, es contada en forma de recuerdo: en junio de 1974, un agente de la justicia federal, Benjamín Esposito (Ricardo Darín), empieza a investigar el crimen de una joven mujer, Lilliana Colotto de Morales, brutalmente violada y asesinada dentro de su casa en un barrio de Buenos Aires. Su esposo, ahora viudo, Ricardo Morales (Pablo Rago), queda devastado por la noticia; Esposito le promete encontrar al asesino y llevarlo ante la justicia. Éste es ayudado por su asistente alcóholico, Pablo Sandoval (Guillermo Francella), y la recién llegada Irene Menéndez-Hastings (Soledad Villamil), una joven de clase acomodada que es la nueva jefa del departamento. El rival de Esposito en el tribunal, Romano, acusa a dos trabajadores inmigrantes para deshacerse del asunto, lo cual enoja a Esposito tras ver que ambos fueron torturados para que se declararan culpables y se enfrenta a Romano en un ataque de furia.

Pronto, Esposito encuentra una pista al mirar unas viejas fotos de la joven asesinada, que le fueron dadas por Morales: en muchas de las fotos encuentra a un hombre, identificado como Isidoro Gómez, que miraba a la víctima de forma sospechosa. Esposito investiga a Gómez, y determina que vive y trabaja en Buenos Aires, pero no logra localizarlo.

Esposito y Sandoval entran ilegalmente en la casa de la madre de Gómez en Chivilcoy, ciudad donde no sólo nació él, sino también la difunta esposa de Morales. Durante el allanamiento, encuentran unas cartas que el sospechoso le escribió a su madre. Sandoval las roba, Esposito se entera manejando de regreso. De vuelta a la Capital Federal, la "visita" sólo les causa problemas con sus superiores, y no logran conseguir ninguna evidencia en las cartas. Además, Gómez sigue en libertad debido a una descuidada llamada telefónica a su madre por parte de Morales, quien desesperadamente quería encontrar al asesino de su esposa. Tras estos sucesos, la investigación del homicidio de la joven es cerrada.

Sin embargo, tiempo después, ya en 1975 Esposito se encuentra a Morales en una estación de trenes en Belgrano y descubre que por todo un año Morales había estado yendo a distintas estaciones de tren en capital federal para tratar de encontrar a Gómez cuando este vuelve del trabajo. Conmovido por la determinación de Morales y el amor de este por su difunta mujer, Esposito logra convencer a Irene de que reabra la investigación. Mientras emborrachandose en un bar, Sandoval hace un descubrimiento: un conocido suyo del bar identifica varios nombres mencionados en las cartas -sin conexión aparente- como jugadores de fútbol pertenecientes a Racing Club de Avellaneda.

Después de identificarlo como fanático de Racing, Esposito y Sandoval van a un partido entre ese equipo y Huracán, con la esperanza de encontrar a Gómez. En una escena memorable filmada en el estadio de este último equipo, lo localizan entre la multitud, pero un gol repentino causa el barullo suficiente para que huya. Una persecución comienza en la que Gómez casi escapa, pero es finalmente atrapado gracias a la asistencia de la policía cuando el se mete accidentalmente en la mitad del campo de fútbol. Esposito e Irene entonces lo someten a una falsa e ilegal interrogación en la oficina en la que Irene logra que Gómez confiese el crimen tras herir su orgullo masculino.

Gómez es juzgado y condenado, pero apenas un mes después Romano, el rival de Esposito, logra que liberen a Gómez y lo contrata como sicario para miembros de la facción de derecha del Partido Peronista para vengarse de Esposito. Esposito e Irene tratan de revertir esto pero la intervención de Romano no se los permite y a Esposito le cae la dura tarea de informar a Morales de que el asesino de su mujer seguira libre, algo que devasta al hombre.

Semanas después, Sandoval se emborracha y se pelea con otro hombre en el bar que frecuenta y Esposito lo lleva hasta su propio departamento para que se ponga sobrio mientras el va a buscar a la mujer de su amigo. Cuando Esposito vuelve con la esposa de Sandoval a su departamento, encuentra la puerta forzada, sus fotos dadas vuelta y a Sandoval tiroteado y muerto en su cuarto. Esposito después concluye que Romano mandó asesinos a sueldo para tratar de matarlo a el y cuando encontraron a Sandoval, este dio vuelta las fotos y pretendio ser Esposito para salvar a su amigo.

Temiendo por su vida, Esposito es forzado a exiliarse a Jujuy con los primos de Irene para evitar a los asesinos de Romano. Este se va de la ciudad y se queda en Jujuy por diez años hasta volver a Buenos Aires en 1985 para encontrar Gómez desaparecido, a Romano asesinado durante la dictadura de 1976 y a Irene casada y con dos hijos.

Tratando de sacarle sentido al caso, Esposito va a visitar a Morales, quien se mudó en el '75 a una casa en la mitad de la nada en las afueras de la Provincia de Buenos Aires. Durante la visita, ambos hombres discuten varios de los eventos que ocurrieron durante y después del caso pero Morales se descontrola después de que Esposito le pregunta cómo hizo para sobrellevar la muerte de su mujer, y más aún la injusticia con la que finalizó su causa. Porque después de enterarse Esposito de que Gómez había terminado como guardaespaldas de Isabel Perón, a este no se lo volvió a ver. Morales le cuenta a Esposito que él ya se había encargado de secuestrar a Gómez y de tirotearlo en el baúl de su auto. Siendo así, Esposito se retira. Pero tras una profunda reflexión guiada por recuerdos, detiene el auto y se dirige campo adentro, de vuelta hacia la casa de Morales. Llegó a esto tras pensar en lo que Sandoval le había dicho "Nadie puede cambiar de pasión". Espósito comprendía el afán que tenía Morales por que Gómez sufriera una estadía eterna en prisión, y no se salvara instantáneamente con la muerte. Así llegó a la conclusión de que era imposible que el damnificado le "hubiera dado el gusto" a su agresor. Tras esperar hasta el anochecer, encuentra a Morales entrando en un pequeño granero con un plato de pequeños trozos de pan. Esposito avanza y mira por detrás de la puerta: Morales lleva ese plato a una celda de cuya oscuridad sale un "anciano" decrépito, quien resulta ser un añejo y maltrecho Gómez a quien Morales mantuvo preso y bien alimentado por 25 años pero ni una vez le dijo una sola palabra. Gomez dentro de su celda se aproxima a Esposito y le ruega que le pida a Morales que le hable. En ese momento Morales, con seriedad en su rostro le dice a Esposito: "Usted dijo perpetua", en referencia a la promesa de encarcelarlo que le había hecho.

De vuelta a Capital Federal, Esposito visita la tumba de Sandoval, y más tarde visita a Irene, dispuesto a confesarle su amor por ella, cosa que ella siempre ha esperado de él. Sonrientes y expectativos, los dos nuevos amantes entran en la oficina de ella y cierran la puerta para tener privacidad.(3)




2.4. COMENTARIOS

Juan José Campanella es, por lejos, el cineasta más astuto de Argentina, junto con ser el de mayor éxito. Esta película, por ejemplo, comienza con un escritor que desecha dos comienzos demasiado melosos para una novela. Este acto insinúa un cierto tono autocrítico, aunque las mismas escenas vuelven a aparecer más tarde.

