FICHA TECNICA
Título: JULIO COMIENZA EN JULIO
Dirección: Silvio Caiozzi
Guión: Gustavo Frías
Dirección de Fotografía y Cámara: Nelson Fuentes
Producción Ejecutiva: Silvio Caiozzi / Alberto Célèry / Nelson Fuentes
Música Original y arreglos: Luis Advis
Formato: 35 mm color sepia
Duración:120
minutos
Año de Producción: 1979
Año de Producción: 1979
FICHA ARTISTICA
Felipe Rabat: Don Julio
Juan Cristobal Meza: Julito
Schlomit Baytelman: María
Ana González: Teresa
Luis Alarcón: Tío Alberto
José Manuel Salcedo: Maturana
Elsa Alarcón: Abuela
Jorge Alvarez: Cura Párroco
Rafael Benavente:Prior Franciscano
Tenyson Ferrada: Tío Aurelio
Delfina Guzmán: Viuda de Otaraiza
Gloria Münchmeyer: Josefina
Fritz Stein: Filiberto
Lucy Salgado: Alicia
Marion Soto: Sra. Alicia
Nissim Sharim: Médico
Jaime Vadell: Torres
Jorge Yañez: Merejo
José Manuel Salcedo: Maturana
Elsa Alarcón: Abuela
Jorge Alvarez: Cura Párroco
Rafael Benavente:Prior Franciscano
Tenyson Ferrada: Tío Aurelio
Delfina Guzmán: Viuda de Otaraiza
Gloria Münchmeyer: Josefina
Fritz Stein: Filiberto
Lucy Salgado: Alicia
Marion Soto: Sra. Alicia
Nissim Sharim: Médico
Jaime Vadell: Torres
Jorge Yañez: Merejo
La película se rodó en Pirque y Calera
de Tango (como extraña
coincidencia, la película comenzó a rodarse en julio de
1976).
Se contaba con un presupuesto muy reducido, por lo que actores
y técnicos
cobraron montos mínimos por participar en ella.
Fue filmada en formato 16 mm y
en blanco y negro, siendo
traspasada posteriormente a 35 mm y a formato sepia
en
laboratorios de Estados Unidos[i]
PREMIOS:
- Selección Quincena de Realizadores –
Festival Internacional de Cine de Cannes,
Francia
- Mejor Película Premio Colon de Oro,
- Mejor Película Premio Colon de Oro,
Festival de Cine Iberoamericano de
Huelva, España
- Mejor Película Premio de laCrítica,
- Mejor Película Premio de laCrítica,
Festival de Cine Iberoamericano de
Huelva, España
- Mejor Película Chilena,
- Mejor Película Chilena,
Festival de Cine UC , Chile
- Premio Encina, Grupo Cámara Chile
- Premio Encina, Grupo Cámara Chile
COMENTARIOS:
Hay películas que deben cargar con
el peso de la historia sin habérselo
propuesto concientemente, aunque no es posible pensar en una ingenuidad en este caso, tratándose del único largometraje realizado en un país que sufría una sequía productiva impuesta por las circunstancias del momento: los difíciles años setenta.
Este afamado filme de Silvio Caiozzi carga además con la responsabilidad
adicional de haber sido declarado "el mejor filme chileno" en una encuesta pública realizada hace algunos años. Es probable que no lo sea, ni tampoco el más popular, pero es muy significativo que los temas que aborda se adhieran con tanta precisión al momento en que fue filmado que casi hizo necesario que la acción se desarrollara en el pasado y en el campo, espacio mítico nacional por excelencia.
La historia del crecimiento de un
adolescente y la violenta toma de
conciencia de su lugar en el mundo, parecieran la alegoría de un Chile sometido a una dictadura que obligatoriamente impusiera una maduración acelerada, mediante coerciones y despotismo nada ilustrados. Afortunadamente Caiozzi, con la humildad del buen artesano, no se engolosina con esta lectura y se limita a ilustrar cuidadosamente la anécdota, enfatizando los aspectos formales al punto peligroso del esteticismo.
Dotado de gusto fotográfico, natural
en quien se formó profesionalmente
en esa disciplina y la ejerció en la publicidad, y de perspicacia en la dirección de actores, Caiozzi posee también una minuciosa mirada escenográfica, que en una película de época como esta es una virtud indispensable. Si a eso añadimos la prudente obediencia al guión tenemos todas las razones de un prestigio bien ganado. A pesar de las ramificaciones de la historia y de la abundancia de personajes, el relato se sostiene gracias a las sobrias actuaciones protagónicas y a la cuidadosa ambientación de una casa patronal de comienzos del siglo XX. En las escenas de conjunto, que no son pocas, el pulso narrativo se suele acelerar y la cámara comienza a jugar más de la cuenta, dejando a los personajes secundarios esbozados a brochazos gruesos, pero sin que esto haga perder el rumbo de la historia.