El relato cubre 30 años, desde el 21 de junio de 1974, cuando la joven esposa de Ricardo Morales (Pablo Rago) es salvajemente violada y asesinada, hasta alguna fecha actual, cuando el suboficial judicial Benjamín Espósito (Ricardo Darín), ya jubilado, regresa al tribunal para escribir una novela sobre el caso que con tanto ahínco persiguió.

El retorno a su antiguo trabajo propicia también el reencuentro con su antigua superior, la secretaria del juzgado Irene Menéndez (Soledad Villamil), una mujer algo más joven a la que siempre admiró pero nunca se atrevió a seducir. Como El hijo de la novia, la película se construye con estos dos movimientos: una empresa ajena, acometida por deber y admiración, y una frustración personal, llevada por sobre el tiempo.

Astutamente, Campanella sitúa a Espósito en los bordes de sus encuadres cuidadosamente descentrados; a veces hay más de media pantalla vacía, sólo para examinar la extrañeza del funcionario, su desafiliación de los opacos actos emprendidos con el móvil de la pasión. Esa posición comunica con fuerza la idea de que Espósito no es un protagonista, sino apenas un testigo, tanto de la investigación como de su propia vida.

¿Acaso no se han sentido millones de argentinos en esa situación oblicua y tangencial respecto de su historia reciente? En un nuevo toque de agudeza, el cineasta hace pasar la política por detrás del relato. Pero lo que transita es nada menos que la dictadura, que viene a cancelar toda justicia. Entonces parece que la mujer violada es una metáfora de la propia nación.

Y luego está lo que todo cineasta con ambiciones intenta alguna vez: un golpe de virtuosismo. El de aquí, cerrando la mitad exacta del metraje, parte como Scorsese y culmina como De Palma: un plano aéreo que cae sobre el estadio de Huracán, pasa sobre la cancha, entra en la barra de Racing, sigue una laberíntica persecución por los camarines y culmina en la cancha de fútbol. La interpretación de los personajes respecto del fútbol como el territorio de la pasión puede satisfacer la imaginación argentina, pero fuera de allí parece el tipo de exceso idiosincrásico que sólo se puede apoyar en una audacia lingüística.

El secreto de sus ojos está muy bien armada, actuada y filmada. Al revés de El hijo de la novia, donde el melodrama oblitera el lado más interesante, el sentimiento de derrota reivindicado con una acción vicaria, aquí ese sentimiento es el centro y el motor, incluso aunque el astuto Campanella no supere del todo el aire de prefabricación, cálculo y manipulación que ha hecho que sus películas anteriores sean tan atosigantes.(4)



Esta mañana he ido a ver, con mi amigo Miguel Ángel, la película argentina El secreto de tus ojos, dirigida por Juan José Campanella y protagonizada por Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella.

Me ha encantado. Es cine de alto nivel. Un guión excelente (de Eduardo Sacheri, a partir de su primera novela, La pregunta de tus ojos, y del propio Campanella), unos actores colosales, una historia que tiene muchísimo interés. El aficionado al cine agradece cintas de esta calidad. Algo más de dos horas viviendo (disfrutando, sufriendo) de un relato típicamente bonaerense, con una interpretación excepcional.(5).


El secreto de tus ojos es una gran película. No es una buena película de género, no es un trabajo eficaz. Es una gran película. Invitados por la asociación Darín. What else? que preside mi mujer, la vimos ayer junto al amigo cinefrick, a mi hermanito cinéfilo y a mi cuñada. Cien por ciento de ese focus group casero quedó encantado con la película. Por supuesto, pese a algunas reticencias iniciales generadas por los celos no del todo infundados del marido de la presidenta, todos nos afiliamos a la asociación, aunque participaríamos sin inconvenientes en el club de fans de Soledad Villamil y el de Guillermo Francella. Todas las actuaciones, incluyendo los personajes ínfimos de 2 segundos o incluso Pablo Rago, son buenas. La dirección de actores fue siempre una de las cualidades de Campanella pero esta vez logra algo casi milagroso. Todo, desde el arte (excelente, a la altura del de Zodiac) la música, los diálogos, la fotografía, impone un ritmo que atrapa desde el primer momento. El guión, de relojería, tiene algo de la excelente Nueve reinas de Bielinsky, aunque sin su componente mecánica. Es una historia perfectamente armada, bien contada, ambientada en Buenos Aires y desarrollada a lo largo de dos décadas, incluyendo los años de plomo, pero que milagrosamente no intenta educarnos, no nos explica que los argentinos somos así, que la vida carajo o que la tarea de cada director es denunciar injusticias. Es una película de un amante del cine que descree del prestigio del tedio.”



¿Qué nos enseña la película? Entre otras muchas cosas, que hay que ser valientes respecto al amor, porque la vida se te puede pasar en la duda.



Hablando de cine, ya ha salido la revista Fotogramas del mes de octubre. Mirito Torreiro, el maestro Torreiro, le da cinco estrellas (sobre cinco) a El secreto de tus ojos. Escribe: “un Campanella que regresa en plena forma: mostrando y escondiendo, dejando cabos sueltos que siempre serán retomados. Y moviéndose en el terreno en el que mejor sabe jugar: el cine de género (aquí, un thriller con tantas capas como historias se entrecruzan en él), con una buenísima trama criminal, una estremecedora historia de amor y unos actores superlativos: atención al duelo entre un Darínque jamás estuvo mejor, y un Guillermo Francella sencillamente magistral. Académica pero bien resuelta, siempre apasionante en su desarrollo, y con un acabado técnico que ya querríamos ver más seguido en nuestro cine, El secreto de sus ojos es una de esa películas que huelen a premios se miren desde donde se miren.”(6)



Mi nombre es Juan Olivares, soy un Chileno viviendo en Buenos Aires hace ya casi 8 añose y me dedico a hacer Efectos visuales. trabaje en El Secreto de sus Ojos durante 8 meses como compositor digital, sino que también porque tiene un nivel de post produccion nunca antes visto en una película latinoamericana. Me parece que es una pelicula que puso una vara muy alta para el nivel de efectos que se generan en nuestras tierras y creo que merece un poco de atención y reconocimiento por lo que se hizo.

Entonces, me dirijo a ustedes, primero para hacerles saber de todo esto, y segundo, para que se den una vuelta por su cine favorito, la vean y juzgen por ustedes mismos, ya que si bien a estas alturas corren por internet un par de DVD rips que tienen una calidad aceptable, les recomiendo verla en cine). Les adelanto que la película tiene un plano secuencia de 6 minutos (que es, por asi decirlo, la guinda de la torta) en el cual se uso el software MASSIVE para llenar un estadio de fútbol con mas de 10.000 personas generadas integramente en 3D con un resultado que no tiene nada que envidiarle a las super-producciones hollywoodenses. Hago hincapié en esto porque es la primera y única película latinoamericana hasta el momento en usar este tipo de herramientas.

Quisiera aclarar que yo solamente trabaje como compositor digital, realizando labores que iban desde composición de 3D con imágenes reales, rotoscopia, chroma keying, matchmoving y eliminación de errores de rodaje (corrección de maquillaje, borrado de micrófonos, etc), o sea que solo fui parte de un equipo de varias personas que pusieron lo mejor de cada uno para que todo saliera lo mejor posible. Mi intención no es darme créditos ni hacerme notar ni nada por el estilo, solamente quiero dar a conocer que en Latinoamérica también podemos hacer cosas buenísimas, porque talento y personas hay de sobra, solo falta gente arriesgada (con esto me refiero a productores y directores) que quieran subirse al carro de las nuevas formas de producción, abrir el camino de un mercado que esta muy en alza en nuestras tierras y también, para que nuestros directores puedan contar mas y mejores historias, no necesariamente me refiero al efectismo visual, sino que también como una gran herramienta de libertad creativa y de apoyo narrativo.

Les dejo un gran abrazo y espero que sigan difundiendo todo lo que tiene que ver con el mundo audiovisual y especificamente lo que tiene que ver con el mundillo de losefectos visuales en nuestras tierras.(7)



“El Secreto de sus Ojos” es una coproducción Argentina/Española dirigida por Juan José Campanella. El guión está basado en una novela llamada “La Pregunta de sus Ojos” de Eduardo Sacheri, quien también colaboró en la adaptación cinematográfica junto al director.

El thriller está protagonizado por Ricardo Darín y Soledad Villamil, acompañados en papeles importantes por Guillermo Francella y Pablo Rago. No es la primera vez que el director dirige a Darin y Villamil, ya ocurrió en 1999 con “El Mismo Amor, la Misma Lluvia”, film que también protagonizaron junto a Ulises Dumont, Eduardo Blanco, Alfonso de Grazia y Alicia Zanca.

Además de contar en su filmografía, películas como “El Hijo de la Novia” o “Luna de Avellaneda”, Juan José Campanella ha venído dirigiendo estos años algunos episodios de varias series estadounidenses, como “House MD”, “30 Rocks”, “Law & Order” y “Six Degrees”.

Luego de su estreno en Argentina el próximo 13 de Agosto, “El Secreto de sus Ojos” se estrenará en España el 25 de Setiembre, mes en el que pasará también por los festivales de San Sebastian y Toronto.

Confieso mi amor por Ricardo Darín. Empezó en el ‘87 con su inolvidable papel de ‘Juanjo’ en el culebrón argentino Estrellita Mía, años más tarde me volvió a cautivar en Nueve Reinas y el Hijo de la Novia, así que antes de entrar al cine ya me había robado el sueño. Me senté en la butaca con una gran barra de chocolate y dispuesta al reencuentro con el galán argentino. Darín no es el prototipo del ‘guapo’, pero su talento mezclado con sus ojos claros, y alguna que otra cana, hacen una combinación demoledora.

La trama es un flashback a la Argentina de 1971, donde Benjamín Espósito, agente de la justicia federal, toma el caso de una joven violada y asesinada. Conmovido por el amor que siente el viudo, Espósito hace suyo el proceso y no descansa hasta encontrar la verdad. Ya jubilado y sin más distracciones se propone escribir una novela sobre la causa que marcó su vida. Mientras escribe, la luz intensa de la memoria revive sin piedad sus pasiones, sus amores y sus equivocaciones.

La cinta cuenta con la brillante actuación de Guillermo Francella, destacado comediante argentino en el papel de su vida como Sandoval. El ayudante y hombre de confianza de Espósito (Darín), amante de bares de mala muerte e Irene (Soledad Villamil) la correcta abogada de la clase alta argentina, jefa de ambos. Juntos dan vida a una de las más auténticas radiografías a la burocracia estatal de los 70 y a la idiosincrasia porteña con sus dichos y frases características, usadas en la justa medida para robarnos más de una carcajada. Notable es su conexión con el fútbol, gran pasión trasandina y el personaje del juez Fortuna Lacalle, maestro del lunfardo porteño.

Es una obra de arte que llega al corazón, gracias a actuaciones geniales, una dirección y manejo sabio de los silencios, las miradas y la tensión entre sus personajes por parte del gran Juan José Campanella. Además de cuidadas tomas, ambientación impecable y una fotografía excepcional, que permiten sumergirse por completo en el relato y trasladarse al Buenos Aires de hace 40 años. Una historia de amor postergada, que sin beso alguno, hace renacer la esperanza en que el verdadero amor se puede alcanzar, incluso treinta años después… a pesar de que una vida vacía haya pasado por encima.

Aparte de haber ganado merecidamente el Oscar como mejor película extranjera, a mi juicio tendría que haber obtenido a lo menos 2 estatuillas más, El Secreto de sus Ojos es de esas películas que uno simplemente no puede dejar de ver. Así que ahora que ha vuelto a la cartelera y que además está en DVD, no se la pierdan.(8)

CITAS:

1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Jos%C3%A9_Campanella


2. http://www.google.cl/imgres?imgurl=http://www.demasiadocine.com/wp-content/uploads/2009/08/el-secreto-de-sus-ojos.jpg&imgrefurl

3.- http://es.wikipedia.org/wiki/El_secreto_de_sus_ojos

4.- Ascanio cavallo Revista del Sabado 09/01/2010

5.- www.791cine.com/blog

6.- http://jccubeirojc.blogspot.com/2009/09/el-secreto-de-tus-ojos.html

7.- http://www.eje-zeta.com/2010/01/26/el-secreto-de-tus-ojos-elevando-el-nivel-del-cine-latinoamericano-en-vfx/