Pero el tiempo no pasa en vano, a
pesar de la válida permanencia de todo
el conjunto. Por aquí y por allá el cineasta parece desconfiar de sus personajes y su mundo, e interviene para explicitar lo que debía sólo sugerir, problema de generosa presencia en nuestro cine e índice de un proceso de maduración paulatina. Al imponerse la esmerada forma sobre las vivencias auténticas del relato, éste no nos convoca a hacerlo parte de nuestro fuero íntimo, impidiendo así la profundidad que el ambicioso tema exigía. La escena final recurre al énfasis de montaje para conmovernos con algo que el guión no pareció preparar con suficiente rigor. Signos quizás de la precariedad de la época en que la película se filmó. O tal vez la expresión de una búsqueda identitaria aun incompleta.
De hecho tres elementos principales
explican que Julio comienza
en Julio siga ocupando un lugar de privilegio en nuestro imaginario cultural.
A saber: la ambientación en el mundo
campesino. Hoy seremos todo lo
urbanos y tecnológicos que queramos, pero sabemos perfectamente que nuestro origen como nación viene de una larga tradición agraria y de sus rigores, misterios y rituales. No es la única película que ha ocupado tal escenario, pero lo ha hecho mejor que las demás y en el oportuno momento en que la vida urbana tenía mucho de pesadilla cotidiana.
Segundo: el motivo del padre
ausente. El gran señor y rajadiablos de
literaria matriz afonda su origen en un ordenamiento social tan odiado como funcional a la política de un país surgido más de las disciplinas masculinas que de las abundancias naturales. Después de todo el país se lo han construido a pulso un montón de huachos desobedientes o de ordenados hijos de sus privilegios. Nada muy espontáneo ni muy emocionalmente satisfactorio. Don Julio, el dictador y Ricardo Lagos son parte de nuestra tradición.
Esto nos lleva al tercer elemento:
el sexual. Julito al enamorarse de la
prostituta corre el riesgo de poner en jaque el orden distanciado entre las cosas y las emociones. Sólo aprovechándose de lo heredable es que podrá obtener satisfacción plena, no enamorándose del objeto de sus deseos. Así podemos reconocer el ordenamiento familiar de la nación, como el de una castración emocional, pero funcional en términos políticos y económicos. Desgraciadamente es el tema menos explorado en la película, en parte por la actriz que interpreta a la prostituta, carente del componente mestizo que la habrían hecho más real y que nos habrían recordado que como país fuimos concebidos detrás de la puerta oficial de todas las instituciones occidentales. Los personajes femeninos de la película al carecer de la fuerza y el relieve necesarios no ponen en verdadero peligro nada del mundo de los Julios y reduce el relato a una mera escaramuza adolescente, perfectamente cerrada sobre sí misma.
Pero hay que reconocer que la
cercanía a los grandes temas
fundamentales de nuestra identidad y de nuestras circunstancias políticas fue una brillante intuición que pocas veces el cine chileno ha tenido, que puede ser la razón misma de su importancia histórica y de la elección que el público ha hecho de ella.[ii] |
Caiozzi, director y productor de cine y televisión, nació en Santiago el
3 de julio de 1944. Graduado como Bachelor of Arts in Communications
en el Columbia College de Chicago en 1967, ha desempeñado una prolífica
labor fílmica, al mismo tiempo que ha desempeñado cargos de importancia,
entre ellos, Presidente de la Asociación de Productores de Cine y TV de Chile
en los años 1989, 1990, 1996, 1997 y 2000; miembro del Consejo Nacional de
Televisión de 1992-1994. También ha participado como jurado en diversos
festivales de cine como por ejemplo el Festival Internacional de Cine
de Huelva, España (1980), el Festival Internacional de Trieste, Italia
(1991), y el Festival Internacional de La Habana, Cuba (1994).
3 de julio de 1944. Graduado como Bachelor of Arts in Communications
en el Columbia College de Chicago en 1967, ha desempeñado una prolífica
labor fílmica, al mismo tiempo que ha desempeñado cargos de importancia,
entre ellos, Presidente de la Asociación de Productores de Cine y TV de Chile
en los años 1989, 1990, 1996, 1997 y 2000; miembro del Consejo Nacional de
Televisión de 1992-1994. También ha participado como jurado en diversos
festivales de cine como por ejemplo el Festival Internacional de Cine
de Huelva, España (1980), el Festival Internacional de Trieste, Italia
(1991), y el Festival Internacional de La Habana, Cuba (1994).
Fue
condecorado con la Orden Nacional al Mérito otorgada por el Presidente
de la República Francesa en 1997.
de la República Francesa en 1997.
Entre
sus películas destacan: Julio comienza en Julio (1979, largometraje),
La Luna en el Espejo (1990, largometraje), Fernando ha Vuelto
(1998, documental), Coronación (2000, largometraje) y Cachimba
(2004, largometraje).