8.- http://www.caras.cl/blog/2010/03/por-que-ver-el-secreto-de-sus-ojos/

jueves, 12 de agosto de 2010

EL SILENCIO DE LORNA

1.- HERMANOS DARDENNE

En 1975, Luc y Jean-Pierre Dardenne fundaron la compañía "DERIVES", que ha producido 60 documentales, incluyendo los realizados por ellos. En 1994, fundaron la productora Les Films du Fleuve.
Ética y estética. Un plano filmado por los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne se reconoce en menos de tres segundos por su intensidad y su dinámica. La cámara tiene un lugar esencial como creadora de tensión y lazo caótico entre la interioridad de los personajes y el espectador. La puesta en escena reposa en una estética despojada, la ausencia de música y un dispositivo técnico sofisticado que coloca la cámara tan cerca del protagonista que por momentos parece perseguirlo. Sus películas tienen como escenario recurrente la región belga de Seraing cerca de la frontera alemana, una zona ligada históricamente a las industrias minera y siderúrgica en donde los directores pasaron su infancia. Los Dardenne filman en el margen de esta sociedad y muestran lo que no se suele (o no se quiere) ver: el trabajo de los jóvenes, la desocupación o los problemas de la inmigración clandestina. Es un cine de hondo contenido humanista que sin embargo está lejos ser didáctico o “comprometido” a lo Ken Loach, porque los directores tienen el coraje de no mezclar nunca la representación social con los buenos sentimientos. La marginalidad económica de los personajes no explica su comportamiento, no son víctimas que tienen legitimidad y derecho a hacer cualquier cosa por su condición. El reflejo de las múltiples adversidades o el combate diario por la supervivencia no engendran un cine simplista ni estereotipado. La ética del cine de los Dardenne no admite que se condene a sus personajes a una dimensión unívoca. En cada una de sus películas construyen una moral del relato que se apoya precisamente en la inmoralidad de los comportamientos representados.
Películas. Presentada en el Festival de Cannes en 1996, La promesa marca el principio del reconocimiento internacional para los directores belgas y es la primera manifestación brillante de un estilo realista alimentado por veinte años de práctica militante en el documental. Con Rosetta, película que obtiene la Palma de Oro en 1999, profundizan estos rasgos y construyen una ficción social como si fuera una película de guerra, donde la heroína es filmada como un pequeño soldado resistiendo al enemigo. Aparece por primera vez en su filmografía un procedimiento que será en lo sucesivo su marca de fábrica: el uso de la cámara pegada al cuerpo del protagonista y sus conmociones, un enfoque cerrado que genera la impresión de descubrir con sorpresa cada uno de sus movimientos. Se destaca asimismo el realismo nervioso de la puesta en escena y el uso genial del sonido fuera de campo, recurso que los Dardenne volverán a utilizar seis años más tarde en la secuencia terrorífica de la venta del bebé en El niño (segunda palma de Oro en 2005). Entre las muchas constantes que podemos encontrar en sus películas está el tema de la mirada. Rosetta avanza sin mirar a nadie hasta el inquietante desenlace donde por fin levanta la vista. En El hijo, Olivier (cuyo rostro permanece semioculto porque la cámara se mantiene a su espalda) observa sin cesar al otro protagonista hasta que, sobre el final, los dos miran juntos. El hijo es la obra cumbre de los Dardenne, una película austera y sugerente con un guión férreo y minimalista que lleva al extremo otro de los temas centrales en su cine, las relaciones paterno-filiales.
Política. En la familia de actores emblema de los Dardenne se destaca Olivier Gourmet, que trabajó en todas sus películas y recibió el premio al mejor actor en Cannes por la sutil composición del personaje del carpintero en El hijo. El primer suceso en la carrera de Gourmet fue el padre seco y odioso que interpretó en La promesa, película que marca el debut de otro de los actores de la casa, el notable Jérémie Rénier que encarna al pequeño Igor. Rénier es además el protagonista de El niño y demuestra toda su versatilidad en la soberbia construcción del frágil drogadicto en El silencio de Lorna, la última película de los Dardenne de reciente estreno comercial en Argentina que sirve de excusa para estas líneas. Lorna es una sobreviviente con su propia ley y su propio cosmos, que resiste en una zona donde (como ocurría en El niño) el cuerpo es a la vez la mercancía y lugar de la transacción. Es la película con más planos, elipsis y personajes en la filmografía de los directores, una complejidad que por momentos le resta contundencia. La impronta de Robert Bresson se siente (al igual que con Rosetta, que podría ser la hermana menor de Lorna) en la sacralidad de ciertos momentos y en la redención final (como en un cuento de hadas, Lorna atraviesa un bosque sombrío y encuentra refugio en una cabaña). Se trata de un cierre provisional, porque todas las películas de los Dardenne se detienen en el momento en el que algo se acaba, pero también sobre el principio de otro movimiento. Son documentos que muestran una realidad que preexiste y los sobrevivirá. Finalmente, esta manera de concluir sus películas es también una elección política porque sin redención estaríamos ante una suerte de determinismo social, y en el universo de los Dardenne siempre hay una grieta por donde se puede filtrar la libertad.(1)
Habituales del Festival de Cannes, los hermanos belgas Jean Pierre y Luc Dardenne han ganado ya dos Palmas de Oro (Rosetta, 1999, también premio de interpretación femenina; El Niño, 2005), un premio de Interpretación masculina (El Hijo, 2002) y recientemente el premio al mejor guión con, El Silencio de Lorna (2008). Apenas lógico es preguntarse cuáles son las características de su cine, cuáles las cualidades que en los últimos cuatro de sus siete largometrajes les han valido tanto reconocimiento.
Lo primero que salta a la vista es que estamos ante una esencia doble. En treinta y cinco años trabajando juntos y al unísono, los Dardenne han logrado retratar de forma fidedigna las relaciones familiares. El tema de la paternidad, por ejemplo, lo abordan con excelentes resultados tanto en El Hijo -un maestro carpintero trabaja en la reintegración de jóvenes ex delincuentes y de pronto debe recibir al asesino de su hijo-, como en El Niño -sórdido cuento urbano en el que un joven vende a su hijo y luego se arrepiente-, desde la original perspectiva de un director de dos cabezas que si bien es poco común, tampoco es la excepción, pues existen los Wachowski, los Kaurismaki, los Coen… y los Lumière, nada menos.
Por otro lado, no es evidente que la inquietud de los Dardenne gire en torno a la paternidad; ni siquiera diría que su temática se circunscribe a cuestiones sociales, aunque a menudo recreen ambientes difíciles donde se generan injusticias, pues, como ellos mismos lo han comentado, el hecho de clasificar una cinta como visión social debido a la presencia de seres marginados sería tan restringido como decir que los dramas sicológicos se generan sólo en la clase media. Es verdad que la elección de dichos personajes representa en sí misma un punto de partida desde el cual intentan abarcar el mundo, y ello sí constituye una constante en sus películas, pero las tramas son en cada caso muy diferentes; por eso, más que hablar de un tema yo diría que existe un propósito que unifica su filmografía.
El objetivo de estos cineastas parece ser el ser humano actuando en la inmediatez, es decir, sólo para sobrevivir en ciertas circunstancias que no le permiten sino reaccionar ante la hostilidad del medio ambiente. Así, la vida de Rosetta transcurre entre la caravana donde cada tarde encuentra casi inconsciente a su madre alcohólica y el empleo insignificante que defiende encima de todo, incluso contra un posible cariño, creyendo que va a integrarla a la sociedad de las personas normales a quienes ya ni siquiera sabe reconocer. Es una situación tan extrema como las de las dos películas antes mencionadas; el público difícilmente podría identificarse con ellas y, sin embargo, por alguna razón los personajes nos inspiran empatía. Esto es algo que los propios directores han explicado: quieren que el espectador comparta la experiencia del protagonista aunque al mismo tiempo no pueda identificarse con él… Los Dardenne tienen la capacidad de ponerse bajo la piel del personaje que encarna un titular de periódico, el informe de un juzgado, una novela o un reportaje de tele; saben recrear las vivencias de tales seres aunque les sean totalmente ajenas, y con base en ellas construyen a la persona anónima que ha sido mirada con distancia, con indiferencia inclusive, pero lo mejor es que nos la presentan de la misma forma. Es quizá donde reside su verdadero propósito: fomentar en el espectador una comprensión, una tolerancia ante la diferencia, por eso procuran que éste no se identifique de forma directa con el protagonista sino que reflexione al interior de sí mismo y en verdad se cuestione.
Por contradictorio que parezca, esta misma distancia es también la causa del mayor distintivo de la obra Dardenne. Es tal vez por un deseo de salvarla físicamente que la lente de su cámara se pega tanto al personaje; penetra en su interior más recóndito y ahí permanece, contenida, apenas abriéndose para irnos dando, no sin mucha dificultad, sus sentimientos y el argumento del relato. Efectivamente, de larga tradición en ellos, el trabajo previo que los belgas realizaron en el género documental es evidente en sus posteriores largometrajes; sobre todo en cuanto al movimiento de la cámara. En su filmografía en general dicha cámara se utiliza muchas veces en mano y se mueve junto con el actor para expresar su inestabilidad, parece un poco la energía que lo va escribiendo a medida que él reacciona, y constituye un puente, aunque escabroso, en el vació que lo aísla del prójimo.(2)
FILMOGRAFIA
• El niño (2005) Director, Guionista, Producción
• El hijo (2002) Director, Guionista, Producción
• Les siestes grenadine (1999) Producción
• Rosetta (1999) Director, Guionista
• La promesa (1996) Director, Guionista
• Le silence de Lorna Director, Guionista, Producción