La Luna en el Espejo (1990, largometraje), Fernando ha Vuelto
(1998, documental), Coronación (2000, largometraje) y Cachimba
(2004, largometraje).
Silvio
Caiozzi ha rodado varias películas basadas en textos literarios,
en 1976 estrenó Julio comienza en Julio, basada en una novela de Gustavo
Frías; en 1990 La luna en el espejo y en el 2000 Coronación, inspiradas
en narraciones de José Donoso. Consultado por su constante recurrencia
a textos literarios para la realización de sus películas señaló: "Admito mi
carencia frente a lo que es la literatura. No soy buen escritor y es por eso
que debo trabajar con un literato. Sé hacer funcionar a los personajes, pero
no cabe duda que no nací dramaturgo. Y porque no desprecio al dramaturgo,
sino al revés, lo valoro tremendamente, debo recurrir a él, porque creo
en la estructura dramática. Yo me siento limitado en ese campo y lo
reconozco, pero no pretendo cubrirlo" (Guzmán Errázuriz, Rosario. "Silvio
Caiozzi un hombre que hace lo que quiere", MasterClub, (47): 56, septiembre,
1990).[iii]
Silvio Caiozzi fue uno de los pocos cineastas pertenecientes al Nuevo Cine
chileno, junto con Carlos Flores, que no se exilió luego del golpe de Estado
de 1973, y casi el único que estrenó en los difíciles primeros años de la dictadura.
Habiendo iniciado su carrera como director de fotografía (cargo que ocupó
en Nadie dijo nada y Palomita Blanca de Raul Ruiz), estrenó su primer
largometraje en el difícil año de 1974, en codirección con Pablo Perelman,
A la sombra del sol. Dedicado principalmente a la publicidad, Caiozzi
encara en 1976 la filmación de Julio Comienza en Julio, que logrará
estrenar sólo en 1979. La historia gira en torno a la relación entre un
adolescente y una prostituta, ambientado en un fondo histórico en donde
se advierte una crítica social a la realidad del latifundio y su cultura de
dominación social. El gran esfuerzo de ambientación escénica, que
caracterizarán al cine de Caiozzi, fue recompensado con gran asistencia
de público y algunos reconocimientos internacionales como el primer
premio en el Festival Iberoamericano de Huelva de 1979 y su inclusión
en la Quincena de Realizadores de Cannes del mismo año. En 1999
fue elegida como "mejor película del siglo" en Chile, luego de una votación
organizada en la ciudad de Santiago (iv)
en 1976 estrenó Julio comienza en Julio, basada en una novela de Gustavo
Frías; en 1990 La luna en el espejo y en el 2000 Coronación, inspiradas
en narraciones de José Donoso. Consultado por su constante recurrencia
a textos literarios para la realización de sus películas señaló: "Admito mi
carencia frente a lo que es la literatura. No soy buen escritor y es por eso
que debo trabajar con un literato. Sé hacer funcionar a los personajes, pero
no cabe duda que no nací dramaturgo. Y porque no desprecio al dramaturgo,
sino al revés, lo valoro tremendamente, debo recurrir a él, porque creo
en la estructura dramática. Yo me siento limitado en ese campo y lo
reconozco, pero no pretendo cubrirlo" (Guzmán Errázuriz, Rosario. "Silvio
Caiozzi un hombre que hace lo que quiere", MasterClub, (47): 56, septiembre,
1990).[iii]
Silvio Caiozzi fue uno de los pocos cineastas pertenecientes al Nuevo Cine
chileno, junto con Carlos Flores, que no se exilió luego del golpe de Estado
de 1973, y casi el único que estrenó en los difíciles primeros años de la dictadura.
Habiendo iniciado su carrera como director de fotografía (cargo que ocupó
en Nadie dijo nada y Palomita Blanca de Raul Ruiz), estrenó su primer
largometraje en el difícil año de 1974, en codirección con Pablo Perelman,
A la sombra del sol. Dedicado principalmente a la publicidad, Caiozzi
encara en 1976 la filmación de Julio Comienza en Julio, que logrará
estrenar sólo en 1979. La historia gira en torno a la relación entre un
adolescente y una prostituta, ambientado en un fondo histórico en donde
se advierte una crítica social a la realidad del latifundio y su cultura de
dominación social. El gran esfuerzo de ambientación escénica, que
caracterizarán al cine de Caiozzi, fue recompensado con gran asistencia
de público y algunos reconocimientos internacionales como el primer
premio en el Festival Iberoamericano de Huelva de 1979 y su inclusión
en la Quincena de Realizadores de Cannes del mismo año. En 1999
fue elegida como "mejor película del siglo" en Chile, luego de una votación
organizada en la ciudad de Santiago (iv)
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