2.- EL SILENCIO DE LORNA

2.1.- SINOPSIS
Lorna, una joven albanesa residente en Bélgica aspira a comprar un bar con su novio Sokol, para ello se asocia con Fabio, un mafioso de poca monta. Fabio ha organizado un matrimonio de conveniencia entre Claudy y ella para que así pueda obtener la nacionalidad. Según el plan de éste, Lorna debería casarse más tarde con un delincuente ruso que también pretende adquirir la nacionalidad belga, pero para que este segundo matrimonio sea posible, Fabio planea asesinar a Claudy. ¿Permanecerá Lorna en silencio? (3)
2.2.- FICHA TÉCNICA
Título original: Le Silence de Lorna
Dirección:  Jean-Pierre Dardenne - Luc Dardenne
Guión: Jean-Pierre Dardenne - Luc Dardenne
Elenco:

  • Arta Dobroshi (Lorna)

  • Jérémie Renier (Claudy)

  • Fabrizio Rongione (Fabio)

  • Alban Ukaj (Sokol)

  • Morgan Marinne (Spirou)

  • Olivier Gourmet
Origen: Bélgica/Francia/Italia/Alemania
Año: 2008
Duración: 105 min.
2.3.- COMENTARIOS
Lorna (Arta Dobroshi) está metida en un pequeño infierno. Casi es posible notarlo con sólo mirarla, la manera ansiosa con que cambia dinero en un banco, la mirada esquiva con que regresa al departamento que comparte con Claudy (Jérémie Renier), el hastío con que se mete a la cama. Lorna, inmigrante albanesa, se ha casado con el ladronzuelo y drogadicto Claudy sólo para obtener la nacionalidad belga.
Sus movimientos los administra un mafioso, Fabio (Fabrizio Rongione), que ya ha previsto que una vez que logre el divorcio de Claudy, Lorna se case por dinero con un oscuro ciudadano ruso, al que ayudará ahora a que él obtenga la nacionalidad.

Toda esta trama se ejecuta con el asentimiento de su novio, Sokol (Alban Ukaj), con quien quiere instalar un bar para, quizás, algún día, llevar una vida normal.

Sin ese propósito cristalino, sin esa decencia hundida y, sobre todo, sin la indeseada compasión, mezclada con repulsa, que le suscita el yonkie Claudy con sus desesperadas peticiones de ayuda para dejar la droga, no se entiende la magnitud del infierno de Lorna. Es una inmigrante tratando de sobrevivir y de ganar legitimidad en un país ajeno, y se esfuerza por ser fiel a esa condición precaria y contracultural; pero es también una mujer joven que no puede rechazar sus sentimientos esenciales, que no puede actuar de una manera contranatural.

Los hermanos Dardenne filman esta historia con la densidad que les es usual. Su cámara está siempre lista para detenerse en los momentos de mayor movimiento emocional (Lorna contemplando a Claudy desmayado en el hospital) y su edición puede prescindir de grandes pasajes dramáticos (el destino de Claudy), pero jamás cortan un instante en el que se estén desplegando las fuerzas que quieren comunicar.

En El silencio de Lorna hay mucho intercambio de dineros, unos trajines que sugieren que las vidas de estos personajes están enredadas en una maraña envilecida de transacciones.

Lorna rompe este tejido en el momento en que toma una decisión (hay que ver la película para entender esto) que materializa su voluntad de redención, punto en el cual comienza el pasaje más inspirado de esta película. No importa si tiene razón o si sólo vive una ilusión o una obsesión: lo que importa es que decide rebelarse contra esa vida negra y hacer caso a su instinto más profundo, y acaso también más desquiciado. Pocas veces se ha escenificado tan bien, en personajes tan pequeños, la idea de la redención como locura.

Ignoro si los Dardenne son cristianos o no. Me parece que su cine lo es. De cualquier modo, pertenecen a esa categoría de cineastas que encuentra una ética de la humanidad en toda realidad, por limítrofe y marginal que ella sea. Quizás es eso lo que hace tan reconfortante a un cine que por otro lado es también áspero, feroz, implacable. (4)

Lorna, la protagonista de su última película, es otro de esos seres marginados cuyos sueños, en este caso, terminan destruidos por la culpa (buscando una vida mejor en Bélgica, la joven albanesa paga por un matrimonio falso con un drogadicto y luego se convierte en cómplice de su muerte llevada a cabo por una red mafiosa que opera en torno a la inmigración) y, sin embargo, carece del o los elementos que a los demás personajes dardenianos los hacen entrañables. Esta vez los belgas filman con planos menos cerrados y un ritmo más lento al acostumbrado; dicen además haber optado por un ambiente urbano (Lieja en lugar de la aislada y desértica Seraing donde siempre han rodado) para resaltar la condición de soledad de esta joven que guarda un secreto; afirman que quisieron potenciar el sentimiento de extrañeza que ella pudiera causarnos. ¿Por qué, entonces, nos duele menos que Rosetta? Por otro lado, en Europa el tema de la migración de los países pobres al primer mundo, con la explotación que implica, tiene un gran alcance social, incluso político; es una situación que nos toca también en América y, no obstante, en este caso nos afecta menos que la desesperación de un padre reviviendo la vida y la muerte de su hijo. Desde mi punto de vista, la diferencia entre ésta y las otras películas es que, si con Lorna tampoco nos identificamos, se debe a la nueva perspectiva de la cámara que no sólo nos aleja de ella sino nos la presenta como falta de intimidad; es decir, abarcamos la totalidad de su superficie, pero no penetramos al interior de donde emanan las reacciones. Además, dicha perspectiva no se centra en su tragedia personal, sino se abre hacia un contexto más amplio, representativo de un serio problema que aqueja a varios grupos sociales y esto, paradójicamente, resulta menos sensible. Parece como si las otras historias más pequeñas, más individuales y únicas, de alguna manera devinieran más universales.

Admiradora de los Dardenne de siempre, no me atrevería a decir que su última película no es tan buena como las otras, aunque la comparación es inevitable. Me parece que al menos no tiene su sello y que para el Festival de Cannes los belgas se han convertido en una costumbre . (5)

Quién haya visto Rosetta o L´enfant puede hacerse una idea de lo que le deparará el visionado de El silencio de Lorna, de los directores Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne, habituados a llevarse un buen número de premios con sus películas, las cuales por otra parte más allá de las objeciones que podamos presentar, entiendo como necesarias, pues muestran lo que el cine a menudo no muestra, dado que el espectador quiere algo espectacular cuando se gasta 6 euros para ver una película y no está por la labor de seguir las andanzas de perdedores, cuyas vidas deprimen al más optimista.

El estilo es similar a sus anteriores trabajos, prima la imagen limpia, sin aderezos, personajes que viven al límite, barrios de ciudades inmoninadas, pero en esta ocasión al contrario que en Rosetta la cámara no es puro nervio (lo cual es de agradecer, porque entre la cámara y la sordidez de la historia acabé con el estómago revuelto). La historia va de Lorna, una chica albanesa que vive en Lieja, la cual se casa con Claudy un heroinómano al cual da una cantidad de dinero para a cambio del enlace conyugal obtener la nacionalidad belga. La idea es casarse con él y luego que este muera de sobredosis, para poder entonces casarse con un ruso, que obtendría la nacionalidad belga, al ser ella ya belga. La premisa nos recuerda a Rosetta, esa joven que era capaz de matar por obtener un puesto de trabajo.

Sí, es el siglo XXI, la era del hiperconsumo, pero los personajes que vemos en pantalla están pegados a la realidad y sus problemas no son las típicas ñoñerías que vemos en pantalla con frecuencia. A estas personas no les sobra el dinero, saben que una nacionalidad puede ser la puerta hacia la presunta Europa rica que puede darles lo que buscan: el dinero necesario para abrir un negocio, porque Lorna sale con Sokol, un tipo que sin ser su chulo actúa como tal.

Lorna está en las manos de Fabio un taxista que es el que se encarga de la “ingeniería sentimental”, quien busca los pretendientes a Lorna, encauzando sus devaneos sexuales.

El silencio de Lorna no me ha producido el efecto que me supuso las otras dos películas de los hermanos Dardenne. La notable interpretación de Arta Dobroshi hace creíble y entrañable su aciaga historia personal, porque a pesar de su situación, de su coraza ante el medio, hay debajo de todo ello un corazón que late, unos sentimientos que la avalan, aunque las circunstancias la hagan perder la cabeza. (6)

El silencio de Lorna (Le silence de Lorna), el nuevo filme de los hermanos predilectos de este festival, los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne. La crítica la ha recibido con entusiasmo y decepción en partes iguales. En Cinematical subrayan este recibimiento luego de la proyección, y no la consideran en la carrera para la Palma de Oro. En El País, por el contrario, se resignan a que los Dardenne se lleven otra vez “algún premio de los gordos” (Sordidez y aburrimiento: más de lo mismo en el cine de los Dardenne).
La bella actriz kosovar Arta Dobroshi interpreta a una inmigrante albanesa en la ciudad belga de Liège (un nuevo escenario para los filmes de los Dardenne, que siempre han ubicado sus historias en su ciudad natal, Seraing), cuyo matrimonio por conveniencia -para obtener la ciudadanía belga- con Claudy, un patético drogadicto (interpretado por Jérémie Renier, el actor fetiche de Jean-Pierre y Luc), se complica al verse envuelta en un negociado criminal para traficar con su recién obtenida ciudadanía europea.

La performance de la protagonista (en la foto, recibiendo el saludo de los brothers) sí ha obtenido prácticamente puros aplausos, pueden ver algo de eso en la crítica de Variety. En Screen Daily también destacan su actuación, pero sentencian “la película decepcionará a los fans de sus últimos filmes, sobre todo L’enfant”. Ver para creer. (6)

Lorna, una joven albanesa residente en Bélgica aspira a comprar un bar con su novio Sokol, para ello se asocia con Fabio, un mafioso de poca monta, que le ha organizado un matrimonio de conveniencia con Claudy –un adicto a las drogas- para que así ella pueda obtener la nacionalidad. Según el plan de éste, Lorna debería casarse más tarde con un delincuente ruso que también pretende adquirir la nacionalidad belga, pero para que este segundo matrimonio sea posible, Fabio planea asesinar a Claudy.

Esta es la trama de El silencio de Lorna (2008), la nueva obra de Jean-Pierre y Luc Dardenne, creadores entre otras de El hijo (2002) y El niño (2005). Como en estos films, también los personajes se mantienen en niveles oscuros, por lo que nunca llegamos a conocerlos del todo, produciendo que el espectador se mantenga atento a cada detalle pensando que puede llegar a ser revelador.

El silencio de Lorna es una película de personajes, interpretados firmemente por Arta Dobroshi (Lorna), Jérémie Renier (Claudy), Fabrizio Rongione (Fabio) y Alban Ukaj (Sokol). Es en este punto –además del guión que también lo escribieron juntos- donde se nota la jerarquía de la dupla de directores. En ningún momento flaquean las actuaciones, siempre mantienen la dosis justa de dramatismo y austeridad, y no solo debido a sus cualidades individuales como intérpretes, sino a los grande marionetistas que llevaron este proyecto a la pantalla grande.

En un final sorprendente e inesperado los hermanos Dardenne llevan a Lorna hasta sus últimas consecuencias. Logrando así llevarse el Premio al Mejor Guión en Cannes 2008 y a Mejor Film en los Lumiere Awards, además de varias nominaciones, entre ellas las de Arta Dobroshi como mejor actríz en los European Film Award.(8)

El cine de de hoy no tendría gracia sin las películas devastadoras de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne. Es verdad que no siempre dan en el blanco. Es cierto que a veces se hunden en su propia desesperanza. Pero los dos documentalistas belgas, que hasta el momento han escrito, producido y dirigido siete ficciones de un realismo aterrador (pensemos en las rutinas dolorosas que captan en relatos como Rosetta, El hijo y El niño), le han dejado al cine de estos últimos años una manera frenética de mover la cámara; una mirada desencantada de cierto lugar del planeta, esa parte de Europa que nada tiene de primer mundo, que nos recuerda que siempre puede caerse más bajo; y una energía, no vista desde los días del neorrealismo italiano, para acercarse a los personajes de todos los días.

Tal vez esto último sea lo más importante de la obra de los Dardenne: nos ha probado lo lejos que estamos de sentir lo que sienten los otros, nos ha presentado a una serie de personas maltrechas que entienden demasiado tarde el significado de la palabra “prójimo”.

Es eso lo que le sucede a la protagonista de El silencio de Lorna: una tarde descubre, como el recién operado al que acaban de pasársele los efectos de la anestesia, que carga un dolor terrible en el centro del cuerpo en nombre de todas las personas que ha pisoteado para llegar a donde está. Lorna es una heroína albanesa golpeada por la vida que no puede darse el lujo de pensar qué está bien y qué está mal y que dedica sus pocos minutos libres a imaginar el bar que abrirá con su novio Sokol. Se ha casado con un heroinómano llamado Claudy para obtener la nacionalidad belga. Pero desde que le ofrecen una buena suma de dinero por deshacerse de él, desde que le piden que lo conduzca a una sobredosis, comienza a sentir el impulso de no hacerle daño: es como si el silencio del título se le convirtiera, gradualmente, en un grito de auxilio.

Se ha dicho que el acto final de El silencio de Lorna no tiene pies ni cabeza, que el drama se resuelve “porque sí”, que se nota, en esos 30 minutos finales, que los Dardenne esta vez no sabían qué hacer con su protagonista. No hagan caso. No es verdad. Es cierto que la Lorna del principio no es la Lorna de la última escena. Que va de una orilla a la otra, de la A a la Z, como una oruga que se convierte en una mariposa negra. Y sin embargo no me cabe duda de que esa era la idea. No estamos ante una resolución sacada de la manga, no, no estamos ante un giro que viene de la nada. La esencia de la historia, la razón por la que valía la pena contarla, está contenida en esa extraña escena en la que el personaje principal se da cuenta de que la compasión se ha tomado su cuerpo.

No digo nada más. Creo que cada quién debe enfrentarse solo a esa secuencia. Y que la compasión también es la clave en ese caso. (9)

Pasaron tres años desde la última vez que los porteños tuvimos la suerte de ver una película de Luc y Jean-Pierre Dardenne. Después de El niño, El silencio de Lorna vuelve a convencernos no sólo del talento de los hermanos belgas sino de su sensibilidad social y de su coherencia personal y profesional. Sin dudas, ésta es una buena oportunidad para reencontrarnos con un cine que cuenta algo, dice mucho… y explica poco.

Como sus antecesoras, El silencio… se distingue por su economía de palabras y de escenas pre-digeridas. Como su protagonista, este film nos invita a abrir y cerrar candados/cerraduras cuyos espacios albergan realidades crueles: no sólo la de Lorna, sino la de Claudy, Fabio y Sokol.
Lejos de recrear el formato coral, los personajes imaginados por los Dardenne aparecen en tanto engranajes de un submundo que yace debajo del Primero, y que se inserta en el escenario de una globalización despiadada y perversa. La presencia de lo marginal es tal que el silencio no es exclusivo de Lorna; de hecho quienes rodean a esta mujer albanesa hablan apenas lo necesario.
Sin verborragia, sensacionalismo ni golpes bajos, los hermanos cineastas muestran los entretelones de una mafia ¿europea?, ¿internacional?, especializada en el negocio de la inmigración, en los nuevos espejitos de colores que prometen el acceso a una ciudadanía (y a un poder adquisitivo) de primer nivel. También denuncian otro tipo de prostitución que -vaya paradoja- no gira alrededor del sexo sino del sacrosanto matrimonio.
Sin dudas, Luc y Jean-Pierre saben contar historias, pintar frescos y convocar a un elenco a la altura de sus exigencias. Así lo prueba la elección del actor fetiche Jérémie Renier, de Fabrizio Rongione y de los desconocidos (al menos por estas latitudes) Arta Dobroshi y Alban Ukaj entre otros.
Por todo esto, El silencio de Lorna es una película sumamente recomendable. Permite que los seguidores de los Dardenne renovemos nuestra admiración, y que quienes aún no los conocen puedan darse el gusto de descubrirlos, valorarlos e incorporarlos como referentes de un cine que cuenta algo, dice mucho… y -gracias a Dios- confía en los beneficios de explicar poco.
   
Dentro del panorama del cine europeo actual, son muchos más los directores que se esmeran por filmar películas fáciles de distribuir a nivel mundial, que los que se arriesgan a mostrar el lado oscuro de la realidad que vive el viejo continente. Mientras el cine industrial alemán, italiano, español, inglés o francés con aspiraciones estéticas (cine qualité) busca plasmar historias burguesas y conformistas para consumo de la burguesía conformista, algunos pocos realizadores se meten con problemas tan urgentes y reales como la desocupación, la falta de oportunidades para los jóvenes, la inmigración de los países pobres, la discriminación y la miseria en las grandes ciudades. Dentro de este último grupo podemos ubicar a los veteranos realizadores belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, más conocidos como “los hermanos Dardenne”, que ostentan el record de haber ganado dos veces la Palma de Oro del Festival de Cannes (máximo galardón del cine mundial), con sus películas Rosetta (1999) y El niño (2005). En 2008 volvieron a ganar, esta vez el premio al Mejor Guión por su película El silencio de Lorna. En ella, una joven albanesa que vive en Bélgica sueña con abrir un bar junto a su novio. Pero para alcanzar su sueño tiene que pactar con la mafia, que le arregla el casamiento por conveniencia con un drogadicto, para así tener la ciudadanía belga y casarse después -divorcio mediante- con un ruso.
 Los hermanos Dardenne vuelven a plantear aquí su preocupación por la inmigración y la marginalidad, de forma tan cruda y contundente como lo hicieron en La promesa (1996). El viaje interior de Lorna y su transformación es el hilo conductor emocional de esta historia de supervivencia. La relación de Lorna con Claudy (Jeremie Renier), el drogradicto perdido con quien se casa, va mutando hasta que ella se involucra con su drama y cae la coraza con la que suele realizar los trámites tendientes a alcanzar su sueño. Esa lucha interior, que la sitúa en una batalla constante de ella sola contra el mundo, la enfrenta a un dilema cuando descubre que está embarazada, y que conservar al bebé sería desafiar a la mafia: Lorna encuentra en ese hijo una razón para vivir que la conmueve y le devuelve su humanidad perdida. (10)

 El cine de los hermanos Jean Pierre y Luc Dardenne, seco y vigoroso, ríspido y fluido, con el intercambio monetario reemplazando al intercambio sentimental, sigue centrándose en personajes que se mueven -cercados por la realidad y los dilemas morales- en las márgenes del opulento sueño europeo de las últimas décadas. Por eso ahora, en tiempos en que no queda claro si el sueño terminó o si pasa por una fase de pesadilla, algunos le encuentran rasgos premonitorios. Pero la potencia del estilo Dardenne no radica en mostrar la magnitud de una enfermedad social, ni tampoco en anticiparla, sino en transmitir sus síntomas a través de la crisis de un individuo o de un grupo familiar.

En El silencio... vemos a una inmigrante albanesa (excelente actuación de Arta Dobroshi) que convive con un drogadicto belga, con el que se casó para conseguir la ciudadanía de la Unión Europea (gran papel de Jérémie Renier, que en El niño vendía a su hijo y acá se vende a él). Lorna, débil engranaje de un mecanismo mafioso, debió pagar por su matrimonio. Y debería pagar por el divorcio, para así poder casarse con un ruso, "darle" su nueva ciudadanía y ganar el dinero para cumplir un sueño: poner un bar en Bélgica con su novio. Pero el plan del entorno de Lorna, aceptado en principio por ella, era eliminar al adicto belga fingiendo una muerte por sobredosis. Nada raro: la opción más rentable, en la lógica de mercado.

Los Dardenne, por supuesto, jamás remarcan las connotaciones sociales ni utilizan elementos narrativos ampulosos para transmitir la gradual grieta moral de Lorna. Más bien apuestan a miradas, a gestos ínfimos. Pero no son minimalistas en un sentido dramático. A través de la elipsis y de la dosificación de información, manejan el suspenso y la intensidad de la trama. Esta vez, sin esa cámara nerviosa que desde el hombro o la nuca de un protagonista pone al espectador en su lugar. En El silencio... hay más distancia: la puesta de cámara es más reposada, externa, frontal. Podríamos decir que en este filme los Dardenne abandonan la primera persona de, por ejemplo, El hijo, para adoptar la tercera persona, aunque centrada en un solo personaje.

Con algunas secuencias de despojada sordidez, El silencio¿ atrapa al espectador a través de una trama bien contada y de algunos giros fuertes, imprevistos. La película puede ser vista, también, como un sutil thriller. La narración avanza sin retórica, sin flashbacks, sin sobreexplicaciones, a través de los actos de los personajes; los más dramáticos no son mostrados en el instante en que ocurren, sino en sus efectos. Hay elementos que se repiten: billetes que pasan de mano, llaves que se pierden, celulares que ¿comunican? También, destellos de darwinismo social: el desamparado personaje de Renier echa, sin abrir la puerta de la casa, a alguien que le pide ropa usada. Aun en la base de la pirámide, siempre existe un subsuelo habitado por seres que pueden ser menospreciados.

Ajenos al maniqueísmo y al sentimentalismo, los personajes se mueven con la ambigua potencia de lo real: no es casual que los Dardenne vengan del documental y usen historias verdaderas como disparadores de sus filmes ficcionales. Por último, el tema de la maternidad: Lorna comienza a quebrarse cuando el joven drogadicto le demanda un cuidado casi infantil. Más adelante, el tema se apropiará de ella y de parte de la trama. El reparo final de muchos dardennistas de la primera hora será que esta película es la menos personal de los realizadores belgas. Puede ser. También que tiene méritos y que no desentona en una carrera por ahora impecable.(11)

En gran medida, la importancia del cine de los hermanos Dardenne reside en su interés por mostrar el lado oscuro de esos países del Norte cohesionados y fortalecidos por el Euro (pocos directores actuales del continente se animan a lo mismo: Michael Haneke, Fatih Akin, Bruno Dumont...). Esa Europa centro-occidental que parece día a día extender y fortificar un poco más sus fronteras burocrático-aduaneras frente al resto del continente –y del mundo– que mira con recelo el estilo de vida primermundista que allí llevan. De ahí que la filmografía de estos belgas esté atravesada por personajes marginales, desesperados, en lucha constante por ser parte de un sistema que hace de la exclusión una de las bases de su status.

En esta nueva película conjunta, los Dardenne deciden seguir cámara al hombro a Lorna, una albanesa que se instala en Bélgica gracias al casamiento arreglado con un drogadicto a cambio de dinero. Pronto, Lorna (quién físicamente parece una Rosetta –protagonista del film homónimo de estos mismos hermanos– ya hecha mujer) es incitada por una mafia montada en torno de la inmigración clandestina para que deje morir a su esposo y así, una vez viuda, contraiga matrimonio nuevamente, ahora con un ruso, a cambio de más dinero. Claro que acá, como en todos los trabajos previos de los Dardenne, el verdadero conflicto que en el fondo moviliza a los personajes no es material ni mucho menos de género, sino moral. Una vez que Lorna deja morir a su marido, pasa de ser cómplice de una muerte a convertirse en otra pobre víctima de una sociedad perversa.

Movida principalmente por sentimientos de culpa y un fuerte deseo de redención, esta mujer comienza una carrera desesperada por mantener la memoria y el legado de su "esposo", drogadicto y por ende desechable para una sociedad en donde quién no produce no sirve. Por eso mismo, los primeros síntomas del embarazo psicológico que desencadena la crisis que sufre esta protagonista se dan en una escalera –símbolo de ascenso social– del local que alquila con la plata conseguida mediante su silencio y su no-accionar. Lo que permite atisbar la gran pregunta que proponen los hermanos esta vez: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a llegar para ingresar a un mejor nivel de vida?

Las virtudes con las que encaran esta problemática son comunes a sus películas anteriores La promesa, Rosetta, El hijo y El niño (salvo Rosetta, todas cubiertas por CINEISMO; ver links al pie) . A destacar, la distancia siempre prudente con que se acercan a sus personajes (en está ocasión, tratándose de una inmigrante venida de la otra Europa, deciden colocar la cámara unos metros más lejos, comunicando la incomprensión que les produce una persona de estas características), nunca juzgándolos ni sometiéndolos a caprichos; y, por otro lado, la fe depositada en la humanidad de los mismos y su capacidad para convertirse en héroes mediante acciones pequeñas pero de gran valor.

Una nueva película de un autor, para conformar una gran obra, debería mantener las constantes que lo definen y a la vez introducir variantes que produzcan crecimiento y progresión en una filmografía, en un todo. Pues bien, en El silencio de Lorna, los Dardenne se mantienen fieles a su cosmovisión a la vez que apuestan a cambios temáticos: indagan sobre las cuestiones inmigratorias, trabajan con una mujer adulta, madura y consciente de sus decisiones como protagonista (encarnada por Arta Dobroshi, una actriz que contagia fortaleza a la vez que vulnerabilidad); y también formales: un trabajo de cámara más estable, reflexivo y a la vez menos nervioso y urgente, sexo carnal e intenso, algunas notitas de música incidental sobre los títulos. Recursos, todos, que se adaptan perfectamente a la historia que deciden narrar. Así, vuelven a demostrar una vez más que en el mundo liberal, cínico y cruel en el que vivimos, el corazón todavía puede pesar más que un puñado de euros. (12)

CITAS:

1.- http://cinemarama.wordpress.com/2009/05/18/el-cine-de-los-hermanos-dardenne/

2.- http://www.septimovicio.com/world_cinema/26092008_belgica_cinema_el_silencio_de_lorna/

3.- http://www.eneccine.com/elsilenciodelorna/elsilenciodelorna01.doc

4.- AscanioCavallo "El silencio de Lorna", Revista del Sabado , 26/09/2009

5.-http://www.septimovicio.com/world_cinema/26092008_belgica_cinema_el_silencio_de_lorna/

6.- http://www.cuak.com/critica/el-silencio-de-lorna/

7.- http://www.cinencuentro.com/2008/05/20/cannes-2008-los-dardenne-dividen-la-critica-con-el-silencio-de-lorna/

8.- http://www.cinevivo.org/home/index.php?tpl=home_nota&idcontenido=2482

9.- http://www.semana.com/noticias-cultura/silencio-lorna/124869.aspx

10.- http://habiaunavezunachica.blogspot.com/2009/05/critica-el-silencio-de-lorna.html

11.- http://www.clarin.com/diario/2009/05/14/espectaculos/c-01301.htm

12.- http://www.cineismo.com/criticas/silencio-de-lorna-el.htm